Iglesia hospital
La deshumanización es hoy un fenómeno a voces. Tiene nombres: “Inmigrantes”, “cultura
del descarte”, “aborto”, “acoso sexual”, “violación de los derechos humanos” y así… en
letanía interminable. Hemos pasado del proyecto humano al anteproyecto incivilizatorio.
Lo humano como humano está en cuestión. Incluso, ya algunos nos hablan del
“poshumano”. Pienso que este ‘poshumano’ lo es más por degradación que por valoración.
Santiago habla de la fe muerta. Aquella sin obras, ritualista pero vacía, espléndida pero
fugaz, exacta en sus horarios pero anacrónica, desubicada, descontextualizada. Fe muerta es
aquella que deja morir al paciente por pedirle un examen de religión para poderle atender o
el rezo del Credo para definir su identidad. Y la opone a la fe viva, aquella que ve en el
feligrés primero su dolor, su sangre coagulada, su hambre anestesiada.
Isaías nos presenta al “Varón de Dolores”. El Cristo ‘roto”, el grito de humanidad
crucificada, dolor universal hecho historia y salvación. Tan parecido a la “Iglesia hospital’
que nos presenta el Papa Francisco. Así en las afueras, en las carpas, o en las calles, en las
fronteras. Sin ‘aduanas’, sin elenco de doctrinas fuera de la única que se llama Amor y que
se expresa en servicio, en acogida, en fraternidad universal.
Pero es Jesús quien nos hace la pregunta clave: ¿Cuál es tu identidad cristiana? Pedro toma
la vocería de las mayorías y la traduce en facilismo, comodidad, fama, honor. Pedro quería
un Cristo sin Cruz. Es como decir hoy una Iglesia encerrada, aislada. Cómoda. Una Iglesia
segura en sus dogmas pero sin rostro humano, sin cercanía, sin untarse de la refriega
humana. Este Cristo que pregunta es el mismo que le dice hoy a la Iglesia, “sal fuera”.
Cochabamba 13.09.15
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com