I CUARESMA CICLO B
¿QUE ES LA CONVERSIÓN?
El texto que de la primera lectura que tenemos hoy en nuestras manos quizás sea
el más antiguo que hayamos podido leer 1000 y 500 A.C, otros dirán que es del
1.600. El diluvio de babilonia se debió al cansancio de los dioses con los hombres,
el de la biblia ocurrió por la infidelidad de éstos con el proyecto original de Yahvé.
Dios no esperó a Israel para hacer la alianza con toda la humanidad. “Pondré mi
arco iris en el cielo como señal de mi alianza con la tierra; y cuando yo cubra de
nubes la tierra aparecerá el arco iris y me acordaré de mi alianza con ustedes y con
todo ser viviente. No volverán las aguas del diluvio a destruir la vida” (Primera
lectura)
En la segunda lectura Pedro presenta a la comunidad cristiana el agua del diluvio
como símbolo del bautismo “que ahora los salva a ustedes y que no consiste en
quitar la inmundicia corporal, sino en el compromiso de vivir con una buena
conciencia ante Dios, por la resurrección de Cristo, Jesús”.
LA TENTACIÓN UNA OPCIÓN.
Marcos narra la tentación en forma muy corta. El contenido y los recursos con que
Jesús la afronta está en los paralelos: Mt 4,1-11; Lc 4,1-13.
El tiempo de comprometer con algo que exige entregar toda la vida y todo el
tiempo está siempre precedido de un tiempo de prueba. La vida no es plana sino un
conjunto de valles y colinas; sin conflictos y reinicios estaría desprovista de
esperanza. Después de la cima: “Tú eres mi Hijo amado” viene el desierto de la
tentación; pero también el desierto puede preceder a la tierra prometida.
En la vida profesional, de matrimonio. O vida consagrada, es normal que pasados
los primeros júbilos llegue el desierto de la duda, al ánimo siga el desánimo, o la
claridad, la noche. El desgaste es la tentación más dura de la vida; no sólo el físico,
también el afectivo.
EL DESIERTO Y LA PALABRA.
Lo importante es, siguiendo a Jesús, no afrontar la crisis con una mente vacía. La
mente de Jesús estaba llena de palabras de Dios. La Palabra de Dios permite ser
una fuerza creativa disponible en la tentación. A quien la ha frecuentado siempre le
dirá en la tentación ¡Aquí estoy! La crisis puede ser una pero la Palabra es múltiple.
Con la Palabra de Dios podemos decir lo mismo que Jesús “los ángeles le servían”.
Qué dimensiones políticas, económicas y sociales se están agotando en nuestra
sociedad para que Jesús diga: “el tiempo se ha cumplido”. Este puede ser un buen
tema de reflexión para iniciar la cuaresma, primicia de un tiempo nuevo con la
muerte y resurrección de Jesús.
CREER Y CONVERTIRSE.
La primera y más importante propuesta de la palabra de Dios para la Cuaresma es:
convertirnos en este tiempo favorable para adquirir las oportunidades que nos da el
evangelio para cualificar la vida. La conversión no se logra por los principios
naturales de la carne o de la historia sino por el cambio de perspectiva en la
orientación de la vida, confiando y creyendo en Jesucristo. No es la conversión la
que da origen al evangelio sino la noticia del amor de Dios, como buena y nueva
noticia para el hombre, lo que origina el evangelio. Convertirse en orientar el
corazón hacia la fe.
Conversión no son las obras que yo hago para llegar a Dios, tampoco el esfuerzo
por no pecar en cuaresma, ni el propósito de ser bueno o de seguir mejorando. No
está bien decir: “conviértete y cree en el evangelio” si eso significa que primero
hago el esfuerzo de cambiar para después creer; cuando la conversión es la obra
más maravillosa que Dios pueda hacer en el corazón del hombre; a condición de
permitirle que lo haga; y no poner el mayor obstáculo para que Dios actúe: el
egoísmo. Permitirle a Dios que nos cambie en cuaresma implica la responsabilidad
de colaborar con Dios en el cambio de otras personas. La conversión es una gracia,
nunca un esfuerzo.