XVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
HONOR, DEBER Y GENEROSIDAD
Por Pedrojosé Ynaraja
1.- La gente de hoy, se saca todos los títulos o diplomas que puede, para poder
fardar, hacer currículo, conseguir influencias y triunfar. Es lo habitual, lo que toca
en estos tiempos de competencias y ocultos egoísmos. Cada época tiene sus
preferencias y Jesús no nos dijo que las ignorásemos. Él dijo a su Padre: No te pido
que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del
mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.
Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo (17,15
ss). A la luz de estas palabras debe transcurrir nuestra vida, mis queridos jóvenes
lectores. Cambian las modas, aparecen nuevas profesiones, nuevas costumbre. Se
borran maneras consolidadas, se olvidan tradiciones muy antiguas, pero la Palabra
de Dios siempre está vigente. Imbuidos por estas enseñanzas, debemos leer,
meditar y poner en práctica, lo que Pablo dice a los de Corinto en el fragmento
escogido como segunda lectura de la misa de hoy. Os ruego que andéis como pide
la vocaci￳n a la que habéis sido convocados… Por si no se dan cuenta de lo que esta
fidelidad comporta, especifica a continuaci￳n: unidad, Esperanza, Gracia… idlos
vosotros meditando uno por uno.
2.- La primera y la tercera lectura de este domingo, tienen como protagonista
secundario un alimento que, seguramente, desconoceréis: el pan de cebada. Os
alimentáis con pan de trigo o enriquecido con sofisticadas fórmulas que ofrece el
comercio de hoy. Mezclado con espelta, sésamo, centeno… Es curioso que, por más
que he buscado, no he encontrado el simple pan de cebada, alimento cotidiano de
las gentes sencillas, durante muchos pasados siglos. No tiene importancia, o tal vez
os puede servir como excusa, lo que os voy a proponer. Seguramente alguno de
vuestro grupo, o alguien conocido, tiene un aparato de estos que permite hacerse
el pan en casa. Yo lo tengo, me facilita comer el que me conviene: integral y sin
sal, más barato y sin tener que trasladarme algunos kilómetros para comprarlo. No
os costará a vosotros fabricaros una pieza. Pues bien, reunidos, podéis comerlo
saboreándolo con detenimiento. El esmero es preciso para sacarle el gusto y para
masticándolo, conseguir tragarlo. Ya os advierto que es duro como una piedra, al
menos así es el que a mí me sale… Bueno, no tanto. Os adelanto que a todos
siempre ha gustado. Con chiquillos y en la universidad, ha tenido más éxito que
apetecibles tortitas de pan ácimo, manjar también evangélico, han conseguido, es
un ejemplo.
3.- Si lo coméis detenidamente le sacaréis el gusto del pan divinamente
multiplicado y, aunque hoy no toca hablar de ello, también el sabor de comida de
Resucitado. A poco que os fabriquéis, seguramente os sobrará. ¿Qué hacer con los
mendrugos? Por las tierras por donde he vivido, se acostumbraba a hacer con ellos
migas, sabrosísimo manjar del que todavía me gozo. O reservarlo para sopa de pan
que, como Mafalda, yo abomino.
4.- El evangelio de Juan recuerda que el Señor manda que recojan las sobras, sin
especificar que harán con ellas. Pero que no se pierdan. ¿Hacéis vosotros lo mismo
habitualmente, mis queridos jóvenes lectores? Además de aprovecharlo, nos
recuerda que muchos de nuestro tiempo mueren de hambre Ciertamente que el
primer mensaje del texto de hoy, nos muestra la capacidad del Maestro para
efectuar el milagro de la multiplicación, no debemos ignorarlo. Ahora bien, también,
implícitamente, hace referencia a que alguien tiene la pequeña generosidad de dar
todo lo poco que tiene, que ya es esplendidez, dicho sea de paso.
5.- ¿Qué hubiera pasado si el chico se lo hubiera guardado en el zurrón, para que
nadie lo viera? Al final, cinco panes y dos peces dan para muy pocos. Pero al
pequeño altruismo del chaval, sigue la gran generosidad del Señor y unidas las dos
munificencias, la multitud puede alimentarse. Con el estómago vacío es difícil
escuchar y concentrarse, pensaría acertadamente el Se￱or… La gente reaccion￳ con
entusiasmo y generosidad, quisieron hacerle rey. La única riqueza del pobre en
muchas ocasiones es su derecho a votar, a escoger su líder, son conscientes de
ello. Pero Jesús no quiere ser rey de la manera que ellos imaginan y se escabulle.
6.- Por la comarca donde están situados no solamente hay pescadores, muy cerca
del lugar, a escasos 6km, está Migdal, patria de la María que llamamos Magdalena,
allí florecía una rica industria de salazón de pescado. Imaginad que lo que entregó
el espléndido muchacho, sería algo semejante a nuestro bacalao seco o a las
anchoas saladas. Os podéis valer de alguna de estas viandas para acompañar
vuestro pan artesano, de la merienda evangélica que prepararéis. Os sabrá a gloria.