Solemnidad. La Anunciación del Señor
ANUNCIACIÓN-ENCARNACIÓN
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Se celebra la Anunciación el día 25 de marzo en función de que el nacimiento
del Señor lo conmemoramos el 25 de diciembre. Ni una, ni la otra fecha, pues,
goza de exactitud y eso nada importa. Sin tener que acudir a nociones de la no
invulnerabilidad, la simple constatación de que las comunidades cristianas de
tradición oriental siguen el calendario juliano y nosotros, los occidentales, el
gregoriano, circunstancia que este año 2016 distancia un mes la fecha. El hecho
cierto es que un día el Señor Dios tuvo la ocurrencia de proponer el
cumplimiento de sus planes de Salvación a una mocita de Nazaret llamada María
y esta, afortunadamente, dijo sí, cuando podía haber dicho no.
2.- Tan libre como nosotros era Ella, seguramente mucho más, ya que carecía
de tantas cosas que nosotros poseemos, que acaparan nuestra atención y nos
distraen en cosas de poca categoría. Nos distraen y nos alejan de tantos planes
que nos propone Dios, que soñamos leal y generosamente en algún privilegiado
momento. Tantas ocupaciones inútiles que nos obligan a contestar a cualquier
proyecto trascendente, que no tenemos tiempo, el estribillo tan repetido.
3.- Ella no pensó en los planes de futuro que habían establecido sus padres, en
las costumbres inamovibles y en las normas de conducta de sus tiempos. Dios se
lo proponía ¿Quién era ella para oponerse? Solicitar aclaraciones, sí, pero poner
condiciones, de ninguna manera. Y en consecuencia vino lo que vino. Para
nuestro gozo y suerte.
4.- El episodio de la Anunciación, o de la Encarnación además de ser de una
importancia suprema, mis queridos jóvenes lectores, ha sido uno de los
escogidos por más artistas para sus composiciones. Sean estos escultores de
claustros o portales románicos o pintores, entre los que destacan Fra Angélico.
La Anunciación es un momento bello. Centrado en la juventud de una joven,
llamarla señorita me parecería ofensiva frivolidad, aunque lo fuera de su tiempo.
Su otro interlocutor, Gabriel, tiene la eterna juventud angélica. Todo es
amabilidad, generosidad, lealtad, valentía.
Que cada una de vosotras, mis queridas jóvenes lectoras, se pregunte ¿amo yo
la valentía, cual compañera de Santa María, que me debo sentir siempre?
Que cada uno de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, se pregunte ¿deseo
proponer siempre a mis compañeras buenos proyectos, cual colaborador de Dios
que debo considerarme siempre?
5.- Nació el Niño, su niño, en Belén. Lo recostó en un pesebre cercano, sin
separarle de ella. ¡Tantos años le acompañó! ¿Quién iba a pretender separarlos?
Pues, sorprendente, la misma criatura, que ya no era un bebé. Que sin querer
dejar de ser su hijo, debía empezar elocuentemente a manifestar que estaba en
la tierra para mostrarnos a su Padre y decirnos que también, de otra manera, lo
era nuestro.
6.- Y se fue, partió primero al sur, dejándola a Ella en Nazaret, sin olvidarla. Se
fue al Jordán. Después se quedó por tierras bajas del oriente Galileo. Llego un
día que, imprudentemente, según nuestra manera de juzgar, que era diferente
de la suya, no lo ignoremos, en días de alto riesgo, se estableció en la capital,
en sus proximidades, en Betania, por la noche, en el corazón mismo de la ciudad
durante el día. Y allí se dejó coger prisionero. Y allí murió. A ese día le llamamos
Viernes Santo. Un día que no coincide exactamente con la jornada concreta de
un determinado mes nuestro, ya que se entrecruzan el calendario solar con el
lunar.
7.- Se da el caso, muy raro por cierto, que algún año el Viernes Santo coincide
con el 25 de Marzo, solemnidad, como vengo comentando, de la Anunciación y
entonces, en el santuario de Nuestra Señora de Puy-en-Velay, en Francia, desde
el Siglo X, se inicia un Gran Jubileo, uno de los más antiguos de la historia de la
Iglesia, con la particularidad de que se acaba el día 15 de agosto. Este año
ocurre y no volverá a repetirse hasta el 2157. Es tan importante esta merced,
que la misma Juana de Arco, enfrascada en la labor de salvar a su país de la
invasión extranjera y no pudiendo visitar la catedral, encargó a su madre que lo
hiciera en su nombre.
8.- Anunciación es inicio, Viernes Santo culminación, íntimamente unidas las
fechas. La segunda este año no se ha celebrado litúrgicamente el 25 y se ha
trasladado a hoy.
Como cada año incluyo el excelente e incomparable texto del misterio que
celebramos, que le dedica San Bernardo.
“Oíste, Virgen, que concebirás y darás a luz a un hijo; oíste que no era por obra
de varón, sino por obra del Espíritu Santo. Mira que el ángel aguarda tu
respuesta, porque ya es tiempo que se vuelva al Señor que lo envió. También
nosotros, los condenados infelizmente a muerte por la divina sentencia,
esperamos, Señora, esta palabra de misericordia. Se pone entre tus manos el
precio de nuestra salvación; en seguida seremos librados si consientes. Por la
Palabra eterna de Dios fuimos todos creados, y a pesar de eso morimos; mas
por tu breve respuesta seremos ahora restablecidos para ser llamados de nuevo
a la vida…
No tardes, Virgen María, da tu respuesta. Señora Nuestra, pronuncia esta
palabra que la tierra, los abismos y los cielos esperan. Mira: el rey y señor del
universo desea tu belleza, desea no con menos ardor tu respuesta. Ha querido
suspender a tu respuesta la salvación del mundo. Has encontrado gracia ante de
él con tu silencio; ahora él prefiere tu palabra. El mismo, desde las alturas te
llama: ᆱLevántate, amada mía, preciosa mía, ven…déjame oír tu vozᄏ (Cant
2,13-14) Responde presto al ángel, o, por mejor decir, al Señor por medio del
ángel; responde una palabra y recibe al que es la Palabra; pronuncia tu palabra
y concibe la divina; emite una palabra fugaz y acoge en tu seno a la Palabra
eterna…
Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe, los labios al consentimiento, las castas
entrañas al Criador. Mira que el deseado de todas las gentes está llamando a tu
puerta. Si te demoras en abrirle, pasará adelante, y después volverás con dolor
a buscar al amado de tu alma. Levántate, corre, abre. Levántate por la fe, corre
por la devoción, abre por el consentimiento. «Aquí está la esclava del Señor, -
dice la Virgen- hágase en mí según tu palabra.»
El Corán también recoge tan bello relato, es de los que he leído más de una vez.
Os lo advierto para que lo comentéis con vuestros compañeros de fe musulmana
y lo leáis juntos