DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B
LA EUCARISTÍA ES INCLUYENTE
En el capítulo sexto del evangelio de Juan, Jesús dice quién es él a partir de la
resurrección; lo cual no necesariamente sirve para reconstruir al Jesús que vivió
antes del cristianismo. El cuarto evangelio nos presenta de una manera
absolutamente original e impactante al Jesús post-pascual.
Después de multiplicar los panes Jesús ofrece su carne como pan de vida eterna
algo totalmente inaceptable para un judío y un duro lenguaje para los discípulos;
Algo habían comprendido con la metáfora del pan; es decir, el pan material como
alimento y doctrina; pero otra cosa bien distinta es “comer su carne como pan”, y si
a la carne se le suma el término “sangre”; ahí se complican más las cosas porque la
separación entre carne y sangre indican la muerte; es decir que Jesús va a dar a
comer su carne muriendo. Cuando se separen su carne y su sangre por la
incomprensión del odio judío en manos del poder romano; aparecerá como
resurrección la vida y el espíritu que hay en Él. “Esto fue lo que ense￱￳ en la
sinagoga de Cafarnaúm y Pablo lo entendi￳ cuando dice: “Descendi￳ de David
según la carne (esto es hist￳ricamente); y afirm￳ ser hijo de Dios… por su
resurrección de entre los muertos (Cristo de la fe (Rom 1,3b-4)). “El hist￳rico Jesús
se convirtió en el Cristo resucitado objeto de credibilidad, predicación y eucaristía:
“Yo soy el pan de la vida” (6,35).
ACOJAMOS LA VIDA.
La palabra más frecuente en el texto es la vida “el pan que yo les voy a dar es mi
carne para que el mundo tenga vida”; así que el querer de Dios es que el mundo
tenga vida como don más que con esfuerzo. “porqué gastar plata en lo que no es
pan y su jornal en lo que no sacia…pongan el oído y acudan a mí, oigan y vivirá su
alma” (Si 55, 1-3). La vida de Jesús es todo donaci￳n desde su Encarnaci￳n. “El
pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida”. En la vida
que Jesús nos regala está la vida misma de su padre Dios “Mi carne es verdadera
comida y mi sangre es verdadera bebida, el que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí y yo en él. Como el Padre me ha enviado, posee la vida y yo vivo
por él, así también el que me come vivirá por mi” (evangelio). La conversi￳n
creyente más profunda es acoger La vida que Dios nos da.
En el pan que es la carne de Jesús está incluido “el fruto de la tierra y del trabajo
del hombre que ahora te presentamos y será para nosotros pan de vida y bebida de
salvaci￳n” (Ofertorio).
Cuando queremos dar razón de nuestros sacrificios o esfuerzos personales por
nuestro bien o el de los demás decimos: “Así me cueste muchos sudores y sangre,
lo haré”.
LAS VÍCTIMAS SON EUCARISTÍA.
Para nosotros la sangre se ha convertido en el signo de todas nuestras violencias,
secuestros, desapariciones y pérdidas de vida. Algunas de esas sangres derramadas
las conoce la biblia como “sangre del justo Abel que grita a Dios desde la tierra” (Jn
4,10). Esa es la sangre, voz de las víctimas, que llega a la Eucaristía para que se
reconozca su voz en el cáliz de la sangre de Cristo sangre de la alianza nueva y
eterna, que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los
pecados” (evangelio). Así las víctimas tienen una manera muy especial de celebrar
y participar en la Eucaristía. Para ellas y para nosotros se trata de un memorial.
“examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba el cáliz, pues quien come y
bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenaci￳n”( 1 Cor 11,17-
29); la referencia es a un obstáculo de orden social, la división de la comunidad,
más que a una situación de impureza moral como impedimento de participación en
la asamblea litúrgica. Los judíos hacían una lectura materialista de la Eucaristía
¿Cómo puede este darnos a comer su carne? (evangelio), pero nosotros la
encerramos exclusivamente en el rito y la devoción. La eucaristía está en situación
urgente de discernimiento. La Eucaristía es sabia y responsable.
Ya el libro de los Proverbios personificando la Sabiduría como una ama de casa, en
medio del banquete advierte: “los predicadores, los inexpertos y los insensatos que
no saben qué es y donde está la vida, “déjense de simplezas y vivirán, y sigan el
camino de la inteligencia”, que es la vida. (Primera lectura).
La sabiduría tiene una simpatía especial por aquellos que no cuentan y mantiene
una sospecha por todos los lugares de poder, así sean religiosos. Nuestro poco
gusto por esta sabiduría es nuestro desconocimiento de la cruz; gran vacío de
nuestra experiencia de fe.
Pablo redimensiona en la carta a los efesios, como responsabilidad social, el
discernimiento de la Eucaristía presentado a los corintios: “hermanos: tengan
cuidado de portarse no como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el
momento presente, porque los tiempos son malos. No sean irreflexivos, antes bien,
traten de entender que quiere Dios de ustedes. Llénense del Espíritu Santo,
expresen sus sentimientos con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando
con todo el coraz￳n las alabanzas al Se￱or” (segunda lectura).
¿Quieres vivir y disfrutar la vida? Guarda del mal tu lengua y aleja de tus labios el
enga￱o .Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y ve tras ella” (Sal 33)
P. Emilio Betancur