Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 28
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Señor preparará un festín, y enjugará las lágrimas de
todos los rostros * Habitaré en la casa del Señor por años sin término. * Todo lo
puedo en aquel que me conforta * A todos los que encontréis, convidadlos a la
boda
Textos para este día:
Isaías 25,6-10a:
Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este
monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares
enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos
los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para
siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de
su pueblo lo alejará de todo el país. -Lo ha dicho el Señor-.
Aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara;
celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este
monte."
Salmo 22:
El Señor es mi pastor, nada me falta: / en verdes praderas me hace recostar; / me
conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre. / Aunque camine por
cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo: / tu vara y tu cayado me
sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con
perfume, / y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida, / y habitaré
en la casa del Señor / por años sin término. R.
Filipenses 4,12-14.19-20:
Hermanos: Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo:
la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que
me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación. En pago, mi
Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su
espléndida riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de
los siglos. Amén.
Mateo 22,1-14:
En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los
sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "El reino de los cielos se
parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que
avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar
criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he
matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda."
Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus
negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta
matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con
aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a
los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la
boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que
encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.
[Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no
llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin
vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los
camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí
será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y
pocos los escogidos."]
Homilía
Temas de las lecturas: El Señor preparará un festín, y enjugará las lágrimas de
todos los rostros * Habitaré en la casa del Señor por años sin término. * Todo lo
puedo en aquel que me conforta * A todos los que encontréis, convidadlos a la
boda
1. El Banquete
1.1 Para la mayoría de nosotros comer es mucho más que saciar una necesidad. Es
un acto social, un tiempo de descanso, la ocasión de disfrutar algo placentero,
entre otras cosas. Esto es aún más cierto en el modo típico y fastuoso de los
proverbiales banquetes de Oriente, con su música, bebidas y danzas. Y tal es la
imagen dominante de las lecturas de este domingo.
1.2 Si ahondamos en este símbolo descubrimos que el banquete es la transición
entre el deber y la fiesta, entre la tarea y el descanso, entre lo que hay que hacer y
lo que a uno le gusta hacer, entre el trabajo y al celebración. Sobre todo esa
palabra es importante, porque la olvidamos fácilmente: para saber creer hay que
saber celebrar.
2. Un banquete lleno de luz
2.1 Una expresión nos llama la atención en la primera lectura: el día del banquete
es el día de las revelaciones; es el día en que se arranca "el velo que cubre el rostro
de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones."
2.2 Nosotros no asociaríamos espontáneamente comer y recibir una luz o
revelación especial. La cosa suena más razonable en el contexto de los banquetes
de los reyes. Mucha gente nunca podía ver al rey, o sólo lo veía de muy lejos. Un
banquete era la ocasión única de ver el rostro del rey, que quedaba grabado en la
memoria como un tesoro, pues la época no tenía ni muchos retratos fiables ni
cámaras de fotografía.
2.3 Dios se revela en su banquete. Es el rey que hemos estado esperando, el que
siempre hemos querido contemplar. Verlo a él, saciarnos en su belleza, saber que
es verdad todo lo que nos prometió: todo ello es más valioso y delicioso que los
mismos alimentos y bebidas. Y sin embargo, el banquete es todo eso a la vez.
3. No todos querían ir al banquete
3.1 El evangelio toma la misma idea con una variante: por razones que al principio
se nos escapan los invitados no están interesados en ir a ese banquete, a pesar el
banquete del rey. ¿Suena absurdo, no? Pero no es menos absurdo que nuestra
negativa a acoger el amor de Dios que invita. Además, las excusas de los invitados
indican que ellos estaban muy satisfechos con lo que tenían, y ese es el problema:
la gente satisfecha ya no tiene apetito para comer. La conclusión es que el llamado
al Reino, o sea, el llamado al Banquete, requiere que la gente tenga hambre, que
sienta necesidad, que esté insatisfecha.
3.2 Luego está el detalle, probablemente agregado posteriormente, del que entró
sin traje de fiesta. También esto suena absurdo, pero debe recordarse que la
indumentaria era parte sobreentendida de la invitación, o como algunos
comentaristas indican, era provista muchas veces por el mismo anfitrión. Aún otra
interpretación es que el "vestido de bodas" era sencillamente "el mejor vestido," o
sea, no la ropa de labor o ropa ordinaria. Cada una de estas interpretaciones
conduce a enseñanzas alegóricas útiles, por ejemplo, que si Dios nos invita a él
iremos no de cualquier manera, sino con lo mejor de nuestro corazón o lo más puro
y brillante de nuestra fe.