DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B
SOMOS LLAMADOS PARA SER ENVIADOS.
En la medida que Jesús sentía y era consciente que el amor de Dios en forma de
compasión y bondad lo invadía, se dedicó a llamar y enviar gente que invadida y
transformada por el reino hiciera de éste una forma de vida como propuesta para
transformar a otros. No es ni más ni menos a lo que hoy pide Jesús de la
comunidad creyente, como antes lo había hecho a la comunidad de discípulos. A
todos los que Jesús llama es para enviarlos. Sin envió la llamada se convierte en
una experiencia moral para ser buenos no necesariamente creyentes; sin envió
buscamos inflar nuestro “ego religioso” llenándolo de devociones, oraciones y
prácticas que buscan mejorar y “recargar” nuestra vida llamada espiritual muriendo
en nosotros mismos por no darnos cuenta que somos llamados para ser enviados.
Sin claridad en el envío nos atrancamos en los “medios” bien sea econ￳micos que
sociales fortaleciendo más las comunidades o instituciones que la evangelización y
los pobres. Sin envió terminamos siendo más administradores, cuidadosos en
incrementar lo que sin caer en cuenta que el evangelio nos advierte acerca de lo
que no debemos llevar. “Les mand￳ que no lleven nada por el camino, sino
únicamente…” En la evangelizaci￳n los “medios” no pueden opacar el objetivo.
En la evangelización, equipaje significa impedimento; por tratarse del anuncio de
una buena noticia; sin olvidar también que el paso a la vida eterna no es un
trasteo.
Prima la evangelización sobre cualquier otra preocupación; incluso para que el
corazón y la inteligencia permanezcan siempre unidos
JESÚS COMPARTE SU AUTORIDAD.
En función de la misión del Reino lo primero que comparte Jesús es su autoridad
sobre “los espíritus inmundos” Llamados así porque están en el mundo haciendo al
hombre y a la sociedad más inhumana. La misión de Amós fue también interrogar
al reino del sur, particularmente a la capital Jerusalén, acerca de su espíritu de
prosperidad injusta por ser exclusivamente material; y advertir la necesidad de
conversión.
Jesús les da autoridad sobre el mal propio y ajeno como el mejor servicio y ayuda a
los demás; lo cual no significa tener poder para manipular la gente.
En la iglesia todos somos enviados por el hecho de ser bautizados; el mismo Jesús
que nos dijo “ven” nos a￱ade de inmediato “id”. Para esta misi￳n somos enviados
de dos en dos, es decir, desde la comunidad y en comunidad para repetir lo mismo
que constituyó la misión de Jesús. La palabra de los discípulos que es la de Jesús
siempre ha estado acompa￱ada por las obras. “En Él también ustedes, después de
escuchar la palabra de la verdad, el evangelio de su salvación, y después de creer,
han sido marcados con el Espíritu Santo, prometido para la evangelizaci￳n” carta de
pablo a los Efesios (segunda lectura).
El papa Francisco interroga en su carta encíclica Laudito “si mi signare, (alabado
seas mi Señor,) cántico de Sn Francisco de Asís) ¿qué le está pasando a nuestra
casa?” (cp. 1), La raíz humana de la crisis ecol￳gica (p 3), como punto de
discernimiento sobre el mal global.
P. Emilio Betancur