IV DOMINGO DE ADVIENTO (C) (Luc. 1, 39-45)
¡Alégrate, María…, bienaventurada tú porque has creído!” ( Lucas, 1- 45)
Anuncio del Ángel.
- Se comprende que, después de aquel Anuncio que recibe María del Ángel, a
ella le queda manifiestamente claro, tanto la singular elección de la que ha sido
objeto, como que, por esa designación, ella, virgen, va a ser…, ¡está siéndolo ya!,
la Madre de Dios. ¡Inaudito!
- Pero, no es menos cierto que, esta clarividencia suya, después del mensaje del
Ángel, ¡no le iba a ser nada fácil, hacérselo comprender a los demás, a sus
familiares…!
La visita a su parienta Isabel.
- Pero, hay algo de aquel mensaje del Ángel que a María no le ha pasado
desapercibido: “ Ahí tienes a tu prima Isabel que, en su ancianidad, ha
concebido también un hijo y la que era estéril, en su vejez, hoy cuenta ya el sexto
mes porque, para Dios, no hay nada imposible” . (Luc. 1, 36-38)
- Con esta segunda parte del anuncio del Ángel, debió encendérsele una luz a
María. No dice nada el Evangelio pero, no es extraño que pudiera haber pensado:
+ Nadie mejor que mi prima Isabel, que está viviendo también una
concepción milagrosa, podrá comprenderme y ser mi primera confidente de estos
misteriosos designios de Dios: “ concebir y dar a luz un hijo, sin intervención de
varón, y por obra del Espíritu Santo”.
+ Y, nadie mejor que ella, (además de comprenderme), podrá ayudarme a,
desvelar y a hacer creíble a la familia, estos misteriosos designios divinos que le
había anunciado el Ángel.
- Quizás esta interpretación de los hechos, parece justificar la reacción de María
que narra el Evangelio: “ María se levantó y fue aprisa a la montaña.....”
- Y los resultados de aquella intuición, (tal vez, de aquella inspiración divina), no
pudieron tener mejores resultados porque, apenas llega y la saluda, comprueba que
su prima Isabel, divinamente inspirada, ya conocía los planes de Dios sobre ella.
Así lo cuenta el Evangelio:
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó de gozo en su vientre, e
inspirada por el Espíritu Santo, le dijo a voz en grito: :
“¡Bendita tú, María, entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quien soy
yo para que me visite la madre de mi Señor? ¡Dichosa tu porque has creído!,
porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de parte del Señor“.
. - Dios hace las cosas siempre proporcionadas y, a un singular Misterio, como era
aquella milagrosa Encarnación del Hijo de Dios, correspondió con medios
extraordinarios: ¡La embajada de un Ángel!, y ¡la sobrenatural confirmación del
mensaje de Isabel! Guillermo Soto