Domingo XXXII Tiempo Ordinario Ciclo A Emilio Betancur cada semana.
EL TEMPLO ES LA COMUNIDAD.
En Juan la oposición de Jesús al templo es más vehemente que en los otros
evangelios por tratarse de las relaciones de la comunidad con el judaísmo oficial
después de la destrucción del templo de Jerusalén. Más que purificar al templo
por el comercio indebido, Juan quiere decir que el templo ya no es lugar de
encuentro de Dios con los hombres y éstos con Dios; ya no sirve para orar. Es
muy difícil un desarraigo total del templo; cuando Jesús llamó a los discípulos
éstos siguieron piadosamente frecuentando el templo incluso después de la
pascua. A Juan como a todos los creyentes nos interesa cambiar la imagen del
templo por el que ya ha sido reconstruido en Jesús. “los verdaderos adoradores
ya no necesitan el templo ni en Jerusalén, ni en otra parte, ya que pueden
adorar a Dios en cualquier lugar (Jn 4,23). El templo de Jerusalén había quedado
vacío antes de su destrucción, por las corrupciones del sistema sacerdotal del
judaísmo la mayor amenaza a su estructura religiosa y a cualquier otra religión,
incluso hoy. Ese fue uno de los sufrimientos del papa Benedicto XVI y del Papa
Francisco actualmente.
LA RELIGIÓN EQUIVOCADA.
El poeta Terencio cientos de a￱os atrás ha dicho: ”Tantum religio potuit suadere
malorum” (hasta que extremos de males puede conducir la religi￳n)” “Habéis
hecho un mercado de la casa de mi Padre”, confirm￳ Jesús. La religión no
dejada de mover grandes capitales en la economía mundial pero Juan va más
allá cuestionando la religiosidad contractual que intenta comprar el favor de Dios
o cambiar su voluntad mediante prácticas religiosas con dinero.
Los sacerdotes judíos hacían equivocar a los pobres ofreciéndoles bendiciones de
Dios a cambio de dinero. La versión medieval de este sistema la llamó Lutero
“Indulgencias”.
Para Jesús la casa de su Padre no puede ser un mercado. En los Sinópticos se
critican los abusos y la corrupción del sistema; para Juan el problema era el
sistema mismo como lo fue para Zacarías: “Los que vengan para ofrecer
sacrificios usarán los calderos pero para fritar en ellos, y ya no habrá
mercaderes en el templo del Se￱or, aquel día” (14,21). Desapareci￳ el
mercantilismo para que surgiera de nuevo la misericordia del Dios-Padre.
En la primera pascua, éxodo, Jesús sacó las ovejas, Israel, de los atrios
del templo. En la segunda pascua ya Jesús no va a Jerusalén dado que ya ha
roto con la institución; prefiere celebrarla en Galilea cerca al lago. Este fue el
contexto de la multiplicación de los panes y el discurso del pan de vida. Lo cierto
es que nadie pudo imaginarse hasta donde y como llegaría esta presencia
terminada con la destrucción del templo.
LA COMUNIDAD ES LA CASA DE DIOS.
Para Pablo fue evidente que Jesús era aquel en quien todo convergía desde el
principio. Según la carta a los Hebreos “el signo de la presencia de Dios en
medio de los hombres es Jesús mismo” y Pablo les comenta a los Corintios:
“Hermanos, ustedes son, individual o colectivamente, la casa que Dios edifica.
Yo, por mi parte, correspondiendo al don que Dios me ha concedido, como un
buen arquitecto, he puesto los cimientos; pero es otro quien construye sobre
ellos. Que cada uno se fije como va construyendo. Desde luego el único cimiento
válido es Jesucristo y nadie puede poner otro distinto. ¿No saben acaso
ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
Quien destruye el templo de Dios será destruido por Dios, porque el templo de
Dios es santo y ustedes son ese templo” (Segunda lectura)
El templo es la comunidad y la comunidad es el Señor. Cuando Pablo habla de
comunidad es el cuerpo del Señor Resucitado; por tanto la comunidad es el
templo, cuerpo del Señor. Con Razón no se reconstruyó el templo de
Jerusalén para que Jesús se mantenga en la comunidad como templo.
Padre Emilio Betancur Múnera