Pautas para la homilía
XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A.
Es el Señor quien lo ha hecho
“Escuchad”.
El auditorio es concreto y preciso: los poderes religiosos (sumos sacerdotes) y los
poderes políticos (los senadores) de Israel. Hoy ese auditorio es distinto y, al
mismo tiempo, parecido. Son los sistemas económicos y financieros, las luchas por
el poder político, o las dictaduras de las ideologías, las que imponen los caminos y
hasta los valores. Las tres tienen las mismas cartas credenciales: la ambición, la
mentira, la falsa justificación y la corrupción. Ambición y corrupción se dan la mano
en la actitud de los viñadores homicidas.Todo ello es fuente de procesos
deshumanizantes que abren heridas en tantos rostros humanos: la pobreza, las
injusticias, las marginaciones…. Presencias del dolor y del sufrimiento, causados por
los poderosos de turno… La persona humana no cuenta, se convierte en un objeto
sin valor ante las ambiciones de otros. Los viñadores homicidas son la presencia de
toda ambición y codicia: se quieren quedar con la viña, con aquello que no les
pertenece. Y lo hacen de un modo cruel: maltrataron, apedrearon, mataron.
1. La solicitud paciente y amorosa de Dios “a pesar de”.
San Mateo utiliza cinco verbos para mostrar la solicitud paciente y amorosa de Dios
por su viña, por su creación y sus criaturas: plantó, rodeó, cavó, construyó,
arrendó. ¿Qué más pude hacer por mi viña? Dios no abandona la obra de sus
manos. “A pesar del” rechazo continúa amando a su vi￱a y envía a otros
mensajeros; “a pesar” de la oposición a sus planes se hace presente en el
ministerio profético (“han matado a los profetas”, afirma Nehemías); “a pesar de”
rechazar la misión del Hijo, el Padre continúa manifestando su misericordia. Eso sí,
quitará el Reino de Dios a los ambiciosos, corruptos e injustos (sumos sacerdotes y
senadores), y lo pondrá en las manos de quienes se comprometan a asumir en la
vida su proyecto creacional y salvífico.
2. La negación de la propia identidad.
Los viñadores olvidan las señas de su propia identidad: son arrendatarios, no
dueños de la viña. Este es el drama más profundo de nuestra cultura actual. La
criatura ambiciona el papel de creador. Niega su identidad. Pablo VI lo afirmaba de
esta manera tan rotunda: “La religi￳n del Dios que se hace hombre está siendo
sustituida por la religi￳n del hombre que se hace Dios”. Es la tentaci￳n de origen:
“Seréis como dioses”. El progreso científico-técnico nos invita a creer que el hombre
se basta por sí mismo; no necesita a Dios. Pero esta criatura con ambiciones de
Creador, ¿ha solucionado la incógnita de la muerte?, ¿ha puesto fin al dolor y al
sufrimiento?, ¿ha desterrado para siempre la pobreza y las injusticias?, ¿ha roto las
cadenas de las esclavitudes modernas? Más bien, ha originado nuevos problemas,
incapaz de devolver la dignidad a todo ser humano.
3. La oposición a la novedad.
Los enviados por el amo de la viña son el símbolo de la novedad, de lo nuevo. Esa
gran novedad, aportada por Cristo Jesús, es el Reino de Dios. Los mandatarios de
Israel no aceptan que se desmonten sus posiciones y privilegios. Por eso rechazan
la novedad que aportan los enviados. ¿La reacción? El maltrato, el apedreamiento y
el homicidio. Los tres signos de muerte. Esa actitud nos habla de que algunos no
quieren la vida para todos, apoya las discriminaciones sociales, favorece las
exclusiones de los que no cuentan. Cerrarse a la novedad del Evangelio que aporta
y personifica Cristo Jesús equivale a abrir las puertas a todo tipo de manipulaciones
en detrimento de la dignidad de todos.
Los seguidores de Cristo y de su Evangelio estamos llamados a ser “sacramento” de
la solicitud amorosa del Padre; convocados a proclamar la dignidad de las criaturas
sin suplantar al Creador; receptores de una novedad que ilumina los senderos de la
humanidad. La Iglesia debe ser profecía encarnada del proyecto de Dios,
denunciando, sin paliativos, como lo hace la parábola, a los propagadores de
muerte y de exclusión. Sin Dios, toda injustita es posible.
Fr. Emilio Barcelón Maicas O.P.
Real Convento de Predicadores (Valencia)
Con permiso de: dominicos.org