2º DOMINGO DE CUARESMA (C)
Avanzar en la fe
Las pruebas, las dificultades están presentes en nuestra vida de creyentes, mas ellas no nos
impiden proyectar la luz de Cristo y avanzar en la fe.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para
orar. Y mientras oraba. El aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De
repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron con gloria,
hablan de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de
sueño; y espabilándose vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras
éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:
—Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías.
No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió. Se
asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:
—Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle.
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaban silencio y, por el momento no
contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN CENTRAL:
La Transfiguración y el sentido nuevo de la vida
Llegamos al SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA.
Las lecturas que vamos a escuchar en este día tienen algo en común: DIOS HACE UN PACTO
CON NOSOTROS. Primero con Abraham, padre en la fe. Y, San Pablo, nos recordará que
estamos llamados a ser ciudadanos del cielo. La transfiguración del Señor es un aperitivo de
todo lo que nos queda por vivir en el cielo si creemos en la muerte y resurrección del Señor.
En el texto de la transfiguración, Lucas es el único evangelista que nos dice que Jesús fue a
la montaña para orar. Y es durante su oración que Él se transfigura. Unos días antes Jesús
les había revelado a sus discípulos que el montaría a Jerusalén para ser rechazado y
condenado por las autoridades civiles y religiosas, para así sufrir y luego morir.
Hoy en contacto con su padre en la ORACIÓN, su camino oscuro y de sufrimiento se ilumina
y toma plena sentido. El amor será más fuerte que la muerte. Esto será para Él un camino
de liberación, un "éxodo" que le conducirá a la resurrección.
La Tradición decía que después de su encuentro con Dios sobre la montaña, el rostro de
Moisés quedó tan brillante, tanto que él debía ponerse un velo para no enceguecer o
encandilar sus compatriotas. La Gloria de Dios se manifiesta hoy sobre el rostro de Jesús,
en el momento preciso cuando la perspectiva del sufrimiento y de la muerte se confirma.
Es como la anticipación de la resurrección, un aperitivo de lo que será la resurrección. En
otras palabras, un avant-gout (palabra en francés) o sea aquello antes de degustar el plato
principal.
Después de la transfiguración Jesús tendrá el coraje de descender de la montaña e ir a
Jerusalén para enfrentar a sus adversarios.
Lo que es de verdad importante en el texto de este domingo no es el milagro del cambio
exterior de Jesús sino más bien la manifestación o revelación del Padre Dios quien dice:
"Este es mi Hijo, aquel que yo he escogido: ¡Escúchenlo!"
Escuchar las Palabras de Jesús y ser también nosotros transfigurados, ese es el objetivo de
la cuaresma. ser renovados gracias al contacto que tenemos con el Señor.
La transfiguración se produce o la vemos muchas veces en el evangelio: Cristo transfigura
los heridos de la vida, los rechazados de la sociedad, los pecadores y los transgresores. Al
tener contacto con el Señor estas personas retoman o rencuentran el gusto por la vida, ellos
vuelven a ser alguien, recuperan su dignidad. Esa es la historia del leproso expulsado fuera
de la ciudad, de la samaritana viviendo con su sexto marido, de Zaqueo el publicano, de
María Magdalena “la pecadora", de la prostituta en la casa de Simón el fariseo, de la mujer
adúltera condenada a ser apedreada, de Pedro el renegado, del ladrón sobre la cruz, etc.
Y a través de los siglos, miles de personas que entrarán en contacto con Cristo, aprenderán
a darle un sentido nuevo a sus vidas. Se trata entonces, de verdaderos "renacimientos".
Entrar en contacto con CRISTO es dejarse cuestionar por Él, para aprender a darle un sentido
nuevo a nuestra EXISTENCIA.
Nosotros queridos hermanos y hermanas, podemos vivir una transfiguración, una
transformación que nos ayudara a retomarle gusto a la vida, a hacer mejor, más valioso
nuestro peregrinaje sobre la tierra, y esto a pesar de nuestras enfermedades, nuestras
debilidades, nuestros fracasos y pecados.
La transfiguración es una invitación a avanzar. Ella nos incomoda y nos impide instalarnos
definitivamente. Pedro quería quedarse sobre la montaña, pero Cristo lo invita descender
a la planicie. Como a Abraham, Dios nos incita a dejar nuestra rutina confortable, a reiniciar
la marcha: "Yo soy el señor que te ha hecho salir de Ur de Caldea” (Génesis 15, 7).
Gracias a la fe no nos replegamos sobre nuestro pasado y no nos instalamos
confortablemente en el presente. La fe es un elemento que combate la inactividad, el
adormecimiento. La fe es un itinerario de libertad, que nos impulsa siempre hacia adelante.
El Discípulo toma en serio el mensaje del Señor Jesús y se deja cuestionar por Él. El discípulo
escucha.
La palabra de Dios nos permite encontrar una dirección y perspectivas nuevas. "Yo soy el
camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14,6). Como dice el Salmo de hoy: "El Señor es mi luz y
mi salvación" (Salmo 26). " Él es una lámpara para nuestros pasos " (Salmo 119, 105).
Hasta ese momento uno escuchaba a Moisés, interlocutor de Dios en el Sinaí (Éxodo 34,29).
Uno escuchaba también los profetas, donde Elías es el símbolo en el Evangelio de hoy.
Ahora, no hay más que una sola voz a escuchar, la voz de Cristo.
"Este es mi Hijo Amado, a quien YO he elegido. Escúchenlo"
Otra reflexión
El rostro de Cristo “transfigurado” es de una tal belleza que Pedro, Santiago y Juan no
pueden vivir la experiencia que en el silencio. Ellos están llenos de admiración. Un poco
como nosotros, cuando contemplamos el cielo lleno de estrellas, nos sentimos llamados a
decir: “shiito, y cállate”.
Lo que les sucede a los tres amigos de Jesús en la montaña los deja sin voz. Ellos no pueden
intentar mismo explicarlo, porque es tan excepcional, tan misterioso. Finalmente, ellos no
buscan hablar del evento: ellos guardan silencio. Y no revelarán tal suceso hasta algunos
años más tarde cuando recordarán la imagen brillante que les ha dado Jesús rodeado de
Moisés y de Elías.
¿Pero cómo comprendemos hoy nosotros este misterio de LA TRANSFIGURACIÓN? Porque
de hecho y muy a menudo, nosotros tratamos de leer las experiencias que vivimos
únicamente a través de los criterios de la razón. Las verdades son analizadas, mensuradas,
pesadas y decorticadas (como el café para tostar). Esta aproximación científica-técnica, es
el fundamento de nuestra “modernidad”. La RAZÓN es cada vez más el único criterio de
juicio y uno escucha decir: “Si no es explicable no es real y entonces no es verdadero”. Error.
Error, en efecto, el libro del teólogo William Placher (1) explica bien la trampa que se nos
ha tendido: “toda trascendencia en nuestra vida se ve rechazada cuando ella no es más
“domesticable” por nuestro pensamiento moderno”.
Quedamos al nivel de la calle…poco a poco, dentro de este estado del espíritu, Dios pierde
toda trascendencia, toda santidad. No tenemos más que una visión extremamente simplista
de un Dios que nos da: “una manito a veces” para resolver nuestros pequeños problemas!
La TRANSFIGURACIÓN DE CRISTO no podemos comprenderla, aprehenderla sino a través
de la presencia de Dios. Creer en Dios, es creer humildemente que en realidad existe algo
más allá de lo explicable. Es en efecto, un acto de modestia intelectual, donde se admite
que hay una gran cantidad de cosas que no comprendemos y que hay un misterio en el
corazón de este mundo.
¡No descendamos entonces tan rápidamente de la montaña! ¡Permanezcamos en contacto
con lo inexplicable! Miremos hacia lo alto, tomemos tiempo para reflexionar y darle espacio
(lugar) al silencio en nuestras vidas. Y no olvidemos que ciertas experiencias en nuestras
propias vidas tienen nada más que una buena respuesta: el silencio.
(1 ) La trascendencia domesticada: cómo el pensamiento moderno con respecto a Dios se
ha perdido. Título original: The domestication of transcendence: How modern thinking
about God Went Wrong”, Westminster John Knox Press, 1999.
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:
Me reservo un tiempo para volver a leer sea la primera lectura, sea el evangelio. Después
cierro los ojos e imagino la escena contada en el texto escogido, metiéndome en la piel de
Abraham o de los discípulos. Pongo atención a mis pensamientos, a mis emociones. Dejo
subir mi oración hacia Dios: agradecimiento, alabanza, peticiones, preguntas, etc.
ORACION-MEDITACION
Muéstranos tu rostro y seremos salvados.
Tú, el desconocido,
Tú, el inaccesible,
Tú, el más allá de todo,
Muéstranos tu rostro.
Sobre nuestro mundo, todo no es más que velo y mentira
Y a veces, a la inversa, todo no es más que striptease,
Como si todo se pudiera ver,
Todo comprenderse, todo poseerse.
Danos el sentido del respeto,
Danos el sentido del misterio.
El vestido no es nada,
La desnudez no es nada,
No hay nada más verdadero que el respeto.
Guíanos hacia la verdad completa.
Amen.
P. GUSTAVO QUICENO JARAMILLO. mxy
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
http://betania.es (para los textos de las lecturas)
Pequeño Misal “Prions en Èglise”, edición quebequense, 2010.
http://mystereetvie.com
http://cursillos.ca (reflexión del P. Allard)
BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole. Année C.