P E N T E C O S T É S (C)
El Espíritu Santo, a quien mi Padre enviará en mi nombre, hará que
recordéis lo que yo os he enseñado y os lo explicará todo” (Jn.14, 26)
- A propósito de la Fiesta de Pentecostés, me viene a la memoria una
anécdota ocurrida al Apóstol San Pablo y recogida por San Lucas en los
Hechos de los Apóstoles . Es la siguiente:
En una de sus correrías llegó el Apóstol a Éfeso, encontró a unos
discípulos y les preguntó: “Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la
fe?” Ellos, con una sinceridad admirable, le responden: “Ni siquiera hemos
oído hablar de que exista un Espíritu Santo” (Hechos, 19.2)
- Y me viene a la mente esta anécdota porque, desgraciadamente, si
hiciéramos hoy esta pregunta a una inmensa mayoría de nuestros
bautizados, (no voy a decir que la respuesta fuera tan negativamente
rotunda porque, después de XX siglos de Cristianismo, ¡quien no ha oído
hablar de que existe un Espíritu Santo!), pero…, ¿cuántos de nuestros
cristianos sabrían dar razón de la Naturaleza de esta Tercera Divina
Persona y del papel fundamental e indispensable que tiene encomendado
llevar a cabo en nuestra vida cristiana?
- El Papa Francisco, con su característico gracejo y refiriéndose a este
tema, nos ha dicho recientemente lo siguiente:
"Muchas veces se escucha decir a algunos cristianos que se apañan
bien con el Padre y con el Hijo, ya que rezan al Padre y toman la
comunión con el Hijo pero que, con el Espíritu Santo no saben qué
hacer, o que es una paloma. De esa forma el pobre Espíritu Santo,
para desgracia de estos cristianos, es como el “Gran Desconocido”
al que no saben que puesto darle en sus vidas".
“Sin embargo, - prosiguió el Pontífice -,
el Espíritu Santo es un "Dios activo, un Dios que nos hace recordar,
que nos despierta la memoria y que permite que el cristiano, no
olvide el momento en el que obtuvo la Gracia de encontrar a Jesús y
todo lo que Jesús enseñó".
- Si rebobinamos el Evangelio, lo que el Papa nos dice aquí no es más que,
un eco de lo que Jesús dijo a los Apóstoles antes de su partida: que, una
vez llevada a cabo por El la obra dolorosa de nuestra Redención, el Espíritu
Santo, el Paráclito sería quien habría de realizar, en cada uno de nosotros,
la obra de nuestra Santificación. Y si no…, recordemos estos testimonios:
1º) “No os dejaré huérfanos…..” “Yo rogaré al Padre para que
os envíe el Paráclito, para que esté siempre con vosotros. El es, el
Espíritu de la verdad, que no puede recibir el mundo, porque ni lo ve ni
lo conoce; vosotros por el contrario lo conocéis porque vive en vosotros
y está en vosotros” (.Jn.14, 15-18)
2º) “El Paráclito, el Espíritu Santo a quien mi Padre enviará en
mi nombre, hará que recordéis lo que yo os he enseñado y os lo
explicará todo” (Jn.14, 26)
Y así lo corroboraría también el Apóstol Pablo:
3º) “¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros?”
(San Pablo, 1 Cor. 6,19)
- Que la Solemnidad de Pentecostés nos sirva para recordar que, aquella
espectacular transformación que se operó en la vida de los primeros, en
aquel primer Pentecostés, es la misma que el Espíritu Santo quiere ir
realizando en la vida de cada uno de nosotros. ᄀPongámonos “a tiro” de su
Gracia!, sobre todo, a través de la Oración y de los Sacramentos.
Guillermo Soto