XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
UN HOMBRE TAN POBRE TAN POBRE, QUE NO TENÍA MÁS QUE DINERO
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- El pasaje evangélico que leemos en la misa de este domingo es de gran
contenido spiritual. Reconozco que las enseñanzas de Jesús que contiene el
fragmento son muy importantes. Otro evangelista nos dice que el interlocutor era
joven, como vosotros, mis queridos jóvenes lectores, añado yo. Por si no lo sabéis,
os advierto que esta enseñanza se ha utilizado injustamente, y con frecuencia, en
ámbitos clericales de formación, para retener a vacilantes. Las exigencias que le
pone Jesús al joven deben recogerse junto a otras y estudiarlas también a la luz de
su comportamiento.
2.- La escena tiene encanto. El chico que se acerca se dirige de muy buena fe al
Maestro y muy amablemente le responde Él. Se trata de la salvación eterna
respecto a la que el muchacho, hijo de papá, tal vez le llamaríamos hoy, está muy
interesado. Salvarse sólo es cosa de amor, responderían algunos hoy, aplicando,
erróneamente, una frase de San Agustín. El Amor, diría Pablo y Juan, atraviesa
fronteras, si no es falso, hay que advertir. Porque amar es una palabra que se
emplea mucho hoy y en sentidos muy equívocos y hasta totalmente incorrectos.
Amar es una realidad espiritual concreta, no hay que olvidarlo. Se le puede
identificar con cumplir unas reglas, así lo creía el joven. Y el Señor no huye de este
terreno, en el que juega en campo propio. Él ha sido siempre cumplidor de los
proyectos del Padre.
3.- Si quiere salvarse, deberá cumplir los mandamientos, las diez palabras, así
llaman los judíos a la Ley del Sinaí. Y, por si acaso no lo ha entendido, se los recita
de uno en uno, aunque se limita a los que se refieren al prójimo. El joven le dice
que ya los cumple, pero, como joven que es, ambiciona más, quiere superase, ser
emprendedor, en lenguaje de hoy. ¡en que fregao se ha metido!
4.- Ha hablado sinceramente, sin precauciones y de igual manera le contesta el
Maestro. Le marca un sendero sin fin. Pensado a su medida, de acuerdo con sus
ambiciones. Si quiere ser mejor, que venda lo que tiene y lo dé a los pobres. Y, de
inmediato, le siga a Él. Esto no lo había previsto, ni siquiera imaginado. Hace mutis
por el foro, se diría en términos teatrales. Y lo hace triste, no lo ignoremos.
Observad también que no marcha desesperado, ni condenado. No exageremos la
nota, a fuer de sinceros.
5.- A los apóstoles que lo escucharon, también les inquietó la respuesta.
Necesitaban explicaciones a su medida. No es que fueran ricachones, pero ninguno
de ellos se había acercado al Maestro desde la indigencia. Remacha el clavo el
Señor con la frase exagerada, tan propia de un semita. Todos sabéis qué animal es
el camello, que tamaño aproximado tiene. Respecto a lo segundo, os advierto que
las agujas de coser no eran muy diferentes de las nuestras. En la misma casa de
Pedro, en Cafarnaún, se han encontrado agujas de coser, junto con anzuelos de
pesca. Nadie se toma al pie de la letra la expresión, evidentemente, pero captan el
sentido. Son maneras de hablar.
Los apóstoles saben que el Maestro tiene amigos que no son pobres. Los tres
hermanos de Betania son un buen ejemplo. Y el Maestro acude con ellos y en su
casa se aloja, sin recriminar su estatus. A las buenas mujeres que perfumaron sus
pies, y la de Betania lo hizo con una fragancia de importación, muy cara, no les
advirtió que cambiaran de proceder.
6.- Nuestro planeta, ahora bien lo sabemos, está plagado de pobres, gente que no
posee lo suficiente para vivir, que malviven o mueren de hambre o de sus
consecuencias. Que no reciben auxilios médicos, ni tienen hogar decente. Unos
pocos poseen grandes riquezas. Nosotros, yo y vosotros, mis queridos jóvenes
lectores, seguramente, somos de los que podemos comer tres veces al día,
sabemos leer y escribir, si nos duele algo, somos atendidos, tenemos domicilio, etc.
Comparados, pues, con la gran mayoría, somos ricos. ¿Estamos perdidos?
7.- Como no pretendo que este mensaje que os dirijo sea una tesina, resumiré
diciéndoos, y diciéndome a mí mismo, que es preciso tomar decisiones que nos
conduzcan por caminos de austeridad. Caminos, como los del peregrino, en los que
se comparte lo que uno tiene con los compañeros de viaje o los que encuentra
inesperadamente y precisan ayuda.
8.- Austeridad significa oír menos música o ver menos la TV, y escuchar más al
solitario, al marginado. Aprender idiomas para poder entenderse con los pobres.
Saber y querer expresarse en la lengua de los desplazados, aunque no sea la propia
de la cultura en la que uno vive. Puede uno pensar que el agua del grifo le resulta
desagradable al paladar y tener razón y convenirle algo apetecible, que le permita
entregarse al estudio o al trabajo con cierta satisfacción. Pero los refrescos son de
muchos precios y escoger los más baratos, será criterio propio de un cristiano.
9.- ¿Tal proceder es masoquista? El Señor no engaña cuando aconseja.
Seguramente piensa y perfecciona lo que se dice en el salmo 16(o 15)
El Señor es mi heredad y mi copa
mi suerte está en tu mano
me ha tocado un lote hermoso
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja
hasta de noche me instruye internamente
tengo siempre presente al Señor
con Él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón
se gozan mis entrañas y mi carne descansa serena…
Os recomiendo que lo leáis todo. Es un salmo corto. Y lo recordéis. Daréis la razón
a Dios. Que la tiene siempre, no lo olvidéis. Y después añadiréis, como lo hace el
Maestro, la esperanza feliz en la existencia eterna.