“EL SECULARISMO NOS ENTRISTECE”
Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el Domingo II de Pascua
(3 de abril de 2016)
Durante el tiempo Pascual en la liturgia vamos leyendo textos bíblicos que hacen referencia al
encuentro de Jesús Resucitado, con sus discípulos. También leemos el libro de los hechos de los
Apóstoles, en donde nos relata la evangelización de la Iglesia en sus primeros años.
Este domingo en la segunda lectura leemos: “Aumentaba cada vez más el número de los que creían
en el Se￱or, tanto hombres como mujeres...” (Hch. 5,14). Pero es importante se￱alar que
problemas y desafíos no le faltaron. Padecieron persecución, calumnias y algunos de ellos dieron
sus vidas padeciendo el martirio.
La Iglesia de entonces, como nos relatan los textos de los “Hechos” en la Palabra de Dios, y en
nuestros días, sigue con la misma misión de anunciar al Cristo Pascual. Cada tiempo tiene sus
propios desafíos. En nuestros días también hay persecuciones y en muchos lugares del mundo
siguen multiplicándose mártires. En nuestra Patria y Provincia también hay cristianos que padecen
por ser testigos del “Cristo Pascual”. Pero uno de los desafíos más exigentes para la evangelización
en nuestro tiempo sigue siendo: “El secularismo”. En el documento de la CEA, “Navega mar
adentro”, se￱ala al respecto: “El secularismo actual concibe la vida humana, personal y social, al
margen de Dios y se constata incluso una creciente indiferencia religiosa” (29).
Ante este desafío del secularismo es indispensable acentuar la necesidad que tenemos los cristianos
de profundizar en la fe y experiencia del encuentro Pascual, con “Cristo muerto y resucitado”. Para
entender el problema del “secularismo”, será indispensable distinguir sobre la diferencia entre “la
legítima secularizaci￳n” y “el secularismo”, que nos ense￱a el Concilio Vaticano II. La legítima
secularización implica la necesaria autonomía de las realidades temporales. Autonomía de las leyes
naturales y la libertad con que Dios nos ha creado. Podemos poner un ejemplo para tener más claro
esto. En general cuando tenemos una enfermedad recurrimos a un médico y tomamos una
medicación adecuada e indicada por la ciencia. Dios puede obrar un milagro y sanarnos, pero no es
lo habitual y nosotros no podemos manejar la voluntad de Dios. Es importante señalar que para los
cat￳licos es fundamental respetar esta “justa secularizaci￳n”, ya que hay muchos que engañan con
supuestas sanaciones y milagros que tienen que ver más con formas de proselitismo religioso y
superstición, que con la Evangelización que nos encomendó el Señor.
Distinta a esta “justa secularizaci￳n”, es el secularismo que desconoce a Dios, lo omite, ni siquiera
lo discute. “El olvido de Dios, fundamento último de todo valor ético, conlleva el riesgo de
alimentar en los hombres la autosuficiencia y absolutizar el poder, el dinero, la razón, la mera
eficacia o el Estado mismo” (L.P.N.E. 12).
Creo que en América Latina y en especial en nuestra Provincia el secularismo tiene otras variantes
a la de algunos países europeos donde en general se presenta como una omisión total de Dios.
Entre nosotros el secularismo convive con distintas formas de religiosidad. En muchos casos se le
pone el nombre de fe cristiana porque asumen algunos aspectos rituales de la misma, pero está más
próxima a una religiosidad pagana, que a la fe cristiana y a las exigencias que esta implica. Esta
religiosidad se manifiesta creyente, cumple con algunas formas rituales o tradiciones culturales,
pero no lleva ningún compromiso con la vida cotidiana, ni tiene en cuenta las exigencias de la
Palabra de Dios, del magisterio, ni la dimensión ética en lo familiar o en lo social. Aquí se da una
mezcla entre religiosidad y secularismo. Por un lado se manifiestan creyentes en Dios, pero en la
práctica lo marginan de la vida cotidiana, no se cuestionan las injusticias que puede causar su
obrar, el daño que provocan el manipular la verdad, el cobrar una coima o bien malversar fondos.
Estas formas de religiosidad con una profunda ruptura entre fe y vida y el secularismo son desafíos
para la acción evangelizadora de la Iglesia y se diferencian de la fe en Jesucristo resucitado y las
implicancias de dicha fe en la vida cotidiana, en la familia, el trabajo, en la búsqueda de la justicia
y la paz
¡Como Obispo y Pastor les envío un saludo cercano y Pascual!
Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas