Lectura del signo
“Semiótica” es, hoy por hoy, ciencia de altísima actualidad. Podríamos decir que es la
ciencia que da “vida a los signos”. Que es el lenguaje simple de comunicación y, por
demás, que es medio obligado para una comprensión de las nuevas generaciones en su
lectura y relaciones mutuas. Viñetas, grafitis, signos convencionales, artimañas cifradas en
mensajes, nos están hablando de la importancia de la imagen como nuevo lenguaje.
Juan en su evangelio usa la palabra “signos” para indicarnos la manera como Jesús quiere
que recibamos su mensaje. Que lo leamos, nos lo apropiemos, lo vivamos. Podríamos
hablar de la teología de la “semiótica” en Juan. Para ello nos invita a abrir los ojos, también
el corazón. A los fariseos les llama ‘ciegos’, ‘duros de corazón’, ‘piedras’, ‘sepulcros’,
‘¡serpientes!’, ‘¡raza de víboras!’…simplemente no saben leer los signos.
Al terminar la fiesta de bodas en la que Jesús había multiplicado el vino, Juan dice
escuetamente: “Fue su primer signo”. Y esto suscitó la fe. Había un ambiente propicio para
la lectura de este signo: Era una fiesta de bodas. El amor de los novios se estrenaba en
medio de un fracaso rotundo… se les acaba el vino, el primer amor y el corazón se volvía
trizas. Allí cuando el amor atardecía repentinamente, se brinda el Vino Nuevo, la felicidad
cumplida.
No basta el signo por sí mismo. Se requiere espacio y tiempo, exige ambiente y lectores. Y
el mensaje que traduzca intencionalidad y metas. Jesús sabe por qué hace su primer ‘signo’
en una fiesta de bodas. Él quiere inaugurar su ‘Reino’ con la fiesta de la vida, del amor, la
búsqueda de la felicidad. Y todo lo pone bajo un ‘signo’, el Vino multiplicado, generoso,
añejado en bondad, en fidelidad, en gozo cumplido. Esto para él es familia y fiesta y vida.
Cochabamba 17.01.16.
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com