DOMINGO V DE PASCUA, CICLO B
NOS ENCANTA SER FOLLAJE SIN PODA
Algo tuvo que pasar entre la falta de fe de los discípulos al huir ante la cruz y la
experiencia pascual siguiente que los convirtió en testigos comunitarios de la
resurrección, confirmada en las apariciones.
El domingo pasado se hablaba de la resurrección de Jesús en la figura del buen
pastor que tenía una relación íntima con las ovejas, las conocía y lo conocían, El
daba la vida por ellas para formar un solo rebaño; hoy nos habla del resucitado
como vid y la comunidad de discípulos o fieles como sarmientos, pero no como
realidades separadas. Ser vid significa estar unido no solo al resucitado sino
también a los demás sarmientos en comunidad. Si me separo de los otros
sarmientos, comunidad que está unida a la vid, me estoy separando de la cepa.
Sarmiento improductivo es el que vegeta en la comunidad sin responder al Espíritu
Santo. No podemos identificar el Espíritu simplemente con cosas novedosas o
emocionales sino con quien da sentido y estabilidad a la vocación cristiana
particular o en comunidad durante toda la vida. Recordemos que los discípulos no
comenzaron a dar frutos hasta después de la experiencia pascual.
RAZÓN DE LA DECADENCIA
Ser cristiano exige hoy una experiencia vital de Jesucristo, mejor en comunidad que
particularmente para tener un conocimiento interior de su persona y una pasión por
su proyecto del reino; lo que no se requería antes con el mismo énfasis dentro de
una sociedad de cristiandad o religión natural donde era suficiente “la práctica
piadosa” Este faltante de experiencia del misterio pascual lo sentimos y vemos hoy
como decadencia de la vida cristiana a todos los niveles; pudiendo convertirse en
un estado de cuidados intensivos de la fe, si lo interpretamos solo como problema
moral o decadencia de valores. Vivir la fe de manera exclusivamente individual
terminará por convertirnos en sarmientos secos por los que no circula el Espíritu del
Resucitado.
¿DONDE ESTA EL FACTOR INTERNO?
Hay que tener en cuenta que la fe es una de las plantas que no produce buenos
frutos si no se poda como la vid de manera permanente. La capacidad de echar
follaje en alguien o en una comunidad de fe es tan grande que si no se poda por la
palabra, las catequesis, las convivencias y los escrutinios, va creciendo más en tallo
y follajes que interiormente. ¡Cómo nos encantan más los follajes que la poda!
Si queremos que la comunidad produzca frutos, sus raíces deben estar plantadas en
lo invisible “al borde de la acequia, para dar fruto en su sazón, así su follaje no se
marchita y todo cuanto hará tendrá buen fin” (Sal 1).la falta del factor interno
resquebraja las raíces de vida cristiana.
SIN LA PODA NO HAY FRUTO
La poda se realiza en dos etapas. La primera se hace antes de que brote; y consiste
en eliminar casi todos los sarmientos del año anterior, dejando sólo una parte
mínima de los codos más fuertes. La segunda se hace en verde, con los tallos que
son más débiles pero que no quisieran separarse de la vid. Para la comunidad
creyente o el fiel particular hay una limpieza inicial que es el bautismo, poda de
inserción, por la que el cristiano muere al pecado por el trasplante del espíritu del
resucitado que recibe en su corazón y lo hace creatura nueva en Cristo; el bautismo
es la primera crucifixión y muerte del hombre viejo para que renazca el nuevo “Ya
no soy quien vive sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,19).
La segunda poda y limpieza de la comunidad o del fiel creyente es de crecimiento
para fecundidad en la misión y se da por los sacramentos y la fe en la predicación,
El evangelio de hoy enfatiza que la Vida de Dios debe impactar a cada comunidad o
fiel para que sea posible la transformación interior por la experiencia pascual clave
de proyección a los demás, que luego debe incidir en los demás. Los que dan fruto
se los poda y los limpia para que den más fruto. “Ustedes ya están limpios por las
palabras que les he dicho”. “limpios” no tiene nada que ver con la pureza legal que
se consigue por la práctica ritual. La capacidad de echar solo follaje es tan grande
que, si no se le aplican fuertes correctivos, se fortalecen solo los tallos y las hojas
sin dar frutos. Las precauciones y cuidados son imprescindibles si queremos que la
vid produzca frutos. El sarmiento, nosotros, la comunidad, no tiene vida propia sin
recibir la savia de la cepa, la vid. La presencia de fruto manifiesta que la savia-vida
está llegando al sarmiento; y La ausencia de fruto, delata la falta de unión con el
misterio pascual de Jesús. “Porque sin mí, no podéis hacer nada”.
LA GLORIA ES DAR LA VIDA.
“La gloria” no es estar sentado en un trono y recibiendo honores y agasajos. Dios
no puede ser enriquecido con nada externo a Él. Su gloria es dar vida para que la
tengamos en abundancia, para que otros por nosotros la tengan gracias a la
experiencia de permanecer y vivir personalmente o en comunidad el misterio
pascual; podemos llegar a la experiencia sapiencial “quien cumple su palabra
permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos por el Espíritu que Él nos ha
dado, que El permanece en nosotros” (Segunda lectura). “En aquellos días las
comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria con lo
cual se iban consolidando; progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban,
animadas por el Espíritu Santo” (primera lectura).
Padre Emilio Betancur Múnera