XXV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
El Evangelio es un Grito de Libertad e Igualdad .
El Concilio Vaticano II nos devolvió la carta de San Pablo a Filemón. Como
no se encontraba en la liturgia católica durante el año, la Comunidad
Católica, en la práctica por falta de lectura asidua de la Biblia, la
desconocía. Sin embargo, esta carta de Pablo bellísima por su lenguaje,
profunda en su contenido, es un documento sumamente valioso para probar
la dimensión social política del Evangelio de Jesús .
El tema de fondo de la carta es el de la esclavitud , aceptada por la sociedad
pagana en sus propias leyes del Imperio romano. Pero, dichas leyes se
hallaban en abierta contradicción con el Mensaje de Jesús. Pablo encara
este problema, en forma ejemplar, para esclarecer la relación Iglesia y
Estado, Iglesia y partidos políticos, comunidad cristiana y comunidad civil.
En esta corta carta en extensión y con profundo contenido doctrinal, socio
político, en clave cristiana, nos encontramos con tres actores, Pablo,
Onésimo y Filemón. Pablo es el apóstol, es el que anuncia el Evangelio y va
formando la mentalidad de la Comunidad cristiana enseñándole como
encarar la construcción y la vida de la sociedad humana. Filemón es un
pudiente cristiano, y Onésimo un cristiano esclavo en situación de suma
marginalidad. Onésimo porque había huido de la casa de Filemón, es decir,
estaba en falta según la ley imperial con su dueño según las leyes
relacionadas con la esclavitud legal. Leyes en contradicción abierta con el
Evangelio de Jesús que tanto Filemón, el patrón y Onésimo, el esclavo
obrero, habían aceptado al optar por la Fe cristiana como estilo de vida
personal y social político.
Pablo, el apóstol no resuelve directamente el problema, se limita a exponer
con maestría insuperable los principios cristianos de los que Filemón deberá
sacar las consecuencias en su relación con su esclavo Onésimo, y a su vez
si bien tenía razónes para que Onésimo siguiera prófugo , se comunica con
Filemón para que obre conforme a su conciencia cristiana. Porque ya
Filemón como creyente en Jesucristo y su Evangelio no podía considerarlo a
Onésimo su esclavo, sino su hermano en Jesucristo . Esta actitud pastoral de
Pablo la podamos considerar como una poderosa herramienta que rompe
un primer eslabón de la pesada cadena de la esclavitud romana.
Simplemente y con cálida fraternidad le recuerda a Filemón que el
Evangelio que profesa le enseña que todo hombre es su hermano . Por lo
tanto, ya no hay más esclavos y libres entre los que profesan una misma
Fe, entre los seguidores de Jesús. Entre los cristianos ha de reinar en forma
absoluta la igualdad de hijos de Dios y por lo tanto las relaciones humanas
serán fraternas como un sello de identidad cristiana
LE PIDE COHERENCIA ENTRE SU FE CRISTIANA Y SU VIDA
CIUDADANA. Esta coherencia práctica entre Fe y Vida que Pablo enseña
a Filemón, la proyectó a la vida de la Comunidad Cristiana. Así lo confirma
la historia aún la escrita por historiadores contemporáneos paganos. Veían
en el comportamiento ciudadano de los romanos cristianos un nuevo estilo
de vida ciudadana . La esclavitud jurídica romana llegó a abolirse en el
mismo imperio romano por Ley, a medida que las Comunidades
Cristianas romanas en sus propias familias no distinguían al esclavo
del libre conforme al magisterio apostólico enseñante que entre los
cristianos todos son uno en Cristo Jesús ( Cfr. Gálatas 3,28 ) No basta
decirse cristiano hay que mostrarlo en un mutuo comportamiento fraterno
en todos los niveles de las relaciones humanas. Es el desafío que Argentina
presenta a las Comunidades Cristianas. Argentina necesita recuperar
relaciones humanas fraternas y no fratricidas, relaciones políticas no
dominadoras sino servidoras, mutuamente justas y solidarias entre
empleadores y empleados, respetuosas entre educadores y educandos,
cariñosamente amorosas entre padres e hijos. El primer objetivo de la
misión de las Comunidades Cristianas es dar testimonio de fraternidad
porque Dios es su Padre y Jesús su hermano mayor y el Espíritu Santo es
vínculo de AMOR.
Miguel Esteban Hesayne