I Domingo de Adviento, Ciclo B
Padre Emilio Betancur Múnera
ATENTOS CON LA PAZ
La parábola comienza y termina con el mensaje de “vigilar y estar atentos”. Y es
aplicada a todos los que están dispuestos a “escuchar”; incluso éstos deben vigilar
“no se lo digo solo a ustedes sino que les digo a todos” “No vaya a suceder que
llegue de repente y los encuentre durmiendo” (Evangelio)
Uno de los símbolos de la espiritualidad es el sueño equivalente a la ignorancia y el
despertar a la iluminación. Lo que somos y quisiéramos ser es un sueño porque
todos queremos ser a la medida orgullosa nuestra. Solo despertamos cuando nos
distanciamos del famoso ego, Tomando conciencia de lo que somos y tenemos. Si
nos dedicáramos a vivir en presente nos daríamos cuenta de lo lejos que nos
mantiene el ego, egoísmo, de la vida real, del aquí y ahora. Hay que mantener una
atención una vigilancia a las realidades diarias de la vida; sin permitir que por
estar encerrados en el individualismo se nos vaya la vida.
Jesús ya había dicho todo lo esencial solo quería que ellos, los discípulos fueran
vigilantes y precavidos al no saber cuándo llegaría el momento final. Por lo mismo
de improviso la vigilancia tiene que ser activa y en todos los momentos para
esperar el regreso del dueño de la casa, no vaya a ocurrir que nos encuentre
dormidos. Marcos se está imaginando a todos los oyentes del evangelio entre
quienes los discípulos no están en una situación privilegiada.
NO HAY PAZ SIN CRUZ
La alerta es seguir a Jesús llevando nuestras cruces así todos los discípulos dejen a
Jesús incluidos los de nuestro tiempo. Mientras los discípulos hablan del saber,
Jesús les advierte sobre la vigilancia. Así Marcos sana con la cruz las incertidumbres
dramáticas por lo que puede ocurrir en el futuro
Para Marcos hay dos maneras de traicionar a Jesús en el camino de la pasión hacia
la cruz: creerse por ser discípulos a un grupo de iniciados en la fe que saben todo lo
que otros de afuera no conocen, es decir una secta; o los que pertenecen al grupo
de los que duermen sin esperar nada nuevo porque ya ellos lo han logrado todo, es
decir, el nivel no eclesial sino eclesiástico de la Iglesia quienes crecen a nombre del
evangelio. A unos y otros Jesús los invita a seguirlo en la cruz: Tomen su cruz y
síganme”.
Ante el misterio del fin los creyentes no tenemos una respuesta pero si una
palabra: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” A todos los creyentes nos ha
dejado Jesús la tarea de servir y vigilar como criados de confianza, al pueblo de
Dios que es la Iglesia. Nadie que ha esperado en el Señor ha quedado defraudado.
LA PAZ ES UN PARTO
En la segunda lectura Pablo habla de la atención a la venida del Señor; una
vigilancia atenta como la madre que espera su hijo. A nivel de historia de salvación
él piensa que la creaci￳n entera gime con dolores de parto” (Rom 8,22). Este es el
mejor anuncio para todo el adviento; particularmente el creyente puede contribuir
con su vida representada en el cuerpo, es decir con toda su corporeidad a la
gestación de un país, una ciudad, un barrio, un pueblo o una familia nueva. Lo más
importante no es secuestrar la paz como propiedad política, no quererla por
desquite o jugar con ella con insensatez, Lo que importa es que cada colombiano
descubra y sea fiel al papel que le corresponde en la reconstrucción de la paz. La
indiferencia por la paz es una versión actualizada y ampliada de violencia. ”Dormir”
significa también no estar atentos y vigilantes con la paz.
Hagamos nuestra, durante este adviento y en momentos de diálogos la paz, la
súplica del Salmo: “mira tu vi￱a y visítala; protege la cepa plantada por tu mano,
el renuevo que tú mismo cultivaste. Que tu diestra defienda al que elegiste, al
hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y
alabaremos tu misericordia (79).