4º Domingo de Pascua (C)
Una Iglesia para hoy
Las 3 lecturas de este domingo presentan el misterio de la Iglesia. No solamente una
Iglesia donde hay pastores, sino que es totalmente pastora.
Celebremos aquel que nos reúne en la alegría de su victoria sobre la muerte. Que, por esta
celebración, nosotros mismos lleguemos a ser una Iglesia Pastora, tras los pasos de Cristo.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 10, 27-30
En aquel tiempo, dijo Jesús:
-- Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida
eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me
las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el
Padre somos uno.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN CENTRAL:
La FE, siempre la FE
El texto de Juan que leemos este domingo, como casi todo su evangelio y sus cartas, es un
texto muy místico. Dentro de una serie de imágenes, que comprendemos vagamente,
puesto que ya no hacen casi parte de nuestra vida cotidiana, Jesús se compara con un
pastor que cuida sus ovejas. Él les da su propia vida. Enseguida, Jesús no habla ya más de
un pastor común y corriente. Él habla de sí mismo en primera persona: “mis ovejas
escuchan mi voz (…) yo les doy la Vida Eterna” (Juan 10,27-28).
Es importante saber que estas afirmaciones de Jesús, lo que nos dice hoy, se inscriben
dentro de una controversia de Jesús con aquellos que el evangelio de Juan llama los
judíos. Es decir, los jefes del lugar, que se oponen a Jesús. Estas personas se interrogan
sobre la identidad de Jesús: “Si tú eres el Mesías, dínoslo abiertamente” (Juan 10,24)
…Jesús entonces les reenvía a sus obras, a los signos que él realiza en nombre de Dios.
“Las obras que yo hago en el nombre de mi Padre, dan testimonio de mí” (Juan 10,25). A
pesar de que los enemigos de Jesús, han visto sus milagros y signos prodigiosos, ellos no
creen, se niegan a creerle. Y entonces Jesús continúa diciéndoles: “Pero ustedes no me
creen, porque no pertenecen a mis ovejas, no son de mi rebaño. Mis ovejas escuchan mi
voz; yo las conozco, y ellas me siguen. Yo les doy la Vida Eterna” (Juan 10,26-28).
La persona que no tiene fe, que se niega a creer, podrá ver todos los milagros y signos y
eso no le servirá de nada. Podría ver con sus ojos al Resucitado, escuchar su voz, meter las
manos en el costado, como lo esperaba el apóstol Tomás, esta persona incrédula no
reconocerá jamás al Señor…
Los adversarios de Jesús no pueden ni ver sus obras ni aceptar su mensaje, puesto que
ellos se estancan, se paralizan en su rechazo. Pero aquellos que confían en Jesús,
escuchan su voz y reconocen sus obras, tienen acceso a la Vida Eterna.
Pero frente a la oposición, rechazo y desconfianza y amenaza de sus adversarios, Jesús se
niega a renunciar, a abdicar y ceder ante el miedo, a pesar de que eso lo condujera a la
muerte. Su esperanza es más fuerte que todo. Lo que Jesús dice de sí mismo, se lo dice a
aquellos que creen en Él: “A mis ovejas yo les doy la vida eterna, ellas nunca perecerán,
nadie las arrancará de mi mano (…), nadie puede arrancar nada de la mano del Padre”
(Juan 10,28-29).
Estas son afirmaciones muy fuertes sobre la FE. Los discursos del Evangelio de San Juan
son difíciles a descifrar, a decodificar, porque todo es meditativo y las mismas palabras se
repiten una y otra vez. Y todo eso le da uno una impresión de difuso, de enredado, donde
el sentido de lo dicho se nos escapa.
Los adversarios de Jesús no podían admitir que Jesús hablaba en nombre de Dios, ellos
podían creer en la Palabra de Dios, creer en los profetas, orar en el templo, pero ellos eran
incapaces de comprender la manera como Jesús veía a Dios y le hablaba, no entendían la
manera que tenía Él de hablar del Padre Dios y realizar sus obras. Era muy chocante, muy
revolucionario, todo esto estaba lejos de sus ideas para que ellos puedan aceptar a Jesús.
Debido a su dureza de corazón, ellos se negaban a entrar en la FE.
Y por lo tanto, Jesús afirma que la persona que cree en Él, entra en la Vida Eterna. En ese
sentido, Jesús es el Pastor por excelencia. Escuchar su voz, seguirle, es recibir su vida, es
participar de su esperanza. Y esto nadie puede arrebatárnoslo. Esta vida no puede ser
destruida. Uno no puede arrancar, arrebatar nada de la mano del Padre. Estar ligado,
unido a Jesús, es estar unido al Padre y entrar así en una realidad tan profunda, tan radical
que nada puede destruirla.
Yo no sé qué quiere decir todo esto en la vida de todos los días. Cuando llegó el momento
que Jesús padeciera, sus amigos lo abandonaron y huyeron. Pero ellos enseguida
comprendieron y siguieron a Jesús con arrojo y valentía. Como lo hemos venido
escuchando durante estos días posteriores a la Resurrección, en las lecturas pos
pascuales, la primera comunidad cristiana ha enfrentado con bravura, la persecución, y ha
habido deserciones, abandonos seguramente, pero muchos han perseverado en la fe y
han permanecido en la esperanza. Hoy, en este tiempo de Pascua, es a nosotros que se
nos invita a ser ovejas del Señor, a ser sus amigos, a escuchar su voz, a poner toda nuestra
confianza en Él.
Esto no quiere decir que mañana por la mañana seremos perseguidos. Los mártires están
cerca de nosotros, en África, en Asia. Pero creer en Jesús, adherirse a Él, y desmarcarse
sobre cierto número de cosas, preguntarse sobre el sentido de la vida, sobre la justicia,
sobre el miedo a envejecer, a sufrir y a morir, sobre la honestidad, el respeto de las
personas, sobre el dinero, sobre el sexo, sobre la sociedad de consumo.
Creer en Jesús y seguirle es sobre todo ser capaces de ser libres ante el modo o la manera
de cómo ve las cosas el mundo, la moda de la sociedad, la manera como los medios de
comunicación quieren imponerse sobre nuestros valores y creencias tradicionales.
La fe que nosotros confesamos, se articula alrededor de la persona de Jesús, de su muerte
y de su resurrección, de la revelación que Jesús nos hace de Dios por una parte y de los
otros, por otra parte. La sociedad en la cual vivimos nos revela o descubre el evangelio de
la moda, el evangelio de lo instantáneo, lo que está presto y nos invita a pensar en las
vedettes del momento, el evangelio del consumismo, del espectáculo y de la felicidad
individualista al extremo. Yo no deseo que salgamos de este mundo, que lo ignoremos
completamente, no, porque es en este mundo en donde hemos sido enviados, hemos sido
puestos. Pero es esencial que nuestra Fe sea vigilante y muy fuerte para desmarcarse de
las ideas que están de moda. En el maremágnum de las voces que nos solicitan, en medio
de las muchas voces que nos aturden, es importante reconocer la voz del Señor.
En la tradición de nuestra Iglesia, el domingo del Buen Pastor es también un domingo de
oración por las vocaciones. Nuestra Iglesia conoce en este punto una prueba gigantesca,
una dificultad o sufrimiento que aparentamos no ver, esperando que mañana sea mejor
que hoy y que ayer, y también que antier, es decir, antes de los años 50. Soñar esto, no es
tener la fe ni la esperanza…es dejarse encerrar en el miedo a lo nuevo, a la novedad.
En este domingo de oración por las vocaciones, sepamos sumergirnos en nuestro corazón
para redescubrir el llamado que nos hace (nos dirige) el “Buen Pastor”.
La vida eterna es un don extraordinario. Sin duda, estamos acostumbrados desde nuestra
niñez a escuchar esta expresión y corremos el riesgo de no sorprendernos ante ella. La
VIDA ETERNA, es estar entre las manos de Dios. Una mano paternal y tierna que seca
toda lagrima de nuestros ojos (segunda lectura). Una mano protectora: nunca
pereceremos, no sufriremos de hambre, de sed, de dolor. Una mano fuerte, puesto que
el Padre es más grande que todo. Nadie puede arrebatarnos (arrancarnos de su mano.
¡Qué formidable ESPERANZA!
Y TU que estás en el centro de la contradicción y las críticas de tu entorno por tus
convicciones cristianas, como Pablo y Bernabé en Antioquia de Pisidia (primera lectura de
los Hechos), ¿a qué temes? ¿A qué le tienes miedo? Tu que eres tentado fuertemente, no
lo olvides: el mal no puede arrancarte de las manos de Cristo, porque “mi Padre quien me
las ha dado es más grande que todo”. ᄀQué delicadeza! ᄀEl Padre nos ha dado un regalo en
su Hijo Jesucristo!
La VIDA ETERNA, es ser introducido por Él en la intimidad del Padre. Nadie puede
arrancarnos de este amor. Pues este amor ha surgido de la FUENTE VIVA, de la comunión
perfecta del Padre y del Hijo: “El Padre y yo somos UNO”.
Un día veremos a Dios tal cual es, en su unidad. “El Cordero permanece en medio del
Trono” , observa el visionario del Apocalipsis (segunda lectura). Y nuestro pastor nos
conducirá al Padre, fuente y origen de toda vida. Desde ya Él nos ofrece el aperitivo, la
entrada de esta comunión al compartirnos su PAN y su VINO de VIDA ETERNA (La
Eucaristía).
¡A TODOS FELIZ DIA DEL BUEN PASTOR!!!
OBJETIVO-VIDA PARA LA SEMANA:
1. Escucho los llamados del Señor y cuál es mi manera particular de responderle?
2. Cómo traduzco o interpreto sus llamados al amor y a la comunión en mis relaciones con
mi conyugue, mis hijos, mis amigos y colegas de trabajo?
3. Doy gracias a Dios por las personas que han sido en el pasado y son hoy BUENOS
PASTORES para mí, por su acogida incondicional, sus consejos, su ternura.
4. Oro al Señor para que envíe BUENOS PASTORES al servicio de la IGLESIA.
ORACION- MEDITACION:
Señor,
tantas voces me llaman,
tantos filósofos, tantos poetas, tantos periodistas!
La ciencia me permite arreglar todos mis problemas.
la quiromántica pretende leerme la carta astral.
Las sectas pululan y cada una tiene sus razones
tanto, que mi razón no entiende nada.
Cómo reconocer tu voz,
distinguir lo verdadero de lo falso?
Acoger un poco en todos lados las semillas del Verbo,
pero saber rechazar lo que es indigno de Ti.
Yo quisiera escuchar tu voz,
yo quisiera reconocer tus obras,
me gustaría seguirte sobre el camino,
ven a socorrerme en mi poca fe!
Amen!
P. GUSTAVO QUICENO J.
REFERENCIAS:
http://paroissevalcourt.org
http://kerit.be
BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, année C. Novalis, 2006.
y diversas fuentes de internet.