Lectio Divina: XXVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
Detrás del sí y detrás del no
LA PALABRA HOY: Ezequiel 18,25-28; Salmo 24; Filipenses 2,1-11; Mateo 21, 28-
32
Ambientación: Biblia con un cirio, frase: tú eres el Dios que nos salva
Cantos sugeridos: Tu Palabra me da vida; Padre me pongo en tus manos
Ambientación
Las lecturas de este domingo nos invitan a meditar sobre la responsabilidad
personal ante la llamada de Dios. No basta obedecer sólo de palabra, hay que
cumplir la voluntad de Dios. Nuestro modelo es Cristo: obediente al Padre hasta las
últimas consecuencias.
Oración inicial
Señor, me presento ante Ti,
en primer lugar para darte gracias.
Tu Palabra Eterna, me refleja mi vida
como un espejo.
Y es aquí donde me veo: reflejado en tu Palabra.
Muchas veces soy como aquel hijo que dijo sí,
pero no fue. Y esto me duele internamente.
Ayúdame Señor a salir de los formalismos
cuando sean fingimiento de la verdad.
Ayúdame a ser sincero conmigo mismo y
con los demás.
También, en momentos soy como el otro hijo,
que dijo que no pero luego fue a la viña.
Quiero que me des la actitud sana y correcta
de responderte con toda libertad
que sí quiero hacer tu voluntad,
tanto expresándotela como haciéndola
verdaderamente. Amén
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Mateo 21,28-32
Motivación: El Reino pide conversión de la persona. Sólo mediante la conversión
se puede acceder al Reino que Jesús trae y predica. Quienes no están dispuestos a
convertirse están bebiendo su propia perdición. Pero quizás aquéllos de quienes
menos se podría esperar, pueden llevarnos la delantera por haberse convertido
antes. Escuchemos.
Forma de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿A quiénes dirige Jesús esta parábola? ¿Por qué razón? (Leer los versículos
anteriores)
En la parábola aparecen dos preguntas. ¿Qué quiere saber Jesús en cada caso?
¿Cómo actúan los hijos de los que habla la parábola?
¿Quiénes tienen prioridad para entrar en el Reino de Dios? ¿Por qué razón?
Otros textos bíblicos para confrontar: Ezequiel 18, 25-28 .
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Siempre estamos a tiempo de reconocer nuestros errores y de
emprender el camino de la vida, el camino que nos conduce a Dios. Y Dios no se
cansa de esperar. La invitación del padre para ir a trabajar a su viña nos mueve a
meditar sobre nuestra respuesta personal y comunitaria.
¿Qué significa en mi vida cumplir la voluntad del Padre?
¿Cuáles son las cosas en las que me cuesta más cumplir la voluntad de Dios?
¿Mi vida es coherente con la fe que proclamo de palabra?
Cuando entiendo que hay un llamado del Señor y de la Iglesia, ¿cómo respondo?
¿Digo sí inmediatamente? Y luego… ¿las circunstancias me hacen no responder
verdaderamente?
¿Quiénes tendrían hoy preferencia para entrar en el Reino de Dios?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Una vez más, el Señor nos invita a seguir el camino de la salvación, a
convertirnos, a ser coherentes y testimoniar ante el mundo con nuestra vida que
merece la pena creer en su promesa. Por ello le damos gracias y juntos le pedimos
que nos dé fuerza para trabajar en su viña siguiendo el ejemplo de su Hijo Jesús.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias
o la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este
doming o (Salmo 24).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Inspirándose en la “Regla de perfección” del capuchino Benito de
Canfield (París, Chastellain 1609), el padre Vicente demuestra cómo la conformidad
con la voluntad de Dios contiene todas las demás virtudes. Refiriéndose al Padre
nuestro dice a los misioneros:
Nuestro Señor ha puesto estas palabras en la oración de cada día, es porque quiere
que todos los días le pidamos la gracia de cumplir su voluntad en la tierra lo mismo
que se cumple en el cielo, incesante y perfectamente, con una conformidad sencilla
e invariable con la voluntad de nuestro Señor. Así pues, pidámosle con frecuencia
que nos haga conformes con todo lo que él quiera y ordene de nosotros; y éste
será un buen medio para obtener la gracia de practicar este santo ejercicio. (XI,
454)
Compromiso:
María, primera discípula, nos enseña lo mismo que su Hijo: pronunciar
un “sí” firme, fuerte, y luego mantenerlo con coherencia por toda la
vida. Recemos un rosario pidiendo a nuestra Madre el don de la
fidelidad.
Oración final
Señor Jesús,
danos la gracia de que conociendo
lo que Tú quieres y esperas de nosotros,
nos ayudes a hacer vida lo que nos pides,
y dejarnos iluminar por tu Palabra,
y así podamos asumir con actitudes y gestos concretos,
aquello que Tú viviste y lo que nos has enseñado,
para que seamos un reflejo vivo y creíble
de tu Palabra, haciéndola vida,
manifestándola con nuestra manera
de ser y de actuar.
Haz, Señor, que nuestro seguimiento,
sea una continua identificación y configuración contigo,
respondiendo positivamente a lo que nos pides,
viviendo como Tú,
asumiendo tus actitudes,
teniendo tus mismos sentimientos,
diciéndote siempre: SÍ
a todo lo que nos pides
y quieres de nosotros.
Que así sea.
Con permiso de somos.vicencianos.org