XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Solemnidad. Jesucristo, Rey del Universo
Javier Balda, C.M.
Jesús, cuanto más se rebaja, más es elevado; cuanto más se humilla, más es
enaltecido. Jesús cuando se hace pobre, nos hace ricos; cuando acepta la muerte,
nos regala vida. Jesús, aceptando ser el siervo de los siervos, nos libera de la
esclavitud y se convierte en nuestro Rey. El Dios que nació en un pesebre, el Dios
perseguido y humillado, el Dios que busca amigos entre los pobres y pecadores, el
Dios que se compadece y sana a los enfermos, el Dios que se postra ante el
hombre para lavarles los pies, el Dios traicionado y vendido, el Dios renegado y
abandonado a su suerte, el Dios coronado de espinas y crucificado como un
criminal, el Dios que perdona desde la cruz, el Dios de la Resurrección y la Vida,
éste es nuestro Rey.
Este es nuestro Cristo. Este es nuestro Rey. Este es nuestro Dios. El Dios de los
pobres y los humildes. El Dios de los que sufren, lloran y pasan hambre. El Dios de
los perseguidos, calumniados y encarcelados por defender la verdad y la justicia. El
Dios de los enfermos y abandonados. El Dios de los niños y de los que tiene limpio
el corazón. El Dios de los hombres que escuchan el grito de los que no tienen voz ni
voto y se ponen a su servicio por amor. Este es nuestro Dios. Este es nuestro Rey.
Este es nuestro Cristo. Este es nuestro Dios que nos asegura que todos somos hijos
de un mismo Padre, que todos somos hermanos entre hermanos, que todos
formamos la gran familia de Dios.
Este es nuestro Cristo. Este es nuestro Dios que implanta en el mundo el reino de la
verdad y la vida, el reino de la justicia y la paz, el reino de la amistad y el amor, el
reino de la fraternidad y la solidaridad.
Este es el Cristo que no quiere tanto tu voto como tu compromiso, que no busca tu
aplauso ni tu felicitación sino tu entrega a su causa. El que te quiere y te necesita
para que con tu esfuerzo y el suyo, con tu amor y su amor, con tu vida y la suya,
con tu muerte y su muerte, vayáis haciendo realidad la construcción del Reino de
Dios en medio de los hombres, garantía y esperanza de otro Reino, el Reino de los
Cielos. ¿Qué le respondes? El premio lo dice todo.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)