XXV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Introducción a la semana
En las primeras lecturas volvemos al Antiguo Testamento. En concreto a libros
sapienciales. A Proverbios y Eclesiastés. Libros no esencialmente religiosos, que
buscan el modo de bien vivir. La primera y elemental “sabiduría” queda reflejada
en proverbios. Así se recoge en el libro de ese nombre. El autor del Eclesiastés
se manifiesta desorientado por situaciones que no entiende, como la prosperidad
de los malos y el fracaso de los buenos. De ahí viene a deducir que todo es
vanidad. Pero en fin, humilde, cree que no tiene que pedir cuentas a Dios. Que
Él sabrá por qué las cosas son así.
Los textos evangélicos de san Lucas exponen enseñanzas y episodios muy
diversos en la vida de Jesús. Desde valorar más escuchar la palabra de Dios y
ponerla en práctica que los lazos de sangre, incluidos la maternidad, hasta la
necesidad que tienen los apóstoles de manifestar lo aprendido, no guardárselo
para sí. Y así los envía a proclamar el Reino de Dios. Todo ello ante la pregunta
de cercanos y lejanos sobre quién es él. El reconocimiento de su autoridad, de la
grandeza de su enseñanza y de sus hechos sorprendentes no van a evitar la
persecución. ¡Que los apóstoles tomen buena nota de ello!
Con permiso de dominicos.org