DOMINGO XII ( B ) (Marcos, 4, 34-41) Guillermo Soto
“¿Quién es este a quien, las aguas y los vientos le obedecen?”
- Una de las grandes gozadas que proporciona ir a Tierra Santa es, visitar el
Lago de Genesaret o Mar de Tiberiades. Fue el escenario de gran parte de
los acontecimientos de la vida pública de Jesús y uno de los lugares que se
conservan en su estado original. Aquí suceden hechos como:
- La vocación de los Apóstoles, que dejan sus barcas y redes.
- La pesca milagrosa.
- Aquí será también donde, tras confesar Pedro la Divinidad de
Jesús, recibirá la Primacía sobre los Apóstoles que le constituiría
en el primer Papa de la Iglesia.
- Y este es también el escenario de la tempestad calmada que nos
narra el Evangelio de hoy que vamos a comentar.
- Es muy importante saber que, cualquier pasaje evangélico tiene siempre
una doble lectura:
a) Una primera lectura histórica , por la que se nos narran hechos
acontecidos hace XXI siglos, como el que acabamos de escuchar.
b) Y otra segunda lectura ascética o ejemplarizante, que nos
transmite enseñanzas válidas para los hombres de todos los tiempos.
- Dicho esto, ¿qué es lo que Jesús quiere enseñarnos hoy a través de esta
escena de la tempestad calmada y del comportamiento de los discípulos y de
las propias palabras de Cristo?
- San Josemaría solía recomendar que, al leer el Evangelio, tratásemos de
meternos en la escena, como un personaje más”, y sentirnos interpelados
por el mensaje de Jesús. Y eso vamos a hacer.
- Qué duda cabe que tú y yo, hemos experimentado muchas veces, (o quizás
las estamos sufriendo) esas “fuertes tempestades” en nuestro ánimo , (tanto
a escala personal, familiar, o también como miembros de la Iglesia). Esas
situaciones difíciles, con sensación de impotencia, como aquella que
experimentaron los discípulos del Señor, Y, ante estas situaciones, ¿Cuál ha
sido, o es, nuestro comportamiento?:
- El de los discípulos que, con escasa confianza en Jesús, se creyeron
abandonados a su suerte por lo que hubieron de escuchar aquel amoroso
reproche del Señor: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?
- ¿O, - por el contrario - , nuestra reacción es la propia de un
auténtico hijo de Dios, que nunca se siente abandonado de El, (aunque
parezca dormido), y porque sabe que, su Padre Dios, además de amarle,
tiene poder para calmar los vientos y las aguas más embravecidas?
Sea nuestro recurso al Señor el de quien sabe, ¡Que Dios no pierde batallas!