VI Domingo de Pascua, Ciclo B
AMAR Y COMPARTIR
Padre Pedrojosé Ynaraga Diaz
1.- Amar y compartir ¡qué bello programa! ¿Quién se atreve a negarlo? Del dicho al
hecho hay un gran trecho, dice el refrán. Y otro al leer el titular advertiría: según
cómo, cuándo y qué. Y no iría errado.
Hay días, mis queridos jóvenes lectores, que cuando me pongo a redactar este
mensaje-homilía semanal que os dirijo, pienso de inmediato ilusionado que os voy a
explicar alguna andanza mía por el País de Jesús. No es este el caso del presente
domingo.
2.- Comento brevemente la primera lectura. Ocurre el episodio en Cesarea
Marítima. Residencia del gobernador romano y lo que hoy llamaríamos su estado
mayor. Tal vez Cornelio era un centurión con tal misión. Buen militar, como serían
posteriormente tantos otros que llegaron a la santidad. Hombre interesado en su
progreso personal y responsable, era el oficial militar. Pedro sereno y coherente con
su vocación, acude a la llamada. Ha recibido enseñanzas de Jesús y está
convencido de cómo debe obrar. Pero observa el proceder de Dios y sabe acatar el
proyecto que el Padre tiene respecto a esta gente, que no es exactamente el que él
imaginaba. Si se han saltado barreras, no será él quien se rebele y proteste. La
imaginación de Dios es portentosa. Llega y se posa el Espíritu, antes de tiempo,
según él cree. Y no se enoja. Sería algo así como si ahora dijéramos que uno ha
recibido la confirmación antes que el bautismo, aunque no es igual. Se rompen
esquemas y a él, Pedro, no le importa. Es dócil y bautiza. Ha acontecido allí un
Pentecostés antes de Pascua, ya se apañará Dios. No quiere para sí ningún
homenaje, menos atribuirse cualidades divinas. No pretende presumir y realizarse,
recibiendo lisonjas.
3.- La segunda lectura tiene frases lapidarias y preciosas. La leeréis o las
escucharéis en momentos de emocionadas ceremonias matrimoniales. La han
escogido los mismos contrayentes. ¡Qué bonito! Pero tal vez antes de que pase
mucho tiempo, aquella pareja se separa y uno se pregunta: ¿Dónde está la
autenticidad de todo aquello? Es preciso saber que una buena, comprensible y
biensonante traducción es imposible. La lengua griega expresa el amor,
matizándolo, de tres maneras. El concepto que se significa como “filo” es inclinación
amistosa hacia una persona, atractivo o afición hacia una disciplina, hacia una
materia, hacia un campo fascinante de investigación. Maravillosa realidad humana.
Principalmente si es la amistad lo que algunos consiguen vivir. “Eros” expresa amor
de enamoramiento, matrimonial, familiar. Se incluye en él el atractivo físico,
sexual, erótico. Compromete y es una de las peculiaridades del ser humano. Puede
compartir la parte física con los animales, pero sin llegar a poderse decir de él lo
que afirma el Cantar de los Cantares: si uno pretendiera dar toda su fortuna para
comprar el amor, se le menospreciaría. “Eros” es peculiarmente humano, pero no
supremo valor. “Agape” se traduce generalmente por caridad y, aunque no es
equivocado, dicho así, en algunos casos, no es expresión que resulte simpática, ya
que a la caridad le hemos dado con frecuencia el sentido de ayuda a los indigentes.
A mí me gusta más, para expresar este sentido, escribirla con mayúscula. Diría así
el párrafo: el Amor procede de Dios. Quien Ama es hijo de Dios. De Él ha nacido y a
Él le conoce. Quien no Ama, no conoce a Dios. Ya que Dios es Amor.
4.- La Caridad o el Amor, como quiera llamársele, procede de la docilidad al
mensaje del Maestro. Amaos como yo os Amo. Amaos como yo y mi Padre nos
amamos. Un tal Amor puede impregnar la amistad y el matrimonio. Se convierte
este último, el matrimonio, en signo que proclama la sublime realidad, para muchos
oculta o ignorada, de que el Señor Ama a su Iglesia, que la Iglesia, es su Querida,
su Amada y su Esposa. El texto del evangelio de este domingo navega por idénticos
derroteros. El Amor de Jesús es Amor del Padre, le hace a Él feliz. Pero no quiere
que se quede esta experiencia en el seno de la Divinidad. Desea ser compartida con
los hombres. Compartir es comunicar. Comunicación de bienes, comunicación de
conocimientos y de sentimientos. No se trata de ser simpático y expresivo por
temperamento. De ser generoso o agarrado por idiosincrasia. Eso sería pura
táctica.
5.- La seguridad de los políticos supone reserva, cuerpos de seguridad, agentes
secretos, espionaje. La seguridad y felicidad cristiana se expresa compartiendo.
Arriesgándose a compartir. Aceptando el misterio que toda persona humana
alberga. No escogemos, nos escogen, nos elijen. Mientras sea posible, no existen
secretos entre el Señor y sus fieles. Si nunca es posible la total divinización,
siempre nos sorprenderá la amable imaginación de Dios, que está a nuestro lado
protegiéndonos y proponiéndonos que colaboremos con Él.
Acabo con lo de antes: os mando --orden que es un don, no lo olvidéis—que os
améis los unos a los otros. ¡Ojalá! que lo pongáis en práctica, mis queridos jóvenes
lectores.