Un Reino disruptivo
La palabra no es tan rebuscada. Está en el léxico de la tecnología. Es obra del ingenio de
Steve Jobs y su equipo de trabajo en Apple. “Disrupción” se refiere a aquello que es capaz
de generar cambios grandes en la sociedad. Irrumpe en todo aquello que está contaminado
de rutina, mediocridad, pereza. Lo ‘disruptivo’ mueve, transforma. Genera una mentalidad
de cambio permanente. Crea nuevos valores.
Jesús ha venido a instaurar el Reino de Dios en la tierra. Es el centro de su mensaje. Para
ello nos devela el rostro del Padre y forma un pequeño grupo que lleve a cabo semejante
cometido con testimonio y audacia. Cuando Pilatos le pregunta si “Él es Rey”, Jesús le
contesta: “Para eso he venido, para ser Rey”. La sorpresa de Pilatos es grande e intenta
preguntarle: “¿Y Rey de qué?”. Respuesta inconfundible: “De la verdad”.
Jesús con su Reino quiere invadir el mundo de novedad, de creatividad, de entusiasmo, de
valor. Pareciera generar un producto nuevo de humanidad, un ser nuevo “creado en justicia
y en verdad”. Y funda la escuela que llamamos del “discipulado” en donde aprendemos, en
lenguaje apenas balbuciente, a caminar a su ritmo, a ensanchar el corazón, a hacer las cosas
de una manera diferente en sencillez, en simplicidad de vida.
Lo disruptivo influye en un estilo nuevo de vida. Una manera diferente de ver las cosas, de
hacerlas distintas y prácticas en el servicio y en los resultados. Estable una manera nueva de
convivencia, de comunicación, una capacidad de afrontar los problemas en su visión
positiva. En cristiano, a esto lo llamamos Reino. Jesús está en el detalle de la vida, en lo
micro y macro. Sobre todo, en el corazón. Allí comienza la transformación del ser humano.
Cochabamba 22.11.15
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com