XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Javier Balda, C.M.
Dios nos regaló la vida para compartirla, para darla y entregarla en beneficio de
todos, para que todos participáramos de una misma felicidad, y ¿qué hacemos con
nuestra vida y con la vida de nuestros hermanos?
Dios creó la tierra y en ella plantó árboles y semillas y nos la entregó para que con
nuestro trabajo fructificara y todos nos alimentáramos, y ¿qué hemos hecho con
sus frutos? Dios nos creó a su imagen y semejanza, sembró semillas de amor en
nuestros corazones y nos dijo: “creced en amor, llenad la tierra de amor”, y ¿qué
hemos hecho para que fructifique dicho amor? Dios al amarnos, nos creó libres e
inteligentes para que, responsablemente, diéramos frutos de justicia y verdad, y
juntos construyéramos una comunidad de hijos y hermanos, y ¿cómo estamos
usando nuestra libertad y nuestra inteligencia? Cristo se encarnó y nos señaló el
camino de nuestra realización y de nuestro compromiso en la vida. Él sí supo dar
frutos de vida y amor y recibió la recompensa de su Padre.
Él, Cristo, nos regaló su palabra, semilla de Dios, sabiduría del Padre, para que,
aceptándola con gozo, fructificara en nosotros y gracias a nosotros, y ¿qué hemos
hecho con ella? Él, Cristo nos entregó sus sacramentos, fuentes de vida para
nuestras vidas, compromiso de vida para los demás, y ¿qué frutos de santificación
producen en nosotros? Dios, a lo largo de nuestra pequeña historia, no se ha
cansado de regalarnos sus dones y sus gracias, y ¿qué frutos estamos
produciendo?
Dios, como buen padre, seguirá confiando en nuestra responsabilidad de hijos. La
recompensa a nuestros esfuerzos, a nuestros compromisos, al trabajo diario, por
responder con gratitud y generosidad a su confianza, siempre será mayor que el
fruto producido. Pero ¡cuidado! No juegues con tu Padre-Dios. No reniegues de tu
Dios. No le niegues el fruto que espera y necesita de ti. El sudor de tu frente, los
callos de tus pies y manos y la entrega generosa de tu corazón abrirán las puertas
de la casa de tu Dios.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)