DOMINGO IV TIEMPO ORDINARIO. CICLO C
EL “HOY” DE LOS POBRES.
El enviado tiene que estar siempre en su realidad cotidiana que en el caso de Jesús
era Nazaret y la sinagoga.
La sinagoga no era solo una asamblea para el culto, un centro comunitario y un
lugar para administrar justicia. La sinagoga era el sitio de encentro entre las
familias y los amigos. La lectura en la sinagoga era informal: raciones, lecturas de
la escritura, comentarios y recolección de las ofrendas para los pobres.
Es interesante notar que en el evangelio de Lucas la primera palabra pública de
Jesús fue “hoy”, que quiere decir: “Hoy he sido constituido como Cristo o Mesías.
Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la escritura que ustedes acaban de oír” El
tiempo del reino de Dios es éste. El tiempo de hoy es un nuevo tiempo que ha sido
cambiado para ser el tiempo de “llevar a los pobres la buena nueva, la curaci￳n a
los ciegos, la libertad a los oprimidos”; de ahí el nombre de “a￱o de gracia del
Se￱or”; inicio del jubileo; y nosotros estamos hoy en el a￱o jubilar de la compasi￳n
y la misericordia. Promulgado por el Papa Francisco. El evangelio de Lucas y los
Hechos muestran como el “hoy” de Jesús ocurrido en la sinagoga de su ciudad
Nazaret es continuado en la Iglesia, nuestras diócesis y comunidades; para que no
pueda ser convertido en el ayer que ya pas￳, o en el vago “algún día” del futuro.
Así entonces la historia de la iglesia en el servicio de los pobres tiene que ser un
testimonio ininterrumpido a la palabra de Dios: “Hoy se ha cumplido esta
Escritura”.
LA FE NO SE PUEDE SUPONER.
¿Por qué si aprobaban y admiraban la sabiduría de su palabra, lo rechazaron
peguntando “¿No es este el hijo de José?” Pudo haber sido porque Nazaret
pretendía ver realizada la misión del enviado en medio de prodigios y señales y
esperaba que todos los dones de Dios fueran solo para ellos; se resentían porque
Cafarnaúm, de mayoría no judía, participara del amor de Dios. También pudo haber
influido que la familiaridad y cercanía de sus coterráneos les impidió aceptar su
relación con los pobres, cautivos, ciegos y oprimidos. Jesús, más que por su
persona, tuvo el mayor cuidado con su ministerio en favor de los extranjeros. Elías
y Eliseo, ejemplos traídos por el evangelio de hoy, fueron como Jesús profetas de
Israel para los no creyentes. Entonces, no faltaban razones para decirle “médico
cúrate a ti mismo” “todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira y
levantándose lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un barranco del monte,
sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero Él, pasando por en
medio de ellos, se alej￳ de ahí” (evangelio). Para Lucas el problema no era entre el
judaísmo y jesuseo entre la sinagoga y la iglesia sino entre el judaísmo y su propia
Escritura dado que Israel ya conocía que el pacto con Abraham era universal (Gn22,
18; Hch 3,25).
Sin duda que Jesús también conocía ya el rechazo a Jeremías otro profeta de Israel
para los demás. ¿Cómo sería su sufrimiento cuando no conocemos su fecha de
nacimiento sino de su muerte? “Mira Yo te convierto en plaza fuerte en columna de
hierro, en muralla de bronce frente a todo el país, frente a los reyes y príncipes de
Judá, frente a los sacerdotes y los terratenientes; lucharán contra ti pero no te
vencerán, porque yo estoy contigo, oráculo del Se￱or” (Primera lectura). Lo que si
no le faltó a Jeremías fue compasión para su pueblo. Puede ser que Jesús hubiera
pensado en Jeremías cuando dijo en la sinagoga de Nazaret:” “Ninguno es profeta
en su tierra”. El rechazo de los dirigentes de Anatot a Jeremías, que advirtiendo y
gritando a tiempo y a destiempo, que las penurias y la paz de su país requerían de
una conversión; se ha trasladado a Nazaret no aceptando el rol humano del
enviado. La actitud hostil de Nazaret en relación a Jesús es la advertencia previa a
lo que Juan define como culminaci￳n defecci￳n concertada y ampliada: “Vino a los
suyos y los suyos no lo recibieron, pero a quienes lo acogieron los hizo capaces de
ser hijos de Dios” (Jn 1,11-12). Nunca, incluso más ahora; la fe se puede suponer
por el riesgo de convertirla en religión natural.
NO DEJEMOS LA MISIÓN
Mantener la fe supuso para Jeremías y Jesús no dejarse separar de su misión para
no negar las promesas de Dios a nosotros los paganos. Lucharon por mantener las
promesas en las que nosotros creemos, las bienaventuranzas cuya resonancia
aparecen en quince comportamientos del mejor camino de la adultez de la fe: El
amor de la cruz, para que aspiren al don más excelente de Dios, la cruz. A partir
del amor en la cruz todo lo demás es relativo porque la cruz es comprensiva, la
cruz es servicial y no tiene envidia, la cruz no es presumida, ni envanece, no es
grosera ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor, no se alegra con la injusticia, sino
que goza con la verdad .La cruz disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin
límites. La cruz no pasará jamás” (segunda lectura).
"Señor tú eres mi esperanza que no quede yo jamás defraudado. Tú que eres justo
ayúdame y defiéndeme; escucha mi oración y ponme a salvo. Sé para mí un
refugio, ciudad fortificada en que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi defensa,
líbrame Señor de los malvados. Señor tu eres mi esperanza, desde mi juventud en
ti confío. Desde que estaba en el seno de mi madre, yo me apoyaba en ti y tú me
sostenías. Yo proclamaré siempre tu justicia y a todas horas tu misericordia. Me
ense￱aste a alabarte desde ni￱o; y seguir alabándote es mi orgullo” (Sal 70)