DOMINGO VI DE PASCUA (B) (Juan, 15, 9-17)
“Permaneced en mi amor. Esto os mando: que os améis unos a otros…”
La importancia del amor.-
- El Evangelio de hoy está saturado de la palabra amor. Se nos habla del
amor desde todas sus vertientes:
- Del amor del Padre a Jesús.
- Del amor de Jesús al Padre.
- Del amor de Jesús por nosotros
- Y, de la necesidad de nuestro amor: a Dios y a los hermanos.
- Y, al propio tiempo, nos deja claro que, ese amor que se nos propone, no
ha de ser un amor teórico o un sentimiento vago sino, un amor efectivo.
- Conviene tener en cuenta que el amor, es siempre cosa de dos y, si bien,
por parte de Dios la indefectibilidad y grandeza de su Amor está siempre
garantizada, no podemos decir lo mismo de nuestra parte, de ese amor que
nosotros debemos a Dios y a nuestros prójimos. Nuestro amor, dadas
nuestras pasiones y nuestra natural flaqueza, ¡puede dejar mucho que
desear! porque, no siempre se corresponden nuestras palabras con nuestros
hechos.
- Para vivir ese amor que Dios nos reclama, Jesús nos muestra en el
Evangelio dos pilares fundamentales:
- A Dios: fuente del Amor. “Si permanecéis en mi amor, seréis
discípulos míos”
- Y, el camino seguro de sus Mandamientos: “Si guardáis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor”.
- Y, entre esos Mandamientos, el más recomendado por El: el Mandamiento
nuevo del amor fraterno que, incluso, se nos ha señalado como el distintivo
de sus verdaderos seguidores.
- ¡Que “paraíso en la tierra” instalaríamos los cristianos si nos
decidiéramos a poner en práctica ese precepto del amor que tanto nos
encareció el Señor! Pero si, eso del “paraíso en la tierra” te parece una
entelequia o un ideal irrealizable, ¿por qué no intentar, al menos, llevarlo a
cabo en nuestros ámbitos más cercanos, tratando de hacer la vida más
agradable a las personas de nuestro entorno? Sería una manera modesta,
pero eficaz, de demostrarle al Señor que, en esta ocasión, su Palabra no cayó
baldía, sino en ese otro buen terreno del que nos habla El en el Evangelio.
Guillermo Soto