4º Domingo de Cuaresma
Lo primero que hay que hacer al escuchar esta parábola del Hijo Prodigo, es comparar la
imagen que tenemos de Dios con la imagen que Jesús nos da de su Padre. El primer
objetivo de la parábola es enseñarnos, en efecto, quien es Dios. Charles Peguy, ese gran
poeta francés escribía : “Si todos los ejemplares del evangelio debieran ser destruidos en el
mundo, sería necesario que se guardara al menos una página, aquella que relata la
parábola del Hijo Prodigo para comprender quién es Dios: ese padre que aguarda, que
espera, abre sus brazos, perdona y organiza una gran fiesta por el regreso de su hijo”.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 15- 1-3.11-32
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los
fariseos y los escribas murmuraban entre ellos.
-- Ese acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola:
-- Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que
me toca de la fortuna" El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo
menor, juntando lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo
perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible y
empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país,
que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago
de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces
se dijo:
"Cuantos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de
hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: "Padre he pecado contra el
cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros."
Se puso en camino adonde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y
se conmovió y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo:
"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”:
Pero el padre dijo a sus criados:
"Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo, ponedle un anillo en la mano y sandalias en los
pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete; porque este hijo mío
estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado."
Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba
a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó que pasaba.
Este le contestó:
"Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado
con salud."
El se indignó y se negaba a entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a
su padre:
"Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me
has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo
tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres le matas el ternero cebado."
El padre le dijo:
"Hijo, tu estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo deberías alegrarte, porque este
hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido, y lo hemos encontrado."
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
De tal padre tal hijo (a)…De tal palo tal astilla
Pensándolo bien, hay un poco de estos dos hermanos en cada uno de nosotros. A veces somos
como el hijo menor. Buscamos construir nuestras vidas sin Dios. Nos aventuramos
insensatamente en la autosuficiencia y negamos su existencia basados en las opiniones
infundadas y los intereses ateos de otros, nos dejamos arrastrar por la corriente manipuladora
de los medios de comunicación…si, negamos con rapidez y negligencia el misterio del
totalmente OTRO y nos entregamos irresponsablemente al ateísmo (negando a Dios) sin
profundizar en la propia fe, sin pedir a nuestros padres las razones de su creencia y sin
adentrarnos siquiera un poco en nuestra ciencia teológica.
Pero cuando llega una crisis o afrontamos una dificultad, nos volvemos hacia Dios y
esperamos que Él arregle todos nuestros problemas. Y entonces nos mostramos dispuestos a
muchas conversiones de estómago, siempre y cuando Dios nos provea y nos de todo lo que
deseamos.
En otras ocasiones nos parecemos al hijo mayor. Vemos a Dios como un amo o capataz
exigente, alguien ante quien no tenemos otra elección que servir, mismo si deseamos hacer
otra cosa; vemos a Dios como alguien que nos debe algo puesto que hacemos lo que Él nos
manda. Y, sobre todo, nos parecemos al hijo mayor cuando se nos dificulta amar a los
hermanos y hermanos (semejantes) que nos rodean.
Por fortuna, la Buena Noticia de este domingo no se encuentra del lado de los hijos. La Buena
Noticia de este domingo la encontramos del lado del padre. Ante todo, él acepta dejar partir
a su hijo menor con su herencia. Sin cesar, él escruta el horizonte con la esperanza de que
volverá. Cuando lo ve revenir a lo lejos, corre hacia él, se lanza entre sus brazos y lo cubre
de besos. Él no le hace ningún reproche, pero a través de gestos concretos a su hijo más joven
le restablece en su dignidad de hijo. Como dicen los mexicanos qué padre! Este hombre con
corazón de madre!
Cuando Jesús nos cuenta la parábola del hijo prodigo, nos revela los verdaderos rasgos de
Dios, nuestro Padre. Él nos dice de nuevo que Padre tan amoroso y amante tenemos.
También, Jesús nos revela el deseo ardiente de nuestro Padre de devolvernos nuestra
dignidad de hijos de Dios, su deseo de reconciliarnos con Él, su deseo de reconciliarnos los
unos con los otros.
Cuál es nuestra reacción ante los hijos, la esposa, el marido, que nos dejan? Ante la ingratitud
o las calumnias que nos afectan, y mucho más cuando vienen de nuestros parientes y
cercanos? Cólera? Venganza? Palabras que matan? “ Ojo por ojo, diente por diente “, “él
está muerto, ella está muerta para mi. “Tu no eres más mi hija (o), mi padre, mi madre”.
¿Quieren conocer ustedes la alegría plena, la felicidad completa? Aprendan a parecerse o a
asemejarse al Padre, a dar y a perdonar…que se pueda decir de nosotros: “De tal padre tal
hijo (a)”, “Hijo de tigre sale pintado” …
Pero la parábola de Jesús termina sin que sepamos si el hijo mayor se reconciliará con su
hermano. No sabemos tampoco si los dos hermanos reconocerán, en fin, se darán cuenta del
padre extraordinario que tienen.
Nos corresponde a nosotros escribir el fin de la parábola en lo cotidiano de nuestras vidas.
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA
1. Verifico mi confianza en la misericordia de Dios: ¿estoy convencido que Dios me acoge y
me perdona en todo lo que yo soy?
2. Realizo gestos concretos que favorezcan la reconciliación: vivir el sacramento de la
penitencia y de la reconciliación, volver a comunicarme o fortalecer los lazos con alguien
de quien me había alejado, visitar una persona sola o marginada, colaborar con un
organismo humanitario, etc.
ORACION- MEDITACION
Hijo pródigo, hijo mayor,
Hija prodiga, hija fiel,
Padre inflexible y severo, padre alcahuete y bonachón,
Madre ingenua, madre vigilante?
Yo no sé quién o qué soy
Y me niego mismo a saberlo.
Yo querré justo y todo simplemente
Acoger la revelación del amor del Padre
Que Tú me develas o descubres) en esta parábola, Señor.
Mis errores no acaban,
Por momentos hijo menor, a ratos hijo mayor,
Yo navego entre el perdón para mí
Y la severidad (exigencia) para el otro.
Permíteme hundirme simplemente en la alegría del Padre.
Amén.
P. GUSTAVO QUICENO JARAMILLO. Mxy
Febrero 24 2016
Medellín- Colombia
- Peque￱o misal “Prions en Église”, edici￳n en francés, Quebec, 2013.
- http://mystereetvie.com
- http://kerit.be
REFERENCIAS: