DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B - OCTUBRE 11
DE 2015
LA SOLIDARIDAD ES LO SENSATO.
El joven Salomón a pesar de ser un noble tuvo que pedir sabiduría a Dios
para gobernar a su pueblo. La sabiduría del seguimiento a Yahve en su
palabra es el mejor aval para ser buen gobernante. “Supliqué y se me
concedi￳ la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de “sabiduría… en su
comparaci￳n tuve en nada la riqueza… todos los bienes juntos me vinieron
con ella, aunque había en mis manos riquezas incontables… junto a ella la
plata vale lo que el barro...” (Primera lectura). Esta era una advertencia a
los hebreos de Alejandría frente al riesgo de los dioses egipcios. La
sabiduría como seguimiento es lo que permite “calcular los a￱os para
adquirir un corazón sensato; sácianos por la mañana con tu misericordia
para cantar con gozo y alegraremos todos nuestros días”. (Sal 89),
SEGUIMIENTO Y SOLIDARIDAD.
En el Nuevo testamento Jesús, la cruz, tiene la palabra de sensatez por la
solidaridad. Toda experiencia de servicio y acompañamiento de los pobres
es una experiencia de cruz, de seguimiento de Jesús. Quien se arrodilla
ante quien venció la muerte y resucitó reconoce que es un Maestro bueno
porque puede dar la vida eterna. Pedir la vida eterna supone la fe en la
resurrección de los muertos por apego a las riquezas.
Precisamente, el joven rico, no le preguntó a Jesús por el seguimiento sino
por la vida eterna; Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida
eterna? Aceptar que "sólo Dios es bueno" es sentir en el interior que hay
algo de Dios que va más allá de nuestros deseos. El joven rico conociendo
los mandamientos y cumpliéndolos no logra ser feliz; es un angustiado por
querer “poseer” la vida eterna desde su propio esfuerzo. En la lista que
Jesús le da para poseer la vida eterna no está Dios pero si las obligaciones
con los demás: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no
levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes; honrarás a tu padre y a
tu madre” (evangelio) “Tratad a los demás como queréis que ellos os
traten a vosotros” (Mt 6,31).
LA VIDA ETERNA ES LA SOLIDARIDAD.
Parece que hubiera sido un hombre piadoso desde joven pero sin llegar a la
adultez de la fe. “Todo esto lo he cumplido desde muy joven” Para Jesús
“vida eterna” depende de la postura ante las riquezas. “La palabra de Dios
es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el
punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos". Juzga los
deseos e intenciones del corazón". (Segunda lectura).”Solo una cosa te
falta: ve y vende lo que tienes y dalo a los pobres” (evangelio).
Ante esta propuesta el joven siente que no es capaz y prefiere alejarse
triste. Vender lo que tenía y compartirlo con los pobres no era un fin sino la
condición para seguir a Jesús. Por tres veces consecutivas Jesús toma la
palabra para decir lo difícil que es a un rico (v23) y a todos (v24), entrar al
Reino como esfuerzo sino como don. (v27).
LA CONFIANZA EN LUGAR EQUIVOCADO.
Los ricos se fían en su propia razón que es económica, en su virtud, en su
poder, en su influencia, pretendiendo saber que es la vida. No tienen
conciencia de sus faltas, siempre encuentras las razones para explicar sus
limitaciones de cualquier orden. Todo depende de ellos por eso se les debe
siempre obedecer.
La pobreza como la concibe Jesús tiene en sí misma una recompensa:
abrirse a un mundo más simple que prevé para el creyente la felicidad, la
seguridad y el encuentro con un Dios que nos da el ciento por uno, casa,
familia, riquezas y felicidad. “Quien hace la voluntad de mi Padre, es mi
hermano, mi hermana y mi madre"(3,35). Así la tierra misma se va
convirtiendo en Reino de Dios.
Jesús concluye con una sentencia contundente, acentuada con la hipérbole
del camello: “¡qué difícil les es a los ricos entrar en el Reino de Dios! No
podéis servir a Dios y al dinero" (Lc 16,13). Como siempre, el problema no
está en el dinero, sino en el apego, en la identificación con él. El ego no
puede pensar en “como heredar la vida eterna”; porque el egoísmo puede
hacernos “religiosos”, cumplidores y hasta piadosos pero no creyentes
“para heredar la vida eterna” por desapropiaci￳n del egoísmo. El mérito o
la recompensa; pero lo que es imposible desde el egoísmo es posible para
Dios desde la solidaridad. De ello da razón la paradoja del camello y la
aguja ante las promesas de Dios. Quizás esto fue lo que pensó el joven rico
sin caer en cuenta la mejor riqueza era despojarse por seguir a Jesucristo
en la solidaridad con los pobres.
El ¿Quién puede salvarse? de los discípulos, es un paralelo al poseer la vida
eterna, del joven rico; sólo que ahora presupone la experiencia del rechazo
del seguimiento a Jesús en la solidaridad con los pobres; en nosotros ese
presupuesto es la peor experiencia de la religión en relación a la fe, querer
salvarnos sin los pobres.
P. Emilio Betancur