I DOMINGO DE ADVIENTO. CICLO C
LA ESPERANZA EN LA AMENAZA.
Dios había hecho una promesa al pueblo judío en términos de “buena
nueva”, evangelio. “Se acercan los días del Se￱or, en que cumpliré la
promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá: haré nacer del
tronco de David un vástago que ejercerá justicia y derecho en la tierra para
que digan: El se￱or es nuestra justicia” (Primera lectura). Pablo verificaba el
cumplimiento de la promesa y aceptación de Jesús por parte de los
tesalonicenses diciéndoles: “vivan como conviene para que sigan
progresando”. (Segunda lectura)
Lo anterior es bonito pero lo que sigue no es menos, es esperanzador a pesar
de su lenguaje amenazador: “Se￱ales prodigiosas en el sol, en la luna y las
estrellas. (Evangelio). Estas son las imágenes con que el A.T. describe la
caída de algún rey o de una nación opresora. El sol y la luna eran
representaciones de divinidades paganas y los astros representaban a los
jefes que se sentían hijos de esas divinidades y en su nombre oprimían a los
pueblos, sintiéndose ellos también como seres divinos. (Daniel 8,10). Aquí
es cuando aparece el Hijo del hombre (Daniel 7,13) que en arameo significa
simplemente “humano”, aplicado más tarde a Jesús. El texto que leemos hoy
invita al rechazo del señorío absoluto de los opresores griegos, personas e
instituciones de aquel entonces que a punta de política engañosa y ambigua
se hacían ver como dueños absolutos de las personas, del tiempo y de su
historia. No se trata del fin del mundo si no de la transformación de la
historia
ATENCIÓN A LAS IDEOLOGÍAS.
Jesús sabe que la única manera de rescatar al hombre es por medio de otros
hombres, llamados discípulos, comprometidos desde el evangelio por el
rescate de la dignidad humana, desde la compasi￳n como lo hizo Jesús: “Que
el Señor los haga rebosar de un amor mutuo y hacia los demás, como el que
yo les tengo a ustedes” (segunda lectura). De ahí que en medio del
terremoto de la época actual, la invitaci￳n es a “levantar las cabezas”. Y
“estar despiertos”. Para discernir desde el evangelio qué es y porqué ocurre
lo que está pasando, para “mantenernos en pie”. Discernir acerca de la
ideología que pretende negar la existencia Dios como referente de sentido
ante lo inhumano. Con el materialismo la modernidad intenta disuadir al
hombre de todas las posibilidades que tiene desde la espiritualidad. Ahora
con la ideología de genero, como construcción cultural se, nos dice que no
es la naturaleza quien decide el sexo si no la sociedad. Así hombre y
masculino pueden significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino;
mujer y femenino tanto un cuerpo masculino como uno femenino;
confundiendo las conductas con el género; echando por la borda a nombre
de la razón, la sociedad secular con sus instituciones politizadas; da la
impresión que el origen ya no tenga nada decirle a la historia y la cultura
frente a los temas mas importantes de la condición humana. El adviento es
un tiempo muy importante para discernir acerca de lo que está pasando sin
tenernos en cuenta.
SOMOS UNA HIGUERA.
La más bonita de las señales del adviento es la higuera: unos retoños en los
troncos muertos que despiertan la certeza de la primavera: "Os ha nacido
un Salvador", y una señal "Encontraréis un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre". Tenemos que aprender en el adviento a rastrear
la nubes que nos oscurecen el espacio de la vida. Quienes saben rastrear
son buenos vigilantes más por lo que escuchan que por lo que ven; pero sin
dejar el puesto. La escucha de la palabra es la primera vigilancia y
discernimiento frente a lo nos está ocurriendo para obrar de acuerdo a los
que Dios quiere de nosotros. A dicha escucha la llamamos Adviento y a lo
que vendrá, Navidad; nacimiento de quien nos puede salvar de las
ideologías, desde la compasi￳n. “Ven Se￱or Jesús”.
P. Emilio Betancur