No basta vivir
La vida es don, presencia, acogida, bendición. Y mucho más, es conquista, desafío,
innovación, creatividad. De muchos se entiende que vivieron porque han muerto. Llegan a
la muerte sólo para comprobar que nunca han vivido. Ha sido una vida sin sentido, sin
contenido, sin definiciones. Apenas sí toleraron vivir. La cobardía los invadió, la inutilidad
los marcó y pasaron como meros parásitos en una humanidad soñolienta.
“Dios no ha hecho la muerte”, proclama el libro de la Sabiduría. Es que Dios es el Viviente.
Y ha hecho todos los seres en la danza de la vida que hasta en la piedra existe la chispa de
la magia. Es el cosmos viviente en relación mutua, en concertación de coordenadas que
llevan la vida y la entrelazan en una fiesta sin fin. Sólo el ser humano tiene la manía de
destruir, de acaparar, de decidir por su cuenta la muerte de la Madre Pachamama.
“Hay dos formas de vivir: La primera es pensar que nada es un milagro. La segunda, que
todo lo es”. Una mujer anónima, en sufrimiento cruel, atardecida en años por pobrezas y
miserias acumuladas, prendi￳ en su coraz￳n una llamita de ilusi￳n: “Si toco su manto…”
quedaré sana. Guidada por la fe, en gesto inédito, llegó hasta el Señor y quedó sana. La
energía de Jesús, el don de curación, la inundó, la sanó.
Hay una relación profunda entre fe y vida. Más aún, sólo la fe nos permite vivir. O si se
quiere, la fe es un propio de la vida. “Basta que tengas fe”, le dice Jesús a Jairo. Hasta la
muerte se convierte en sueño cuando la fe es viva. Y a￱ade Jesús: “La ni￱a no está muerta,
duerme”. Entonces, la fe es la capacidad de crear, de dar vida, al menos, permítaseme, de
darle a nuestra vida su profunda orientación, su contenido, su sentido.
Cochabamba 28.06.15
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com