Fiesta de la Sagrada Familia. Ciclo B
ALGO DIFERENTE ES POSIBLE
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / @emilioroz
La fiesta de la Sagrada Familia que celebramos el domingo siguiente a la Navidad tiene
el propósito de mostrarnos a un Jesús que vivió en medio de una sociedad normal, es
decir, como un hombre normal en medio de sus contemporáneos. Para sus conocidos era
uno mas, por ello que en los evangelios no encontremos detalles sobre esta etapa de su
vida, de hecho solo conocemos el Nacimiento, el destierro y su encuentro con los
Doctores de la Ley alrededor de sus 12 años, de allí pasamos al inicio de su ministerio
mesiánico.
Desde el inicio de la historia Dios la pensó - pensar, querer y obrar en Dios no se
diferencian – como historia que apunta a la salvación en el marco de una familia, la de
los patriarcas primero, la del pueblo elegido después y la de la comunidad cristiana a
final. Como hijos e hijas de Dios formamos parte de esta comunidad que nos hace
“parientes”, nos conforma como familia de Dios, pues si somos hijos suyos somos
hermanos entre nosotros.
En el medio de nuestras diferencias, enemistades, rivalidades, la humanidad toda
camina hacia la realización de la promesa divina, y es por eso que nos confronta con el
desafío que hay en nosotros: ser motores de una sociedad nueva, diferente, en la que
primen los valores y la fraternidad. Caminos de reconciliación, aunque lentos pero con
iniciativas, como el ocurrido recientemente entre dos grandes países separados por años
como Estados Unidos y Cuba, muestran que el diálogo es posible, que algo diferente
está surgiendo.
En el medio en el que nos movemos, en nuestro trabajo, centro de estudio, etc.,
podemos generar una nueva etapa de compromiso que nos lleve a fundar la familia que
Dios ha pensado para nosotros, en la que las diferencias sean el camino para sentarse a
dialogar y no un obstáculo difícil de sortear, y en la que adoptemos una actitud crítica y
constructiva para con aquellas necesidades que vemos en nuestros hermanos. Que este
tiempo de Navidad sea un incentivo para involucrarnos y comprometernos en a
realización del Reino que ya está en medio nuestro recostado en la pequeñez del pesebre
pero con la fuerza del grano de mostaza.-