Día 26 de Diciembre. San Esteban: Mt 10, 17-22
En la primera Navidad los ángeles anunciaron a los pastores que había nacido un
Salvador. En esta nuestra situación, envuelta en pecado, no puede haber salvación sin
sufrimiento. Aunque ese sufrimiento terminará en gloria y resurrección. Hoy celebra la
Iglesia la fiesta de san Esteban, el primer mártir. Consideramos un hecho de violencia y
sin embargo es día de fiesta, de gloria. No por la violencia o el triunfo que creyeron
tener los violentos, sino por el verdadero triunfo de quien entrega su vida dando
testimonio de la fe en Jesucristo y pidiendo perdón por los que le están matando.
San Esteban era uno de los siete diáconos que habían sido nombrados para ayudar
a los apóstoles. Una razón para ser nombrados estos diáconos eran las quejas que
venían de los cristianos griegos o venidos del paganismo de que ellos, especialmente
las viudas, eran peor atendidos que los que procedían del judaísmo. Por eso los siete
diáconos eran más bien cercanos a los griegos, como se ve por sus nombres. Así que
manifestaban una clara apertura de la Iglesia hacia todo el mundo. Esto molestaba
tremendamente a los fundamentalistas de aquel tiempo: porque se apartaban más de
las leyes tradicionales judías. Por eso principalmente vino la persecución.
Entre los siete diáconos se destacaba Esteban. No sólo atendía a los pobres, que
era su primera ocupaci￳n, sino que, como dice la Escritura, por estar “lleno de fe y del
Espíritu Santo” discutía con los jefes de la sinagoga, que no podían argüir las palabras
llenas de sabiduría de Esteban. También dice el libro de los “Hechos” que “lleno de
gracia y de poder” hacía prodigios y se￱ales en el pueblo. Por todo ello aquellos jefes
de la sinagoga quisieron hacer con Esteban como lo habían hecho con Jesús:
Sobornaron a algunos para que testificaran que Esteban había sido blasfemo, excitaron
a mucha gente contra él y lo llevaron al Sanedrín para ser juzgado como reo de muerte.
Jesús no les había prometido a los apóstoles grandezas humanas. Hoy vemos en el
evangelio que les dice que vendrán persecuciones y que muchos serán acusados y
llevados a los tribunales y serán azotados. Cuando san Mateo escribía el evangelio,
seguramente tenía presentes varias persecuciones reales. Entre ellas la que ocasionó
la muerte de Esteban. Pero también les dijo Jesús que no se preocuparan por lo que
tendrían que hablar, porque “el Espíritu del Padre hablaría por ellos”. Así fue con san
Esteban. Habló cosas maravillosas interpretando la historia del pueblo de Israel en
función de la venida de Cristo. Pero cuando, mirando al cielo, dijo que Jesús estaba a
la derecha de Dios, colm￳ la paciencia de aquellos “matones”, que le sacaron fuera y le
apedrearon hasta la muerte. Es la cobarde reacción de los violentos, que al no poder
triunfar con argumentos y menos por la pureza de vida, atienden a la ley de la fuerza.
En el cristianismo el hecho de las persecuciones y martirios es una ocasión para el
anuncio de la palabra de Dios. Siempre queda algo bueno para alguno. Allí estaba el
joven Saulo, que estaba de acuerdo con esa muerte y que estaba cuidando los mantos
de los que apedreaban a Esteban. El valor y la entereza que mostró el mártir se le
quedó grabado para siempre y mucho tuvo que influir para convertirse en san Pablo.
Las últimas palabras de san Esteban fueron primero para ofrecer su espíritu al
Señor Jesús y luego para perdonar con una oración a los que le estaban apedreando:
“Se￱or, no les tengas en cuenta este pecado”. En esto nos ense￱a que tenía los
sentimientos de Jesús. A nosotros seguramente no nos apedrearán hasta la muerte;
pero continuamente tenemos motivos y ocasiones para perdonar. Es una gran lección.
A veces nos resulta raro el constatar que se persiga hasta la muerte a personas que
sólo desean hacer el bien. Es el egoísmo que no aguanta estar cerca de la virtud. Hay
martirios breves e intensos como el de san Esteban; y hay otros largos y constantes,
como el ser fieles a Dios en el cumplimiento del deber y en la entrega total. Hoy Jesús
nos dice que sólo los que perseveren llegarán a la salvación.