DOMINGO FIESTA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
LA ASCENSIÓN ES BAJANDO
Para muchos la palabra ascensión expresa una simple aspiración de la ambición:
Tener dinero y poder para ser reconocido, aparentar para ser elogiado, subir en
la escala social para ser imprescindible, progresar por el camino tortuoso de la
corrupción bien sea político que privado. Otros pensarán en la ascensión como la
posibilidad de ser considerados dignos de mayor rango o mejor empleo; la
superación por el camino del estudio o los efectos de la disciplina y el esfuerzo.
Todos estos criterios desconocen el servicio, la solidaridad y dar la vida como
posibilidad de una sensata y más humana ascensión sin que esto sea
incompatible con otros criterios éticos de ascensión.
SERVIR ES ASCENDER.
La experiencia pascual de la ascensión continúa con otros dos hombres vestidos
de blanco, como los de la resurrección, que les preguntan a las mujeres porque
buscaban al viviente entre los muertos si ya había resucitado. En los Hechos de
los apóstoles los hombres vestidos de blanco dijeron a la comunidad de
discípulos: ”Galileos que hacen allí parados mirando al cielo; ese mismo Jesús
que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse”
(primera lectura)
La fiesta de la Ascensión tiene el incentivo de pensar la vida en términos de
servicio para poder ascender. No se trata de una acción vertical sino del amor
solidario que implica bajar; Jesús primero bajo, la cruz, y después subió. La
resurrección y ascensional vida de la fe tiene una dimensión hacia arriba que
ilumina desde el resucitado en ascensión el sentido de la vida humana; pero
además existe una dimensión hacia abajo que nos interroga ante todas las
realidades inhumanas o indignas como nos lo indica la Doctrina Social de la
Iglesia.
Muriendo a nuestro egoísmo, bajando en el servicio a los hermanos, sobre todo
a los no tenidos en cuenta en nuestra vida, ascendemos. Bajando fue como el
resucitado constituyó en la ascensión a unos como apóstoles, profetas,
evangelizadores, pastores y maestros para construir la comunidad como su
cuerpo de Cristo (segunda lectura).
PARA NO MORIR COMO EGOÍSTAS
Quienes se han sentido transformados por el don del espíritu recibido en el
bautismo tienen la responsabilidad de tocar la intimidad de los demás con ese
mismo don. Si el que escucha cree y se bautiza, será salvado de su propio
egoísmo; y el que se resista a creer, morirá en su egoísmo (el mismo se
condenará). Los que han creído estarán acompañados por signos emparentados
con la resurrección como nueva creación. La ascensión está elaborada no para
que tengamos más información sobre Jesús sino para que tengamos la misma
experiencia del resucitado que va al cielo; sabiendo que el cielo es donde está el
resucitado. Sin resurrección quedan vacías las apariciones y la ascensión;
porque Dios quedaría reducido al pasado y nosotros en manos de la muerte.
“En su Encarnación Cristo descendió Él solo, pero ya no subió al Cielo (Él solo).
No es que pretendamos confundir la dignidad de la cabeza con la del cuerpo,
pero si afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea
separado de su cabeza” (San Agustín).
Padre Emilio Betancur Múnera