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DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR JESÚS
(Año Impar. Ciclo B)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a. Is. 42, 1-4.6-7: Mirad a mi Siervo, a quien prefiero.
b.- Hch. 10, 34-38: Dios ungió con la fuerza del Espíritu Santo.
c.- Mc. 1,7-11: Tú eres mi Hijo amado, mi preferido.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven
Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra,
de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perd￳n Se￱or….
3.-Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que en bautismo de Cristo en el
Jordán quisiste revelar solemnemente que él era tu Hijo amado enviándole tu
Espíritu Santo: concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu
Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. Por nuestro Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto?
- “Y sucedi￳ que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue
bautizado por Juan en el Jordán” (Mc. 1,9).
El evangelista, nos presenta el Bautismo de Jesús, en forma escueta y austera:
Jesús viene de Nazaret de Galilea, para ser bautizado en el Jordán. Una vez
bautizado se abren los cielos, el Espíritu Santo baja de los cielos y se escucha la
voz del Padre, una declaración, que lo reconoce como el Hijo amado en quien se
complace (v.11). El perfil que nos presenta el evangelista, es nítido lo que revela
su identidad y su obra: las palabras proféticas de Juan (v.7), la presencia del
Espíritu (v.10), y las palabras reveladoras del Padre (v.11). Con el bautismo,
Jesús inicia su misión, con autoridad plena, la presencia y garantía del Espíritu, el
testimonio amoroso del Padre. El Bautista, había preparado al pueblo con una
predicación que invitaba a la purificación, penitencia por los pecados cometidos,
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suscita un movimiento espiritual de conversión. Es su tiempo que se cierra, para
dar paso a la novedad del evangelio, predicado por Aquel que es más fuerte que
él (v.7; cfr. Is. 9,6). La inmersión en las aguas del Jordán, son el espacio donde
los pecadores son acogidos y preparados para el encuentro con el Mesías. Es la
disposición interior de quienes buscan la salvación, un camino de santidad que
está por inaugurarse por Aquel, que es más fuerte y bautizará con Espíritu Santo.
Si Jesús trae consigo al Espíritu, es porque la historia está llegando a su plenitud.
Jesús viene desde Galilea, baja del norte de Nazaret a Galilea, es decir, de la
tierra de los paganos a un contacto más directo con los judíos. Jesús se acerca
al Bautista para ser bautizado. Toma la condición de un pecador, se hace pecado
(cfr. 2 Cor. 5, 21), aparece como un peregrino más del arrepentimiento, que
concretiza su gesto de arrepentimiento con el agua derramada y el compromiso
de cambiar de vida. Pero sucede lo extraordinario, el reconocimiento de su
verdadera identidad que vienen no de los hombres, sino de lo alto: la presencia
del Espíritu y la voz del Padre. Se oye la voz del cielo.
- “En cuanto sali￳ del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu,
en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos:
«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.» (vv. 10-11).
Se enfatiza lo humano, comparte la condición de pecador, pero al mismo tiempo,
se subraya su dimensión divina, condición única entre los profetas que ha
conocido el pueblo de Dios. Jesús es hombre y Dios, pecador e inocente por
nosotros. Lo humano y divino, se conjugan en forma admirable en Cristo Jesús. Al
recibir el Bautismo, se hace plenamente solidario con la humanidad pecadora, es
el “verdadero Hombre”, pero además reconocido como “verdadero Dios”, por el
Padre y el Espíritu Santo. El Padre proclama a Jesús, como su verdadero Hijo
amado, en quien se complace, con quien tiene pleno entendimiento. Es la
revelación de su condición divina, que más tarde el mismo Jesús confesará: “El
Padre y yo somos uno” (Jn.10, 30). Si el Padre lo reconoce como Hijo, la
presencia del Espíritu Santo, habla de su presencia en la vida de Jesús en forma
estable, ontológica, consustancial, definitiva. Esta presencia del Espíritu hace más
comprensible la identidad de Jesús, y consigue que el mundo de los hombres y el
de Dios, enemistados por el pecado, ahora puedan abrirse a la comunión, es el
abrirse de los cielos, para que descienda el Salvador y el hombre ascienda como
hijo de Dios. Pura gracia de Dios. Esto ayuda a comprender, como la Iglesia,
deberá también compartir su condición de pecadora, pero también, deberá ser
pura y santa desde lo interior de sí misma para luchar contra el pecado. La
inmersión de Cristo, en el mar de los pecados de la humanidad, es para redimirla
con su misterio pascual de muerte y resurrección. Lo mismo hace la Iglesia,
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cuando evangeliza en nombre de la Trinidad, lo hace para que nazca, en el
corazón de los hombres, el arrepentimiento y la conversión. La renovación
personal, eclesial y social, será una realidad, cuando cada cristiano asuma su
condición de bautizado. Ser hijo en el Hijo, darle en su vida, el primer puesto a
Jesús, por la experiencia que tiene del Padre y del Espíritu, es el más Fuerte, lo
que para nosotros es fundamental, porque arrimados a ÉL y con la presencia
amorosa de su Espíritu, daremos una respuesta más original en fidelidad a los
deseos del Padre.
b.- ¿Qué me dice? - ¿Qué le digo? - ¿A qué me comprometo?
- Juan Bautista, bautiza y mueve a los hombres hacia al desierto, el Jordán, a la
conversión, Jesús va a cumplir con el querer del Padre. Ambos viven para y por la
justicia del Padre.
- Si Jesús se bautiza, es para darle la oportunidad al Padre, de presentarlo como
el verdadero Siervo de Dios y Mesías esperado; Jesús reivindica su vocación de
Hijo de Dios y de Mesías. Se destaca la relación filial de Jesús con su Padre.
- Con Jesús comienza a actuar el Espíritu Santo, porque lo acompaña desde su
concepción en el seno de María, su palabra posee su unción y sus milagros, la
fuerza de su amor salvífico, que sana, libera al hombre de sus males: el pecado, la
enfermedad y la muerte.
- El Padre se complace en su Hijo, el Amado, se alegrará todavía más por los que
crean en Jesús, reproduzcan su imagen en el futuro. Los Santos, son la mejor
imagen en el cual el Padre encuentra el Rostro de su Amado Hijo.
- Otros testimonios…
5.- Momento de Agradecimiento y Contemplación:
a.- Salmo 28,1-4.9-10: El Señor bendice a su pueblo con la paz
- Hijos de Dios, aclamad al Señor,/ aclamad la gloria y el poder del Señor,/
aclamad la gloria del nombre del Señor, / postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
- La voz del Señor sobre las aguas,/ el Señor sobre las aguas torrenciales. / La
voz del Señor es potente, / la voz del Señor es magnífica.
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- El Dios de la gloria ha tronado. / El Señor descorteza las selvas. / En su templo
un grito unánime: ¡Gloria! / El Señor se sienta por encima del aguacero,/ el Señor
se sienta como rey eterno.
b.- Relectura bíblica que hace Isabel de la Trinidad de este pasaje
evangélico : Isabel de la Trinidad, carmelita francesa, con una mirada luminosa de
fe le permite contemplar el misterio trinitario, que habita el alma de sus pequeñas
sobrinas recién bautizadas. Se han convertido en templos del Amor divino e hijas
de Dios. Revestidas de Jesucristo y llamadas a ser conformes a ÉL, para ser
reconocidos por el Padre en el amor y en la herencia prometida por el Hijo. “Mis
queridas sobrinitas…vuestra tía os contempla a la luz de la fe, descubre en
vosotras una impronta de grandeza infinita porque Dios os tuvo presente en su
pensamiento desde la eternidad. Os predestinó a ser conformes con la imagen de
su Hijo Jesucristo (Rm. 8, 29), os revistió de ÉL en el santo Bautismo y, de este
modo os hizo a la vez, sus hijas y sus templos vivos (Col. 3, 9; Ef. 1, 4; 1 Cor. 3,
16)” (Cta. 220).
6.- Adoración y Alabanza: Te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre por darnos en tu Hijo, el Amado, al Mesías, y en el Espíritu tu
amor santificador, te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre, por el humilde testimonio de Juan Bautista, que bautiza al
Salvador, te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre por convertirnos en hijos tuyos en tu único Hijo, hermanos de
todos los hombres, te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre, desde todos los bautizados, hijos de la Iglesia, herederos de
la vida eterna, te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre, desde los enfermos, los matrimonios en crisis, los
encarcelados, los que gozan de sus vacaciones estos meses, desde ellos y con
ellos, te alabamos Padre.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Al final de la petición decimos: Te lo pedimos Señor.
- Te pedimos Padre, por la Iglesia y el Papa Francisco para que volvamos a la
prístina fuente del Evangelio. Te lo pedimos Señor.
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- Te pedimos Padre, por todos los bautizados para que asumamos con
responsabilidad nuestra condición de hijos de Dios y la fraternidad evangélica. Te
lo pedimos Señor.
- Te pedimos Padre, por todos los que se encomiendan a nuestras oraciones de
comunidad, especialmente los enfermos, para que consigan trabajo los que lo
necesitan, padres de familia y jóvenes, por los depresivos para que la luz pascual
los ilumine, te lo pedimos Señor.
- Te pedimos por los nuevos matrimonios, para que asuman la educación moral y
religiosa de su prole, darles especialmente los Sacramentos del Bautismo, de la
Reconciliación y de la Eucaristía, con el ejemplo de su vida cristiana. Te lo
pedimos Señor.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros
contemplando” (S. Juan de la Cruz).
Página Web de la Parroquia Virgen del Carmen de Viña del Mar:
www.carmelitasvina.cl.