DOMINGO DE RAMOS, CICLO C -
AQUÍ Y AHORA LA VIDA ES PROCESIÓN.
Para los discípulos ir de Galilea hacia Jerusalén, era el viaje más esperado por
tratarse de la celebración de la Pascua que terminaría el viernes siguiente. Ir de
Betfagé (casa del hambre) hasta llegar a Jerusalén se fue convirtiendo en una
procesión, con las características que narra Lucas. Con razón los judíos cantaban
cuando les decían que estaban en la lista de la peregrinación hacia la pascua:
“que alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Se￱or, ya están pisando
nuestros pies tus umbrales Jerusalén… allá suben las tribus de Se￱or a dar
gracias al nombre del Señor, allí reside el tribunal de justicia, el tribunal del
palacio de David, saludad con la paz a Jerusalén.” (Sal 122).
Al otro lado de la ciudad terminaba la otra procesión de Poncio Pilato gobernador
romano de Idumea, Judea y Samaría, acompañado de soldados romanos y una
fuerte caballería haciendo alarde del poder de Augusto, llamado hijo de dios, con
su culto propio; a lo anterior se sumaba la religión judía que esperaba un mesías
para reivindicar la tierra en favor de Israel
La primera procesión proclamaba con cantos el reino de Dios, es decir, a Jesús
como mesías para distinguirlo del imperio romano. Al final, aparentemente,
terminó ganando el imperio quien con la ayuda de las autoridades del templo,
sumos sacerdotes y maestros de la ley (Escribas) quienes entregaron a Jesús a
las autoridades del imperio para matarlo.
EN QUE PROCESION ESTAMOS
Hace muchos años no teníamos una semana santa en el momento en que parece
que todo va mal, economía, salud, educación, justicia, seguridad, agro e
instituciones. No pocos piensan que las cosas van por mal camino con tendencia
a empeorar. Las instancias políticas que hoy buscan la paz tienen sus propios
intereses haciendo caso omiso de la paz que necesitan y piden las víctimas, los
pobres y en general el país.
Una pregunta: ¿En que procesión estamos los adultos, las familias, las
parroquias, el país e incluso los niños? Los presbíteros ¿cuál de las dos
procesiones estamos ofreciendo a los creyentes? Haríamos una excelente
semana santa si desde el domingo de ramos nos pasamos de la procesión del
imperio romano, parecida a nuestro país; al acompañamiento de Jesús desde
Betfage (nuestras vidas) hasta la cruz y la resurrección. El cambio de itinerarios
se comienza en esta semana pero dura toda la vida, por tratarse de una
conversión.
¿Porque no le damos al país y en el país una semana, llamada semana santa
para confrontar nuestra vida con otro punto de vista, la pasión de Jesús? (ojo) Si
nos dejamos instruir por la palabra de Dios y la liturgia de estos días iremos
adquiriendo discernimiento, criterio frente a lo que nos está pasando. El ejemplo
es el siervo sufriente de Isaías que termin￳ siendo Jesús: “El Se￱or me dará una
lengua experta en compasión para que pueda confortar a los que sufren y
confortarlos con palabras de aliento” (primera lectura) “Bendito sea Dios Padre
de nuestro Señor Jesucristo, Padre compasivo y Dios de todo consuelo, que nos
consuela en cualquier tribulación, para que nosotros, en virtud del consuelo que
recibimos de Dios, podamos consolar a los que pasan cualquier tribulaci￳n” (2
Cor 3-7).
Esto no ocurre si en semana santa nos vamos de vacaciones o nos dedicamos a
ver películas piadosas sobre la pasión de Jesús o nos llevamos trabajo para la
casa; incluso si dedico más tiempo a las procesiones y los monumentos que a la
escucha y reflexión de la Palabra de Dios en la biblia; a las ceremonias litúrgicas
sobre todo la del jueves, viernes y primordialmente el sábado santo.
¿Y para que puede servirnos una semana santa de mano de la palabra de Dios y
la liturgia? Nos forma en la compasión, el perdón y la reconciliación que son el
itinerario ineludible para la paz. Leer la pasión de Lucas con fe, permite sentir
como trata Dios al hombre y como maltratamos a Dios en los hermanos.
MANTENERSE EN PROCESION.
Este domingo empezamos con una procesión y terminamos leyendo la pasión;
así es la vida humana de la alegría a la tristeza o de cruz al gozo; así puede
hacerse la vida más humana entre los sufrimientos, la pasión, y los gozos, la
resurrección, que se descubren en Jesús y que ocurren en nosotros. Maduramos
en la vía porque es hacer de los sufrimientos y las alegrías una celebración; de
los primeros porque tenemos la esperanza de salir adelante, como Jesús, y los
segundos porque los vivimos sintiéndonos amados por Dios desde la cruz en
nuestras cruces. Entre sufrimientos y gozos vamos conociendo a Dios en nuestra
propia carne, como le ocurrió a Job. Nuestra vida, como la de Jesús es un
complejo mundo, convertido por la confianza en Dios en salmo de acción de
gracias, un sufrimiento y una gloria, una muerte y una vida. La vida es un
misterio pascual en donde el drama inicial se transforma en un triunfo
conclusivo; es el amor lo que da sentido al sufrimiento. (Leamos detenidamente
el Sal 22 y la pasión de Lucas).
“Acudan a mí, los que andan cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen
con mi yugo y aprendan de mí, que soy tolerante y humilde, y se sentirán
aliviados .Pues, mi yugo es suave y mi carga es liviana” (Mt 11,29-30)”
P. Emilio Betancur