DOMINGO IV DE CUARESMA, CICLO C
DESPENALIZAR PARA SALVAR.
Así este texto no haga parte de los mayores manuscritos griegos; y pudo haber
estado mejor ubicado en el evangelio de Lucas por el tema de la misericordia y
tratándose de una pequeña pero excelente obra de teatro para la evangelización
de los griegos, a la altura del buen samaritano o el hijo pródigo. Pero es
requerido por nuestra fe para arrancar del corazón prejuicios legales o morales
que no nos permiten ser creyentes si no jueces implacables para salvar la
doctrina y no las personas; “Dios no envió su hijo al mundo para juzgarlo sino
para salvarlo” (Jn 3,17)
¿Cómo podría salvar a esta mujer si el adulterio hacia parte de los
mandamientos dados por Dios en el Sinaí?, “tu no cometerás adulterio.” (Ex
20,14). Para Jesús la ley de la lapidación contradecía la buena nueva de la
misericordia; pero él tampoco quería que se le acusara de una desobediencia a
la ley cuando ya había tenido la experiencia de decirle a un paralítico, en día
sábado, que se echara la camilla al hombro, es decir su historia pasada, para
retornar a su casa (Jn 5,1-28). Mejor, para no darse por enterado “se agachó
para escribir en el suelo” Sólo por la insistencia de los escribas y fariseos,
quienes se olvidaron del adúltero como cómplice, se incorporó y les dijo algo que
se constituyó en pregunta: “El que de ustedes no tenga pecado que tire la
primera piedra. Y siguió escribiendo en el suelo” (Evangelio).
A los escribas y fariseos que llevaron a la mujer adúltera para que la juzgara
Jesús se les olvidó decir que la ley prohibía una pena capital para los dos
cómplices el hombre y la mujer adúltera; así entonces el problema no era de la
observancia exacta de la ley sino de falta de misericordia con una de las partes,
la adúltera; dejando libre al adultero.
¿DÓNDE ESTÁ LA TRAMPA QUE LE EXTIENDEN A JESÚS?
Si Jesús sigue la ley de lapidación se acaba la misericordia y el perdón; pero si la
perdona quebranta la ley del sábado que el mismo había dicho que no venía a
derogarla. Ya los profetas habían hecho caer en cuenta a Israel que la infidelidad
a Yahvé era un adulterio, es decir, que la infidelidad a la alianza, era más
adulterio y pecado que el de la mujer. La carencia de misericordia con el prójimo
es infidelidad y pecado contra el Dios de la misericordia.
Escuchada la trampa Jesús se toma su tiempo agachándose y poniéndose a
escribir en el suelo, quizás dándoles oportunidad para que replanteen la
pregunta; como no lo hacían Jesús les dice: “Aquel de ustedes que no tenga
pecado que tire la primera piedra”. Jesús no acusa a la pecadora ni permite que
nadie sea juez de los demás. “no tienes excusa, había dicho Pablo” tú que
juzgas, pues juzgando a otros, a ti mismo te condenas, ya que obras esas
mismas cosas, tú que juzgas… Y ¿te figuras, tú que juzgas a los que cometen
tales cosas y las cometes tú mismo, que escaparás al juicio de Dios? (Rom2, 1-
3).
Cuando los fariseos y escribas cayeron en cuenta que el problema no era el
adulterio sino la falta de misericordia “empezaron a escabullirse uno tras otro,
empezando por los más viejos”; a lo mejor entre ellos estaba el adultero. A
pesar de haber experimentado la misericordia de Dios por tantos años es
paradójico que ésta se debilite con el correr del tiempo. “Dios de ternura y de
piedad, lento a la cólera y lleno de amor” (Ex 3,6); o el salmo 50 Misericordia
Dios mío por tu bondad…
A los fariseos y publicanos les paso lo mismo que a nosotros prefiriendo la ley
que la misericordia; nos osamos en juzgar y nos cuesta perdonar; estamos más
cerca de los fariseos y escribas que del amor de Dios con la samaritana. Cuánto
daño nos hace la gente cuando nos habla sin misericordia de los demás.
Lo que ocurre después lo narra San Agustín “como si se hubiesen quedado solas
la miseria de la adúltera y la misericordia de Jesús”, “Entonces Jesús se
enderezó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha
condenado? Ella le contestó: Nadie, Señor Y Jesús le dijo: Tampoco yo te
condeno: Vete y no vuelvas a pecar”. Jesús no condena a la mujer sino que
despenaliza el adultero por misericordia, dejando en claro la hipocresía de los
dueños de la ley y la moral, para quienes no hay pecado si lo cometen ellos. Eso
sigue ocurriendo ahora y puede hacer parte de la tarea de la nueva
evangelización. El profeta insiste que mire hacia el futuro como lo hace después
Jesús con la adúltera; en ambos caso la consigna es caminar hacia el futuro sin
soñar con el pasado.
SEGUNDA LECTURA.
Todos los textos de este domingo enfatizan lo mismo: olvidar el pasado, ni que
los recuerdos impidan avanzar. El pueblo al que se dirige Isaías está exiliado;
pero La predicación del segundo Isaías cubre los capítulos 40 a 55 aunque el
libro entero lleve el nombre de Isaías, no es de un solo autor sino
probablemente de varios que han predicado entre los siglos octavo y sexto a-el
segundo Isaías que lee nos hoy vive durante el exilio de babilonia (587-538 a,
C.).
Este período fue una fuerte prueba. El exilio se originó porque Nabucodonosor
rey de babilonia quien venció el reino judío cuya capital era Jerusalén. El retorno
del exilio de babilonia a Jerusalén requería pasar el desierto de Siria como
fugitivos en las peores condiciones. El profeta levanta la moral de Israel con “el
libro de la consolación” “consolad, consolad a mi pueblo dice vuestro Dios”; es
un llamado a la alianza que no se debe abandonar “vosotros seréis mi pueblo y
yo seré vuestro Dios”. La seguridad del retorno radica en la fidelidad de Dios a la
alianza, guarda la confianza en el futuro. Como Yahvé hizo que pasara el mar
Israel a pie seco; lo que hizo una vez lo hará de nuevo; hará pasar a Israel de
todas las dificultades de su historia “a pie seco”. Si Israel siempre se apoya en
su pasado eso se llama “Memorial”; recordando la obra de Dios enlazado queda
la certidumbre de su continuidad en el futuro. Eso es lo que significa “Yo soy”. El
llamado de los profetas es para que Israel retorne, abandonando sus ídolos”.
La relación de esta primera lectura con el evangelio es muy interesante porque
los profetas han comparado las tentaciones de la idolatría del pueblo con un
adulterio, una infidelidad.; y si Dios es liberador, la idolatría es una esclavitud;
Israel solo puede ser testimonio de Yahvé ante las naciones, siendo fiel.
CARTA A LOS FILIPENSES.
A Pablo le cambió la vida el camino de Damasco donde lo encontró Jesús de ahí
en adelante no hace más que insistir en la novedad que Jesús significó para su
vida. “Todo lo que era valioso para mí lo consideré sin valor a causa de Cristo;
más aún pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo, que
consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a
todo, y todo lo considero como basura, con tal de ganar a Cristo y de estar
unido a él” (segunda lectura). ¿A qué ha renunciado Pablo como basura? Para
saber ¿a qué? debemos renunciar nosotros para que nos ocurra lo mismo que
Jesús hizo con Pablo: al orgullo, a la práctica escrupulosa de los mandamientos,
obediencia a la ley de Moisés; y a todos los obstáculos para conocer a Jesús. El
verdadero tesoro de la vida es descubrir a Jesús que es lo que uno lo cambia
radicalmente. A revivir el bautismo, la falta de amor al prójimo, a vivir la fe
desde Cristo. (Fetiches, novenas, reconocerse como bueno, menos como
creyente, cuando no hay signos de amor perdón y solidaridad. A no contar con
los esfuerzos y los méritos propios, no se trata de acumular méritos para ser
exigencias etc.).
“Comulgar con los méritos de la pasión de Cristo Es aceptar el comportamiento
de Jesús como digno de reproducirlo, con los mismos riesgos de Jesús”.
P. Emilio Betancur