XVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
TIEMPOS NUEVOS
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Observareis, mis queridos jóvenes lectores, que se habla de nueva canción, de
nuevas tecnologías, de nuevas tendencias políticas. Pese a que no frecuente el cine,
sé también que aumenta el número de producciones de índole futurista. Todo
quiere ser nuevo, pero nada fundamental cambia. Lamentablemente, en el seno de
la Iglesia pasa algo semejante. Muchas novedades, muchos líderes que se
consideran revolucionarios tiene vida efímera, o se descubre que sus raíces anclan
en costumbres que en otros tiempos ya proliferaron y perecieron, o, peor aún aquel
que se presentaba como mesías, hace mutis por el foro, que se decía antes así al
que se escurría y abandonaba la escena. ¡Cuantos se han presentado como nuevos,
modernos, que han descubierto nuevas formas hasta ahora desconocidas por todos!
Cuanto de tal índole tienen momentáneo éxito y después defraudan.
2.- El texto del profeta Jeremías es muy duro, pero, no lo olvidéis, es Palabra de
Dios. Cuando yo hablo con un adulto que vive alejado de la Iglesia, acostumbro a
preguntarle cómo trascurrió su juventud, quien le entusiasmo, qué actividades
llenaron aquellos días… Con frecuencia me cuentan una historia como la que os
señalaba en el anterior párrafo. El que creían líder les abandono y quedaron
quemados los que en él habían puesto sus ilusiones… Es difícil remontar el camino
de la Fe cuando ha precedido una tal experiencia. Pero el profeta nos dice que Dios
no aprueba tal proceder, pero que no olvida, no abandona al que de buena fe había
emprendido un camino que era auténtico. No abandona aunque se ve obligado a
proponer y proporcionar una solución diferente. Enviar a alguien tal vez
desconocido y sin notoriedad social.
3.- El Señor utiliza imágenes muy propias de aquellas tierras y de aquellos tiempos.
Quienes desconozcáis lo que es un pastor, su idiosincrasia, su valor, pese a que su
oficio no goce de prestigio, os costará entender el mensaje. Personas atractivas que
saben aprovechar las circunstancias para apropiarse del interés de los demás y
después, logrado su triunfo social, o haberse aprovechado económicamente o
simplemente haber logrado una compañía dócil, mansa, cuando estaban sufriendo
soledad, situaciones de estas no son cosas de hoy, también sucedían en otros
tiempos. El Maestro lo sabe y quiere intimar con ellos, más que deslumbrarlos.
Decide que le acompañen a un lugar solitario para compartir.
4.- Me irritan las películas que pretendiendo describir la vida del Señor nos dan una
imagen de Él que siempre se mueve. Camina, habla, increpa, hace milagros, nunca
está quieto. Y no fue esta la realidad. Lo que pasa es que se puede describir una
situación dinámica, de actividad exterior, recoger unas palabras, unas
intervenciones, unos hechos. El silencio no puede describirse. Las conferencias, los
discursos, las intervenciones en calamidades, competiciones o calamidades se
pueden recoger, grabar en video, resumir, describir. Las cámaras no gastan energía
grabando conversaciones íntimas, sin trascendencia. Pero el Señor sabe lo
importante que son estas situaciones.
5.- Algunos se quejan: hablar, hablar, sin hacer nada, no lo aguanto. Hacer, hacer,
sin consecuencias comprometedoras, puede interesar al principio. Después tales
procederes desgastan. El gato escaldado, del agua tibia huye, dice el refrán. El
Maestro lo dice de otra manera. Quien se presenta como profeta por pura afición,
por puro prurito de personaje deslumbrante, se satisface a sí mismo, desorienta a
su entorno.
6.- Hay que vivir la intimidad con Dios. No lo olvidéis, mis queridos jóvenes
lectores, es preciso no dejar ni un solo día de beber agua, de dormir y de rezar. La
comida y el trabajo tal vez un día o alguno más se puedan dejar. Beber líquidos,
descansar y orar no puede olvidarse nunca. Los que vivimos en este hemisferio, en
esta cuenca occidental del mediterráneo, lo escuchamos cada día: es peligroso
deshidratarse y tienen quienes nos lo recuerdan, toda la razón. Somos un 80%
agua y no podemos perderla. Todo nuestro ser está impregnado del espíritu
humano, llámesele alma, me da lo mismo, no se puede ignorar, no se puede dejar
de tenerlo en cuenta y pensar que podemos arrastrar una vida semejante a la del
animal o al vegetal. Sería tal existencia una ruina personal.
7.- Pero cualquier reunión, cualquier celebración, también religiosa, hay que saber
interrumpirla, si alguien nos necesita. Llamaron al domicilio de un intelectual
ilustre, le necesitaban. La sirvienta que abrió la puerta sin dejar entrar dijo al
amigo: el maestro está pensando, vuelva otro rato. Ciertas comunidades
desconectan el timbre, el teléfono, cierran la puerta, cuando tienen un acto de
comunidad. Desconectan. El Señor observa que le están buscando, que le
necesitan. Abandona a los apóstoles, o les da una lección de escala de valores.
Atiende a la gente que le reclama y se entrega a ellos con tranquilidad, sin prisas.