XXX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Luis María Martínez Sanjuan, C.M.
El otro día me decía una mujer. ¡Cuánto me gusta esa frase de san Agustín! Ama y
haz lo que quieras. Aunque muchas cosas del evangelio no se aceptan, esta frase sí
que está de moda.
Según lo mires, le dije yo. Porque no se trata de un amor cualquiera. Hoy hay
muchos amores que se dicen amores que habría que llamarlos “egoísmo”.
Jesús lo dice claro: Amaos como yo os he amado. O sea, amad hasta las últimas
consecuencias. Practicad las bienaventuranzas. Poned a Dios por encima de las
riquezas y confiar totalmente en Él, y otras muchas más cosas del evangelio… Lo
demás es un amor a medias, o más tacaño todavía.
Yo comprendí algo de ese amor cuando mi padre se estaba muriendo, ya no servía
para nada y mi madre estaba totalmente pendiente de él. Y también cuando veo a
tantos cristianos que hacen lo que quieren, porque se entregan a quienes no tienen
nada, como en el caso de los Hermanos del ébola. En las familias y en la Iglesia se
vive mucho amor generoso.
Desde luego que sí. Y hay muchos que en voluntariados y en ONGs viven un amor
del bueno. A estos creo que Jesús les diría: No estáis lejos del Reino de los Cielos.
Bueno, ya vale por hoy. No olvides tampoco aquello: En esto conocerán que sois
discípulos míos…
Espero que mi abrazo de hoy responda a un amor-Amor del mejor, al estilo del
Suyo: Luis Mari
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)