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Domingo de Ramos B
GUIÓN RADIOFÓNICO (con preguntas y respuestas)
(sobre el Evangelio del Domingo)
“Hosanna al que viene en nombre del Señor” ( Mc 11, 1-10 )
José Martínez de Toda, S.J.
(martodaj@gmail.com)
Moderador/a: Buenos días. Estamos aquí en el Estudio… (Se presentan los participantes).
Hoy es Domingo de Ramos. Las dos Lecturas principales de la Misa de hoy cuentan la
entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y toda la Pasión del Señor, tal como la escribió el
evangelista Marcos. Escuchémoslas.
Lectura del santo evangelio según San Marcos (Mc 11, 1-10)
NARRADOR/A Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los
Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles:
JESÚS Vayan a la aldea de enfrente y, en cuanto entren, encontrarán un burro atado, que
nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta por qué lo hacen,
contéstenle: “El Se￱or lo necesita y lo devolverá pronto”.
NARRADOR/A Fueron y encontraron el burro en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron.
Algunos de los presentes les preguntaron:
VECINO/A ¿Por qué desatan el burro?
NARRADOR/A Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron.
Llevaron el burro, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el
camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás
gritaban:
VECINO/A – ¡ Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que
llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!
Moderador/a: Ésta es la Lectura que se refiere a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
Ahora vamos a escuchar la Pasión del Señor. Nos vamos a limitar a leer la Pasión según el
evangelista S. Marcos. Esta vez el silencio ante la magnitud del amor de Dios en su Hijo será
nuestro mejor comentario.
PASION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGUN SAN MARCOS (Marcos 14, 1
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– 15, 47)
NARRADOR/A Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los
letrados pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:
LOCUTOR/A No durante las fiestas, podría amotinarse el pueblo.
NARRADOR/A Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa,
llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro, quebró el frasco y se lo
derramó en la cabeza. Algunos comentaban indignados:
LOCUTOR/A ¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de
trescientos denarios para dárselo a los pobres.
NARRADOR/A Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:
JESÚS – Déjenla, ¿por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los
pobres los tienen siempre con ustedes y les pueden socorrer cuando quieran, pero a mí
no me van a tener siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar
mi cuerpo para la sepultura. Les aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se
proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho hoy esta mujer.
NARRADOR/A Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para
entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. El andaba buscando
ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús
sus discípulos:
LOCUTOR/A ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?
NARRADOR/A El envió a dos discípulos diciéndoles:
JESÚS – Vayan a la ciudad, y encontrarán un hombre que lleva un cántaro de agua.
Síganlo, y en la casa en que entre, díganle al due￱o. “El maestro pregunta: ¿D￳nde
está la sala, donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Él les enseñará una sala
grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparen allí la cena.
NARRADOR/A Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les
había dicho y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la
mesa comiendo dijo Jesús:
JESÚS – Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar: uno que está comiendo
conmigo.
NARRADOR/A Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
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LOCUTOR/A ¿Seré yo?
NARRADOR/A Él respondió:
JESÚS – El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del
Hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!,
¡más le valdría no haber nacido!
NARRADOR/A Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
LOCUTOR/A – ¿ Soy yo acaso, Señor?
NARRADOR/A Él respondió:
JESÚS Así es.
NARRADOR/A Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo
dio diciendo:
JESÚS – Tomen, esto es mi cuerpo.
NARRADOR/A Tomando en la mano una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y
todos bebieron. Y les dijo:
JESÚS – Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Les aseguro que no
volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de
Dios.
NARRADOR/A Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les
dijo:
JESÚS – Todos ustedes van a caer, como está escrito: “Heriré al pastor y se dispersarán
las ovejas”. Pero cuando resucite, iré antes que ustedes a Galilea.
NARRADOR/A Pedro replicó:
LOCUTOR/A Aunque todos caigan, yo no.
NARRADOR/A Jesús le contestó:
JESÚS – Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás
negado tres.
NARRADOR/A Pero él insistía:
LOCUTOR/A Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.
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NARRADOR/A Y los demás decían lo mismo. Fueron a una finca, que llaman Getsemaní y
dijo a sus discípulos:
JESÚS – Siéntense aquí mientras voy a orar.
NARRADOR/A Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y empezó a sentir terror y angustia. Y
les dijo:
JESÚS – Me muero de tristeza: quédense aquí velando.
NARRADOR/A Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se
alejase de él aquella hora; y dijo:
JESÚS – ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo
quiero, sino lo que tú quieres.
NARRADOR/A Volvió y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
JESÚS – Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Estén atentos y oren, para
no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.
NARRADOR/A De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los
encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle.
Volvió otra vez y les dijo:
JESÚS – Ya pueden dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora, miren que el Hijo del
Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense, vamos! Ya está
cerca el que me entrega.
NARRADOR/A Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los doce, y con él
gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los letrados y los ancianos. El
traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:
LOCUTOR/A Al que yo bese, es él: préndanlo y llevénlo bien sujeto.
NARRADOR/A Y cuando llegó Judas, se acercó y le dijo:
LOCUTOR/A ¡Maestro!
NARRADOR/A Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes,
desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús
tomó la palabra y les dijo:
JESÚS – ¿Han salido a prenderme con espadas y palos, como a caza de un bandido? A
diario les estaba enseñando en el templo, y ustedes no me detuvieron. Pero, que se
cumplan las Escrituras.
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NARRADOR/A Y todos lo abandonaron y huyeron.
Lo iba siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él,
soltando la sábana, se les escapó desnudo.
Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes
y los letrados y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del
sumo sacerdote, y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para
condenarlo a muerte, y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio
contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose de pie, daban testimonio
contra él diciendo:
LOCUTOR/A Nosotros le hemos oído decir: “Yo destruiré este templo, edificado por
hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres”. Pero ni en esto
concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:
LOCUTOR/A ¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?
NARRADOR/A Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo
preguntándole:
LOCUTOR/A ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
NARRADOR/A Jesús contestó:
JESÚS – Sí lo soy. Más aún, yo les digo: Desde ahora verán que el Hijo del Hombre está
sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.
NARRADOR/A El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:
LOCUTOR/A ¿Qué falta hacen más testigos? Han oído la blasfemia. ¿Qué dicen?
NARRADOR/A Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y
tapándole la cara, le abofeteaban y le decían:
LOCUTOR/A Haz de profeta.
NARRADOR/A Y los criados le daban bofetadas. Mientras Pedro estaba abajo en el patio,
llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y dijo:
LOCUTOR/A También tú andabas con Jesús el Nazareno.
NARRADOR/A El lo negó diciendo:
LOCUTOR/A Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.
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NARRADOR/A – Pedro s alió fuera al zaguán, y un gallo cantó.
La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:
LOCUTOR/A Este es uno de ellos.
NARRADOR/A Y él lo volvió a negar. Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:
LOCUTOR/A Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.
NARRADOR/A Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
LOCUTOR/A No conozco a ese hombre que decís.
NARRADOR/A Y en seguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las
palabras que le había dicho Jesús: “Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado
tres”, y rompió a llorar.
Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los letrados y el sanedrín
en pleno, prepararon la sentencia; y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
Pilato preguntó:
LOCUTOR/A ¿Eres tú el rey de los judíos?
NARRADOR/A El respondió:
JESÚS – Tú lo dices.
NARRADOR/A Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Pilato le preguntó de nuevo:
LOCUTOR/A ¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
NARRADOR/A Jesús no contestó más, de modo que Pilato estaba muy extrañado.
Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás,
con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta.
La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:
LOCUTOR/A ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?
NARRADOR/A Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.
Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de
Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
LOCUTOR/A ¿Qué hago con el que Vds llaman “Rey de los judíos”?
NARRADOR/A Ellos gritaron de nuevo:
LOCUTOR/A Crucifícalo.
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NARRADOR/A Pilatos les dijo:
LOCUTOR/A Pues ¿qué mal ha hecho?
NARRADOR/A Ellos gritaron más fuerte:
LOCUTOR/A Crucifícalo.
NARRADOR/A Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús,
después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Los soldados se lo llevaron al interior del palacio - al pretorio - y reunieron a toda la
compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado y
comenzaron a hacerle el saludo:
LOCUTOR/A ¡Salve, rey de los judíos!
NARRADOR/A Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y. doblando la rodilla, se
postraron ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para
crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro
y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz.
Y llevaron a Jesús al G￳lgota (que quiere decir lugar de “La Calavera”), y le ofrecieron
vino con mirra, pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a
suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito:
REY DE LOS JUDIOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su
izquierda. Así se cumpli￳ la Escritura que dice: “Lo consideraron como un malhechor”.
Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
LOCUTOR/A ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti
mismo bajando de la cruz.
NARRADOR/A Los sumos sacerdotes se burlaban también de él diciendo:
LOCUTOR/A A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de
Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos en él.
NARRADOR/A También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Al llegar al mediodía toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media
tarde, Jesús clamó con voz potente:
JESÚS – Eloí Eloí, lama sabactani. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?)
NARRADOR/A Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
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LOCUTOR/A Mira, está llamando a Elías.
NARRADOR/A Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una
caña, y le daba de beber diciendo:
LOCUTOR/A Dejen, a ver si viene Elías a bajarlo.
NARRADOR/A Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
Y el centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado. dijo:
LOCUTOR/A Realmente este hombre era Hijo de Dios.
NARRADOR/A Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María
Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José y Salomé, que cuando él estaba
en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de
Arimatea, noble magistrado, que también aguardaba el Reino de Dios; se presentó decidido
ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y llamando al centurión, le preguntó si hacía
mucho tiempo que había muerto.
Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y,
bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y
rodó una piedra a la entrada del sepulcro.
María Magdalena y María, la madre de Jesús, observaban dónde lo ponían.
Despedida
Hasta aquí la Pasión de Jesús según S. Marcos.
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Allí se bendecirán hoy
los Ramos, y se entregarán gratis a todos. Los pueden llevar a su casa y ponerlos en algún
sitio destacado, para que se vean y protejan la casa.
FIN
<Este GUIÓN RADIOFÓNICO y el de otros domingos pasados y futuros se hallan en
http://www.homiletica.org/ciclos.htm , en
http://www.jesuitas.org.co/documentos/dominical/JoseMartinez/Archivo.html
Los elaborados en Power Point (para Misas, catequesis, etc) pueden verse en
http://homiletica.org/JosemartinezdetodaCICLOBPP.htm
y en http://es.qumran2.net/indice.pax?autore=2728
Parte de ellos también se pueden ver en http://www.radioevangelizacion.org y en
www.facebook.com/PildorasdeFe
Se transmite en 72 emisoras de Unión Radio (Venezuela). En Caracas: Unión Radio
FM 90.3 a las 5am, 7am y 10pm dentro de la Misa del P. Honegger Molina; la misma
Misa con los Diálogos se transmite en Unión Radio AM 1.100 a las 5am, 7am y 8pm; en
9
DirectTV 980; y en http://www.unionradio.net en ‘Audio en vivo’ en esos mismos horarios.
La grabación está hecha por dos catequistas y el P. Honegger.
Advertencias al Equipo de Locutores :
Conviene que haya un Moderador, que salude al principio, despida y haga las preguntas.
Ellas son respondidas por los otros participantes en el programa.
El programa puede durar unos 15 minutos. Conviene que se reúnan antes para orar juntos,
seleccionar y discutir.
Es importante tener mucho cuidado en no simplemente “leer” el Gui￳n, como si fuera un
cuestionario, sino que lo asuma como una guía de conversación. En radio se nota en seguida
cuándo uno está leyendo, y cuándo conversa. Por ejemplo, en la conversación solemos mover las
manos, sobre todo si estamos contando algo importante; el que simplemente lee, no mueve las
manos.