SOLEMNIDAD. DOMINGO DE PENTECOSTES, CIOCl C
PENTECOSTÉS: EL ESPÍRITU NOS DA LA FUERZA Y EL PODER
Por Pedrojosé Ynaraja
1.- Sé que os lo repito cada año, o que lo repito siempre que he de dar alguna
explicación respecto a la fiesta de hoy. El origen de la celebración se adentra en
los lejanos tiempos de prehistóricas sociedades agrícolas. Si cuando el labrador
ve la luna llena de primavera y que maduran las espigas de cebada, sabe que es
momento de ofrecer las primeras y mejores a la divinidad correspondiente. Le
agradece luego a la tierra su fertilidad, cuando han pasado siete semanas. No
olvidéis que por las tierras del llamado Oriente Fértil, las espigas de trigo
maduran entonces y vuelve el plantador a corresponder a la misma divinidad a
la que atribuye sus favores.
2.- Abraham pastor y su descendencia metida a cultivar campos en Egipto,
sabiendo que ellos gozan del amor de su Dios-Persona, amigo y protector,
continúan celebrando fiestas, dándoles un nuevo sentido. El pueblo de Israel,
establecido en la Tierra Prometida, celebró a su Dios el don de la Ley del Sinaí y
de los dones recibidos en el país. Era costumbre, y creo que de alguna manera,
continúa siéndolo todavía, comer alegremente frutos de la tierra, especialmente
lácteos. A esta fiesta se le llama la de las semanas o Shavuot.
3.- Pentecostés es una palabra griega que significa 50, idéntico sentido que
Shavuot, pero como los cristianos hemos escogido el término griego, los judíos
siempre la llaman con el vocablo hebreo. Acabo las introducciones que os
pueden parecer superfluas, recordándoos que nosotros los cristianos,
celebramos la solemne venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, Santa
María, las Santas Mujeres y los santos Discípulos. En total, como da a entender
el texto, unas 120 personas. Por el número que se supone y tradicionalmente, se
cree que el acontecimiento sucedió en la misma sala alta donde se reunieron
para la Santa Cena, que, por lo que parece, debía ser muy grande. El otro lugar
de reunión pudo serlo el de la casa de la madre de Juan Marcos, allí donde Pedro
encontró a la comunidad reunida en oración, al ser liberado milagrosamente de
la prisión.
4.- Visitar este segundo recinto, que seguramente corresponde al que se
encuentra en la calle de San Marcos, en el interior de las murallas de la
Jerusalén actual, es un poco complicado y os confieso que yo que he visitado
muchas veces la ciudad, solo he estado en él dos o tres veces. El viajero,
peregrino o turista, recuerda el hecho en el mismo que conmemora el Cenáculo
y probablemente no se equivoca.
5.- Os advierto también que, pese a que se hable, como ya os decía, de 120
seguidores del Señor en Hch 1,15, los pintores y otros ilustradores del texto
sagrado, casi siempre incluyen únicamente a los Apóstoles, colocando en el
centro de la imagen, a Santa María. Seguramente los artistas juzgan que hacerlo
así es cuestión de economía de tiempo y materiales. No siempre ocurre así.
Tengo muestras de este proceder más conforme con lo que se dice en los
Hechos de los Apóstoles.
6.- Sin duda fue la Virgen quien más a gusto se sintió en aquella ocasión. No era
su primer Pentecostés. Su primer contacto con el Espíritu Santo ocurrió en el
momento de la Anunciación y de esto ya habían pasado unos cuantos años, pero
experiencias de estas y una vida interior como la suya, muy interior y muy leal,
nunca se olvida. Ser templo de Dios había modificado su vida, tenía buena
experiencia de ello. Sin duda lo comentaría, mientras se felicitaban todos del don
que se les había infundido.
7.- Estoy convencido de que a vosotros, mis queridos jóvenes lectores, en
muchas ocasiones, habiéndoos sentido y deseado progresar en vuestra vida
espiritual, habiéndoos hecho propósitos de cambio de costumbres y de poner
mayor dedicación a colaborar con los planes del Maestro, vais constatando, no
obstante, que continuáis con vuestra rutina, con los egoísmos tan metidos y la
pereza que impide vivir la felicidad plena que la Gracia nos aporta. Es muy
común. Conocer hechos de la vida del Maestro lo podemos conseguir con el
estudio. Valorar su doctrina también, ponerla en práctica ya es harina de otro
costal.
8.- Abiertos a los planes del Señor, debemos dejarle obrar, no poniendo
impedimentos. La mediocridad nos invade y nos sentimos satisfechos
moviéndonos en ella. También esta limpieza que nunca con nuestros medios
lograremos alcanzar, la debemos encomendar con humildad al Espíritu de Dios-
Padre, el enviado de Dios-Hijo Jesucristo. Si Navidad fue tiempo de ingenuidad y
sencillez, aprendizaje del testimonio del Jesús-Niño. Pasión agradecimiento por
el esfuerzo y sacrificio que por nosotros sufrió Jesús-Víctima inmaculada. Su
Resurrección implicaba tranquilidad. Pentecostés, final litúrgico del tiempo
pascual, debemos acogerlo con ilusión, sabiendo que nos otorga el Espíritu la
fuerza y el poder que nos es indispensable.
9.- Hay que olvidar los fracasos anteriores y reconocer que si sucedieron, en
gran manera, fue por habernos querido sentir independientes. Ahora debemos
confiar en la trasformación que ejercerá si le dejamos, si le invocamos, si le
acogemos, el Espíritu del Señor. A la acción, a la siembra de la semilla divina
que desea germinar en cada uno de nosotros, tradicionalmente se le han
llamado los dones del Espíritu Santo. Ya que las palabras que lo definen no son
de vuestro uso habitual, un buen trabajo, individual o comunitario, será que
analicéis los términos y los traduzcáis a vuestro lenguaje de tal manera que se
conviertan en argot que utilicéis en vuestros contactos. Que no sean expresiones
tan extrañas que a los demás les puedan parecer que son propias de una secta,
pero que el tono que les deis les haga comprender que tienen mucho más
sentido que el que les pueda dar cualquier diccionario de la lengua.
10.- La invocación a Dios-Padre os aportará Fe. Muchos textos de los salmos
podrán ayudaros a hacerlo. La invocación y contemplación de Dios-Hijo-Jesús os
proveerá de Amor-Caridad. En los evangelios encontraréis ayuda. La invocación
e introspección de lo que en lo más interior de vosotros mismos hace Dios-
Espíritu-Santo, os descubrirá la riqueza de la Esperanza. El conocimiento de los
testimonios de los Mártires y de los Profetas, los de antiguo, los modernos y los
contemporáneos, os enseñará a descubrir y conservar la Esperanza. No lo
olvidéis, mis queridos jóvenes lectores.