DOMINGO V DE PASCUA, CICLO C
LA GLORIA DE DIOS SOMOS TODOS
Juan al final del apocalipsis comparte con sus lectores una experiencia del
resucitado que responde a las muchas tribulaciones de la evangelización para
llegar al Reino de Dios, insinuadas por Pablo en la primera lectura. "Vi un cielo
nuevo y una nueva tierra porque los anteriores junto con el mar ya no existían”.
Hay que leer el génesis para comprender el Apocalipsis y el Apocalipsis para
entender el Génesis. (Si 65,17-20). La aparición de un nuevo mundo fresco, está
en el núcleo de la esperanza que crea la resurrección y se expresa en los gritos
del pueblo sufriente y atribulado, en los cantos del profeta. “ya pasaron el
antiguo cielo y la antigua tierra donde todavía vivimos…” El texto es una
invitación para que los rostros bañados por estas lágrimas, se vuelvan hacia
Aquel que las enjuga. En el Apocalipsis Juan “ve”, con la luz del resucitado, un
universo, un mundo, que es completamente nuevo, como puede ser la apertura
a los paganos del texto de los Hechos o desaparecida la batalla donde el bien y
el mal, la luz y la oscuridad se peleaban entre sí, donde la antigua serpiente
intentó destruir la humanidad. De igual manera, “no habrá más mar”, el
formidable abismo, símbolo de todos los peligros (Sal. 69:3), porque el
nacimiento del pueblo sacado de la esclavitud de Egipto ha sido una victoria
sobre el mar.
EL MUNDO NUEVO DEL RESUCITADO.
Durante el Éxodo, se abrió el mar para dejar que el pueblo pasara. (Ex. 14:21-
29). Ahora, todo el universo se abre a la ciudad sagrada, una nueva Jerusalén,
“la morada de Dios” que es la comunidad; no hecha por manos humanas. Con la
resurrección de Jesús el viejo orden de la muerte ha desaparecido. Más tarde en
el Nuevo Testamento Jesús ha manifestado su victoria sobre el mal, sobre las
fuerzas del abismo caminando sobre el mar... Con la desaparición del mar
desparecen todos los males, sufrimientos, lágrimas y crisis de muerte.
Es la intervención de Dios por la resurrección la que transfigurará nuestros
esfuerzos y deseos. (Rom 8,19-22).
¿QUE SIGNIFICA “GLORIA DE DIOS”?
Judas ha salido a “hacer pronto” lo que ha decidido, entonces “La llegado la hora
para que el Hijo del Hombre sea glorificado” (Juan 12,23). En un texto muy
corto, Jesús repite hoy cinco veces la gloria de Dios. Jesús deja salir a Judas
para que haga su propio proyecto; en tanto Él construirá la comunidad desde la
cruz y la resurrección como respuesta, gloria de Dios, a lo que en un primer
momento negó Pedro y traicionó Judas.
Cuando nos empeñamos en buscar nuestra propia gloria, que generalmente está
enraizada en hacer de la razón un mito; perdemos el horizonte de la gloria de
Dios que es el hombre, el servicio a los demás en términos de mandamiento:
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Como yo los he
amado” como yo os he amado es la parte más original de este mandamiento,
legado de toda religión: “Pero a ustedes que me oyen decir, amen a sus
enemigos, hagan el bien a quienes los odian; bendigan a quienes los maldicen,
oren por quienes los maltratan y presten sin esperar nada en retorno” (Lucas
6:27-38).
Hasta Jesús el amor humano era una proyección del propio yo, y el hombre
desde sí mismo no puede ser norma del bien del otro. Un egoísta no puede
llegar a saber lo que es realmente bueno o necesita el prójimo. Es cierto que hay
que superar muchos prejuicios para poder llegar a amar a los demás.
El Talmud dice que aquel que recita el salmo 144 tres veces por día: “puede
estar seguro de ser un hijo del mundo futuro, del mundo por llegar” El salmo
también está emparentado con el Padre nuestro porque nos enseña a agradecer
y festejar la compasión de Dios como padre nuestro; comprendiendo lo nuestro
como la deuda de compasión y servicio con los demás...