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CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Impar. Ciclo B)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- 2Cro. 36,14-16: Exilio y liberación.
b.- Ef. 2,4-10: Por gracia somos salvos.
c.- Jn. 3, 14-21: Dios mandó a su Hijo para salvarnos.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en
nosotros: Ven Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar
su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta
semana. Perd￳n Se￱or….
3.- Oración colecta: Señor, que reconcilias contigo a los hombres por
tu Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con
fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales.
Por nuestro Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.
- “Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que
ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree tenga
en él vida eterna” (Jn.3,14s).
El evangelista Juan, nos introduce en el misterio del amor de Dios
como motivo de la venida de su Hijo a este mundo. Antes ha hablado
del Hijo del hombre, figura que está unida al Juicio definitivo de Dios
sobre la humanidad (cfr. Dan.7). Jesús es el verdadero Revelador de
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Dios, porque ÉL ha abajo del cielo, nadie ha subido al cielo: todos los
hombres cercanos a Dios han sido formados en la Ley o a quienes
revelaba sus secretos: Abraham, Moisés, Elías, etc. La razón única de
esta Ascensión, es que es el Único, que ha bajado del cielo. Hay una
nítida referencia a trascendencia de Jesús. Él, en cambio, ha bajado
del cielo; es el Hijo que estaba en el seno del Padre, ha visto su
Rostro (cfr. 1Jn.1,18). En esta primera afirmación, encontramos que
Jesús, es muy superior a cualquier otro cercano a Dios del AT. ÉL no
sólo ha oído al Padre, se le ha revelado la palabra; ÉL es la Palabra,
es el que ha visto al Padre, tiene una experiencia inmediata de Dios.
Es el Hijo del Hombre, ese ser constituido por Dios como Señor de la
historia. Pero ese Hijo del Hombre, debe ser Crucificado. Aquí
tenemos un tremenda paradoja: el Señor de Israel y de la Historia,
aquel que hace justicia a los santos, se somete a la Ley hasta ser
considerado un maldito (Dt. 21,22ss). Aquí tenemos la mayor prueba
del amor de Dios al hombre: Dios Padre ha entregado a su propio Hijo
a la muerte. Jesús no es sólo el enviado, sino el Hijo de Dios. Se
cumple la Escritura: la serpiente levantada en el desierto, anunciaba al
Mesías, el Padre ahora revive en sus entrañas el dolor de la entrega
de su propio Hijo enviado a la muerte de Cruz (cfr. Nm. 21, 4-9; Gn.
22,12s).
- “Pues Dios no envi￳ su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salve por medio de él” (Jn.3, 17).
Para comprender todo esto se requiere un nuevo nacimiento, el
Bautismo, las cosas del cielo que Nicodemo no comprende. Dios ha
enviado al mundo a su Hijo para salvar al mundo del pecado, de la
muere, de Satanás. La intención de Dios, es que todos se salven
porque los ama, por lo que envía a su Hijo para darlo a conocer y
llegar a la vida eterna (cfr. Jn. 1,18; 17, 3). Jesús no vino a condenar a
nadie, sino a salvar al hombre mediante la fe. Si el hombre cree, no
será condenado, sin embargo, hay que decir, que Jesús vino a juzgar
a quien no acepta la salvación que ÉL trae, no condena, el mismo
hombre se condena a sí mismo al rechazar dicha salvación que se le
ofrece (cfr. Jn. 9, 39). Como vemos, el Juicio se adelanta para cada
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hombre a la hora de optar o rechazar a Cristo Jesús, es la escatología
realizada, pero no definitiva. Finalmente, descubrimos que el criterio
del Juicio final será la fe, pero que en Juan es, un aquí y ahora,
realidad que ha comenzado a vivirse en las opciones y decisiones que
toman los hombres, descritas desde el simbolismo de la luz y las
tinieblas. Estamos con Dios o contra Dios, los que vienen a la luz,
porque aceptan al Enviado de Dios, y los que prefieren las tinieblas,
son los que rechazan a Dios y a su Enviado. Tenemos a la Trinidad
actuando en conjunto: el Espíritu, fuente de la que hay que nacer;
Jesucristo, quien nos capacita para recibir la infusión del Espíritu y el
Padre, origen de todo, que envía su Hijo al mundo; Luz que alumbra a
todo hombre, pero que éste puede rechazar, si no rompe con las
tinieblas o pecado personal. Una conciencia limpia vive para Dios, es
guiado por el Padre hacia Jesús, en cambio, quien camina lejos de la
Luz, obra al margen de ella, huye de su claridad, precisamente para
que sus obras no se manifiesten. En estos textos sobre la luz y las
tinieblas (vv. 20-21), el evangelista quiere resaltar que ante la
presencia de Jesús, el hombre se descubre, toma conciencia de su
realidad; aparece desde lo profundo lo que realmente es, lo que hay
en él. En esta Cuaresma hemos decidido en la oración, seguir a
Jesucristo con mayor empeño, dejemos entonces que su luz inunde
toda nuestra vida hasta los rincones más profundos.
b.- Meditación. ¿Qué me dice? ¿Qué palabra o hecho de este
evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da
razón de tu elección.
- “Tanto am￳ Dios al mundo que envi￳ a su Hijo…” (v.16). Nunca
comprenderé cuanto me ama, nos ama Dios, que envía a su Hijo para
darme vida nueva, si creo en Jesús, luz y verdad que me guían
siempre.
- Otros testimonios…
c.- Oración. Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto?
Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.
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- “El que obra la verdad…” (v. 21). Señor Jesús quiero permanecer en
la verdad, en tu luz, aleja las tinieblas de mi vida, para dar frutos que
tú quieres y esperas de mí.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este
evangelio?
- A creer en el poder del Crucificado y Resucitado que juzga desde el
amor nuestras opciones diarias.
5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este pasaje
evangélico: Este es una de esas confesiones de Teresa de Jesús
donde descubre cuantas gracias le concede Dios para su salvación.
“No soléis Vos hacer, Se￱or, semejantes grandezas y mercedes a un
alma, sino para que aproveche a muchas. Ya sabéis, Dios mío, que de
toda voluntad y corazón os lo suplico y he suplicado algunas veces, y
tengo por bien de perder el mayor bien que se posee en la tierra,
porque las hagáis Vos a quien con este bien más aproveche, porque
crezca vuestra gloria. Estas otras cosas me ha acaecido decir muchas
veces. Veía después mi necedad y poca humildad, porque bien sabe
el Señor lo que conviene, y que no había fuerza en mi alma para
salvarse, si Su Majestad con tantas mercedes no se las pusiera.” (Vida
18,4-5).
6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre por enviarnos a tu Hijo, nuestro Redentor, te
alabamos Señor.
- Te alabamos Padre desde todos los que no reciben a tu Hijo, desde
ellos y con ellos te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre desde todos los crucificados por el dolor,
desempleo, encarcelados, personas que pasa hambre y creen en tu
amor, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
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- Te alabamos Padre desde todos los que con frecuencia celebran los
Sacramentos de la Vida, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Te lo pedimos Señor.
- Te pedimos Padre por la Iglesia y el Papa Francisco, por el Sínodo
de la Familia, para que nos asista, la gracia del Hijo y la fuerza del
Espíritu, en todo momento, te lo pedimos Señor.
- Te pedimos Padre por la paz en toda la tierra, los enfermos que
piden salud, los ancianos y niños abandonados para que sean
asistidos, te lo pedimos Señor.
- Te pedimos Padre por el aumento de las Vocaciones en este Año de
la Vida Consagrada para que los jóvenes se sientan llamados al
compromiso con tu Hijo y su Evangelio, te lo pedimos Señor.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros
contemplando” (S. Juan de la Cruz).
Página Web de la Parroquia Virgen del Carmen de Viña del Mar:
www.carmelitasvina.cl