Solemnidad. San Jose, Esposo de la Virgen María (19 de marzo)
JOSÉ, EL JUSTO
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Lo que os voy a explicar, mis queridos jóvenes lectores, os servirá si,
además de ser jóvenes de espíritu, cosa que supongo si me estáis leyendo,
lo sois biológicamente. De otro modo, tal vez os cueste entenderlo. Porque
la noticia-parábola que os contaré, se refiere a hechos ocurridos hace
bastantes años.
2.- Me acuerdo perfectamente cuando un joven un día –podría indicar
nombre y lugar de la conversación—me habló de los Beatles. Por supuesto
que en aquel entonces era noticia avanzada, llena de interrogantes, nada
hacía suponer su éxito posterior. El submarino amarillo, Help! ¡Qué noche la
de aquel día! Etc. etc. pasaron al dominio público y me atrevería a decir que
ahora ya se sitúan en el terreno de la memoria. Pues bien, ha sido noticia
estos días, que ha fallecido a los 95 años, Sid Bernstein, promotor del
famoso y revolucionario grupo. Se nos ha desvelado su muerte junto con la
noticia del atrevimiento que supuso por parte de este señor, el aceptar su
música, promocionarla y abrirles grandes espacios de actuación en los
EEUU, de tal manera que se afirma que los cuatro de Liverpool, no hubieran
sido lo que fueron, sin su ayuda.
3.- Algo semejante ocurrió en el terreno de la Salvación. La iniciativa partió
de Dios-Padre, aceptó colaborando, Santa María y se realizó en el tiempo y
lugar, gracias y bajo la protección de este buen hombre, llamado José, de la
tribu de Judá. Grande y anónimo en la Galilea de aquel tiempo. Desconocido
también para muchos de hoy. José se convirtió en envoltura protectora,
gracias a su ascendiente, el rey David, a quien había escogido Dios. Aceptar
y confiar en una joven embarazada de padre desconocido, fue una gran
proeza, un riesgo para su honor de justo israelita. Pero escuchó a Dios que
por medio de su ángel, se le confió. A Dios le gustan las confidencias, pues,
ya que suponen confianza. Una persona encerrada en sí misma y que toma
siempre precauciones, no es de la cuerda del Señor. Dijo que sí, como
ahora sabemos que anteriormente le había dicho María y procuro sustento,
domicilio y amor, sin que sus vecinos supieran en que berenjenal se metía.
4.- La vida de la mayor parte de vosotros, mis queridos jóvenes lectores,
transcurrirá en un cierto anonimato. No os inquietéis, el Señor se complace
en estas pequeñas proezas. En la otra existencia, esta diaria fidelidad, será
reconocida y premiada. No se escribirá vuestro nombre en el libro Guinnes,
ni en los manuales de historia, pese a que seáis atletas históricos, en el
gran campeonato de la santidad. Hay que arriesgarse, interesarse más por
el plan de Dios, que por todos los programas que puedan idearse para
estímulo de emprendedores. La pequeña fidelidad de cada día, la
desconocida, irá elaborando currículo de santidad.