Lectio Divina: XXX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
El mandamiento más importante
LA PALABRA HOY: Éxodo 22, 21-27; Salmo 17; 1 Tesalonicenses 1,5-10; Mateo
22,34-40
Ambientación: Una cruz, adornada con flores; frase: Este es el amor más grande
Cantos sugeridos: Como el Padre me amó; Un mandamiento nuevo
Ambientación
Amar a Dios y amar al prójimo: con el mismo corazón se debe amar a Dios y a
todos los seres humanos. El amor es la clave de toda la escritura; el amor lo unifica
todo. Que en este vivir en el amor a Dios y a los más necesitados seamos modelo
para todos los creyentes y para cuantos nos rodean.
Oración inicial
Permítenos, oh Padre amoroso,
comprender y practicar la ley del amor.
Derrama tu espíritu de vida
y renueva nuestro empobrecido corazón:
que podamos comprender tu ley,
más allá de nuestra mezquina conveniencia;
que podamos practicarla,
más allá de nuestra distinción de personas;
que encontremos en cada hermano
tu imagen y tu gloria.
Para poder amarte en ellos,
servirte en ellos,
caminar contigo mientras caminamos a su lado.
Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo,
en quien tenemos cumplido el amor
y que vive y reina glorioso por los siglos.
Amén.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Mateo 22,34-40
Motivación: Quien ama de verdad está libre de toda ley; quien ama de verdad no
puede sino buscar el bien de quienes tiene junto a ellos y, por eso, no necesita ya
de leyes que le vayan diciendo cómo actuar. Quien cumple lo determinado por la
ley, si no sabe amar, va a ser “persona a medias”. Escuchemos.
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Quiénes se acercan a Jesús? ¿Con qué intención?
¿Qué le pregunta el maestro de la ley a Jesús?
¿Cómo le responde Jesús?
¿Qué mandamiento les propone seguidamente?
¿Qué significado tienen las últimas palabras de Jesús?
Otros textos bíblicos para confrontar: Marcos 12, 28-34; Oseas 6,6;
Romanos 13, 1-9; Gálatas 5, 14; Santiago 2,8; 1Juan 4,20 .
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: El amor es propuesto como la clave de nuestra relación con Dios y con
nuestro prójimo. Ambas expresiones del amor son diferentes, pero están
inseparablemente unidas. Reflexionemos sobre la novedad que significa este
mandamiento en nuestra sociedad y en nuestras vidas.
Amarás a Señor tu Dios… ¿Qué significa en tu día a día amar a Dios con todo el
corazón?
¿Realmente todo en tu vida se ordena desde la práctica de este primer
mandamiento?
Amarás al prójimo… En un mundo de tantas injusticias y diferencias, ¿cómo
manifiesto mi amor a los más débiles y desprotegidos?
Como a ti mismo. ¿Cómo cuidas tus proyectos personales, tu salud, tu propia
felicidad? ¿Soy consciente que si no me amo, no podré amar nunca bien a mi
prójimo?
¿Qué características tendría una sociedad construida sobre los pilares del amor a
Dios y al prójimo?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Jesús es el mejor modelo de amor a Dios y a la humanidad. Obediente
al Padre y comprometido con la salvación de todos los seres humanos, lleva su
amor hasta las últimas consecuencias muriendo en la cruz. Pidámosle que nos
enseñe amar, que nos muestre el camino que conduce al amor perfecto a Dios y a
los hermanos.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias
o la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este
doming o (Salmo 17).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente hablando sobre el amor a Dios expresa las cualidades del
verdadero amor:
“Amar a alguien, propiamente hablando, es querer su bien. Según esto, amar a
nuestro Señor es querer que su nombre sea conocido y manifestado a todo el
mundo, que reine en la tierra, que se haga su voluntad en la tierra como en el
cielo.
Pues bien, hay que señalar que el amor se divide en afectivo y efectivo. El amor
afectivo es cierta efusión del amante en el amado, o bien una complacencia y
cariño que se tiene por la cosa que se ama, como el padre a su hijo, etcétera. Y el
amor efectivo consiste en hacer las cosas que la persona amada manda o desea; de
este amor es del que habla nuestro Señor…
La señal de este amor, el efecto o el sello de este amor, hermanos míos, es lo que
dice nuestro Señor, que los que le aman cumplirán su palabra.” (XI, 736)
Compromiso:
Pensar en una acción concreta para realizar en la semana donde
exprese mi amor a Dios y al prójimo.
En nuestro grupo, comunidad: testimoniar a través de nuestro quehacer
pastoral el gran amor que Dios nos tiene.
Oración final
Te damos gracias, Padre,
porque Jesús nos resume tu ley en un solo mandamiento, centrado en el amor a ti
y al prójimo. Gracias también porque tu Espíritu nos permite amarte como hijos y
abrirnos al hermano, completando el círculo del amor en Cristo.
Te reconocemos, Señor, como nuestro verdadero y único Dios a quien debemos
amar y servir con todo el ser, alma y corazón. Ayúdanos, Señor, a abandonar los
ídolos de nuestro egoísmo para centrarnos en el mandamiento principal y primero,
porque amarte a ti y al prójimo es cumplir tu ley enteramente. Amén.
Con permiso de somos.vicencianos.org