Lectio Divina: I Domingo de Adviento, Ciclo B.
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
Vigilen, estén preparados
LA PALABRA HOY: Isaías 63, 16-17; 64,1.3-8; Salmo 79; 1 Corintios 1,3-9;
Marcos 13, 33-37
Ambientación: Corona de adviento, 1ª vela encendida; una biblia abierta y un
despertador
Cantos sugeridos: Ven, ven Señor no tardes; Consolad
Ambientación
Con el Adviento comenzamos un nuevo año Litúrgico, tiempo de preparación para
acoger la Palabra: en medio de la oscuridad del mundo, nacerá el Hijo de Dios, el
Mesías esperado por las gentes de limpio corazón.
Es tiempo de renovar la esperanza que vamos perdiendo a lo largo de nuestra vida,
hacernos fuertes y estar vigilantes para descubrir al Señor en las cosas pequeñas
de la vida diaria.
Oración inicial
Señor Jesús,
al comenzar a prepararnos para celebrar tu nacimiento,
nos invitas a estar preparados, vigilantes, atentos;
nos haces ver que tu segunda venida será de repente,
aunque sabemos que vendrás, no sabemos el día ni la hora,
de ahí, que nos exhortas a no dormirnos, a estar despiertos,
a vivir de tal manera que sea cuando sea tu venida,
Tú nos encuentres dispuestos y preparados.
Danos, Señor, en estos días de Adviento,
la gracia de ser sinceros y auténticos al mirar nuestra vida,
para que viendo cómo hemos vivido en este año que ya pasa,
tu Navidad nos ayude a retomar el camino hacia ti,
viviendo con más intensidad nuestra vida de fe,
en nuestra familia, en nuestros grupos,
en nuestra profesión y nuestros trabajos,
para que demos testimonio de ti con nuestra vida.
Que así sea.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Marcos 13, 33-37
Motivación: Iniciamos un nuevo ciclo de lecturas, el ciclo B, y durante el año
meditaremos preferentemente el evangelio de Marcos. El texto de hoy, a partir de
una comparación sacada de la vida cotidiana, invita a estar despiertos y atentos,
pues llegará sin avisar y quiere encontrarnos en pie haciendo nuestro trabajo.
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Cuál es la exhortación que dirige Jesús a los discípulos?
¿Por qué insiste en la función del portero? ¿Qué actitud debe tener el discípulo?
¿Cómo debe esperar?
¿Qué relación existe entre la actitud de vigilancia y el anuncio de la venida
inesperada del Hijo del hombre?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mateo 25,13; Lucas 12, 35-40 .
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Todo discípulo sabe que Cristo ya ha venido y vive a la espera de su
vuelta definitiva. Por eso celebramos anualmente la primera llegada y vamos
configurando nuestra vida como una constante espera. Por eso hoy las palabras de
Jesús, en las que nos promete su venida y nos pide que estemos vigilantes, vuelven
a sonar con fuerza.
Los cristianos afirmamos que Jesucristo ha venido, viene y vendrá. ¿Alimento mi
fe con esta certeza?
¿Qué debe cambiar en mi vida para vivir adecuadamente el adviento? ¿Por
dónde podría empezar?
¿Cómo espero la llegada del Señor? ¿Angustiado? ¿Pasivo? ¿Cómo se expresa en
nuestra vida esta esperanza?
En este tiempo de Adviento, es bueno mirar cuáles han sido mis prioridades, mis
objetivos, mis intereses, aquello que me ayudó, lo que me dificultó, lo que me
pudo haber lastimado o aquello en lo que yo lastimé a otros, de ahí, ¿cómo he
vivido este año?, ¿he crecido?¿Puedo decir que estoy más cerca de Dios y que
mi vida refleja y manifiesta el proyecto de amor del Padre.
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Dios es fiel y cumple su promesa. Jesús viene. Le esperamos
vigilantes, comprometidos en la transformación del mundo, y en oración.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias
o la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este
domingo.
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Vigilar, esperar… son actitudes de todo discípulo, a ellas se oponen la
rutina, la monotonía, el desánimo. A Antonio Fleury, sacerdote de la misión en
Saintes, San Vicente da una serie de recomendaciones que bien pueden servirnos
en este tiempo de preparación.
También podría venirle otra tentación por parte de usted mismo, a saber, cierto
aburrimiento de tener que hacer siempre las mismas cosas, o cierto desánimo por
no alcanzar mucho fruto. Pero el remedio para lo primero es pensar que solamente
la perseverancia es la que merece la corona y que sin ella todo está perdido; y para
lo segundo, tiene que convencerse que Dios pide únicamente de usted que eche las
redes en el mar, pero no que recoja usted peces, ya que le toca a él hacerles entrar
dentro de ella. Y no dude de que lo hará si, después de pescar toda la noche a
pesar de las dificultades de la empresa y del endurecimiento de los corazones,
dormidos casi todos ellos para las cosas de Dios, espera usted con paciencia a que
llegue el día, cuando los despierte el sol de justicia y su luz los ilumine y caliente. A
este trabajo y a esta paciencia hay que añadir la humildad, la oración y el buen
ejemplo; luego ya verá la gloria del Salvador y, en estos avisos, el verdadero afecto
que le tiene este su humilde servidor. (VII, 293)
Compromiso:
Personal: realizar durante este tiempo penitencial, un buen examen de
conciencia, a manera de revisión de todo lo que hemos vivido a lo largo
del año.
En nuestro grupo, familia, comunidad: favorecer las obras de caridad y
misericordia, que expresen que estamos en tiempo de espera.
Oración final
Bendito seas Señor Jesús, tú que vives por siempre,
porque durante tu corta ausencia confías en nosotros
y dejas en nuestras manos la inmensa tarea de un amor vigilante que no descansa
cuando hay tanto que hacer alrededor.
Esperamos tu venida con actitud alegre y activa, sin ansiedad estéril ni expectación
angustiosa.
Ayúdanos a unir productivamente la esperanza y el esfuerzo para acelerar el día
gozoso de la llegada de tu reino.
No permitas, Señor, que se enfríe nuestro corazón, para que al llegar nos
encuentres
con las manos en la tarea de amasar un mundo mejor
y el corazón ocupado en amar. Amén.
Con permiso de somos.vicencianos.org