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DÉCIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Par. Ciclo C)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- 1Re. 17,17-24: Tú hijo está vivo.
b.- Gál. 1,11-19: Se dignó revelar a su Hijo en mí.
c.- Lc. 7,11-17: ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven
Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra,
de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….
3.- Oración colecta: Oh Dios, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras
súplicas, y concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo
con tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.
- “No llores….Joven, a ti te digo: Levántate” (Lc. 7,14).
Este pasaje de la resurrección del hijo de la viuda de Naín, es propio de Lucas.
Las otras dos resurrecciones: la de la hija de Jairo (Mt. 9,18) y la de Lázaro
(Jn.11), son clarísimo anuncio de la propia resurrección de Jesús, Señor y dador
de vida. Naím, era una pequeña localidad, a la entrada de la ciudad, se
encuentran dos comitivas, la que encabeza el dador de la vida, y la que va
precedida de la muerte (cfr. Hch. 3,14ss). La escena es dramática, si
consideramos que la muerte del esposo prematuramente, y la del único hijo, era,
en parte, la muerte de la esposa y de la madre, ya que quedaba socialmente
abandonada, lo cual pesa en el corazón de Cristo, que se compadece de su dolor
al momento de enterrar a su hijo (vv.13- 15). El hijo significaba para la madre,
protección, sustento y consuelo; el pueblo, la acompaña en su inmenso dolor.
Jesús se llenó de compasión, eco de su mensaje que trae misericordia, con los
que se lamentan y lloran; Dios llega a los oprimidos con su Reino. Jesús detiene
el cortejo fúnebre, y luego de dirigirse a la madre, y le pide deje de llorar, toca el
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féretro y se dirige al joven, como si todavía viviera “Joven, a ti te digo: Levántate”
(v.14). Su llamada infunde vida, el joven, se levanta y comienza a hablar, Jesús
se lo entrega a su madre (v.15; Rom.4, 17; Hch.3,15). La resurrección de muertos,
es signo de su poder y su misericordia, el primero, al servicio del segundo, y
ambos son manifestación de la salvación que ha llegado con Jesús (cfr. Lc.
1,78). Este gesto de Cristo Jesús, recuerda al profeta Elías, que también,
devolvió la vida al hijo de la viuda de Sarepta. La diferencia está, en que Cristo
Jesús, lo hace con el poder de su palabra, en cambio, el profeta, debió usar ritos
simbólicos (cfr.1Re.17, 17ss).
- “Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo”
(Lc. 7,16ss)
La exclamación de la gente, es la clave teológica para comprender esta acción
(vv.16- 17). Su acción es signo de la llegada del Reino de Dios, inaugurado y
presente en la persona y palabra de Jesús, en ÉL se hizo presente el poder de
Dios. Estas manifestaciones infunden temor y asombro por la acción poderosa de
Dios, inicio de la glorificación de Dios. Esta glorificación de Dios señala dos
hechos salvíficos: el primero, ha surgido un gran profeta, Dios interviene
directamente en la historia; Jesús es ese gran profeta (v.16); el segundo, Dios ha
visitado benignamente a su pueblo (v. 16; Lc.1, 68). Su fama se extendió por
toda Judea y regiones vecinas. La resurrección del hijo de la viuda de Naím, es
un gran signo que anuncia la resurrección del propio Jesús, liberación de la
muerte, para toda la humanidad. De este evangelio, se desprende que Dios es el
primer amante de la vida, del ser humano, en particular, y de todos los seres
vivientes que ÉL creó (cfr. Sab. 11, 24ss). El cristiano comprometido, defiende la
vida, desde su concepción hasta su muerte natural por el amor y la fe que
sostenedores de su vida personal, familiar, laboral y social, política y eclesial.
Sabemos que morimos cada día, pero si abiertos a la acción del Espíritu Santo, el
mismo que resucitó a Jesucristo, nos resucitará también a nosotros (cfr. 2Cor. 4,
14) en el día final.
Santa Teresa de Jesús ve en la Eucaristía el mejor momento para tener un
encuentro con Jesús resucitado. “Porque si es imagen, es imagen viva; no hombre
muerto, sino Cristo vivo; y da a entender que es hombre y Dios. No como estaba
en el sepulcro, sino como salió de él después de resucitado. Y viene a veces con
tan grande majestad, que no hay quien pueda dudar, sino que es el mismo Señor,
en especial en acabando de comulgar, que ya sabemos que está allí, que nos lo
dice la fe. Se represénta tan señor de aquella posada, que parece toda deshecha
el alma; se ve consumir en Cristo. ¡Oh Jesús mío, quién pudiese dar a entender la
majestad con que os mostráis! Y cuán Señor de todo el mundo y de los cielos, y
de otros mil mundos, y sin cuento mundos y cielos que Vos criaseis, entiende el
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alma, según con la majestad que os representáis, que no es nada, para ser Vos
Se￱or de ello.” (Vida 28,8).
b.- Meditación. ¿Qué me dice? ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me
habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección.
- “No llores” (v.13). Jesús, no quiere lágrimas en nuestros ojos, Él vino para
desechar todo sufrimiento humano, y darnos la alegría de ser hijos de Dios (cfr.
Is.25, 8; Ap. 21,4).
- “Joven, a ti te digo: Levántate” (v.14). Jesús, es la Vida, la entrega y la
recupera. Le comunica le renueva la vida al joven. Milagro que anuncia la
resurrección de Jesús y la nuestra.
- “Y él se lo dio a su madre” (v.15). Texto profético que anuncia su Pasión,
cuando él sea entregado a la Madre Dolorosa al pie de la Cruz.
- Otros testimonios…
c.- Oración. Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge
una palabra con la que inicias tu oración personal.
- “El Se￱or tuvo compasi￳n de ella” (v.13) Se￱or Jesús, infúndenos tu Espíritu,
para ser compasivos con el sufrimiento de los hermanos. Te lo pedimos Señor.
- “Joven, levántate” (v.14). Se￱or Jesús, levántanos de nuestras caídas, para que
con la vida que nos das, nos dispongamos a servirte. Te lo pido Señor.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?
Me comprometo a ser compasivo y orar por nuestros difuntos: parientes,
amigos y bienhechores.
5.- Relectura bíblica y mística. S. Teresa de Jesús ve en la Eucaristía el mejor
momento para tener un encuentro con Jesús resucitado. “Porque si es imagen,
es imagen viva; no hombre muerto, sino Cristo vivo; y da a entender que es
hombre y Dios. No como estaba en el sepulcro, sino como salió de él después de
resucitado. Y viene a veces con tan grande majestad, que no hay quien pueda
dudar, sino que es el mismo Señor, en especial en acabando de comulgar, que
ya sabemos que está allí, que nos lo dice la fe. Represéntase tan señor de
aquella posada, que parece toda deshecha el alma; se ve consumir en Cristo.
¡Oh Jesús mío, quién pudiese dar a entender la majestad con que os mostráis! Y
cuán Señor de todo el mundo y de los cielos, y de otros mil mundos, y sin cuento
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mundos y cielos que Vos criaseis, entiende el alma, según con la majestad que
os representáis, que no es nada, para ser Vos Se￱or de ello.” (V 28,8).
6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre, por la vida que nos concedes cada día. Te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre, por tu Hijo, Palabra eterna que nos da vida. Te alabamos
Señor.
- Te alabamos Padre, desde todos los que sufren la pérdida de un ser querido,
desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Oramos Padre… Te rogamos óyenos.
- Te presentamos Padre, la Iglesia para que la renueves siempre con la fuerza de
tu amor que es vida para nosotros. Te rogamos óyenos.
- Te presentamos Padre, las víctimas del terrorismo, los que no tienen trabajo
estable, las familias en conflicto para les concedas consuelo y paz en el corazón.
Te rogamos óyenos.
- Te presentamos Padre, los jóvenes para cuiden el don de la vida y no sean
víctimas de las drogas, el terrorismo, la falta de comprensión y maduren sanos
como personas, Te rogamos óyenos.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros
contemplando” (S. Juan de la Cruz).
vvv.carmelitasvina.cl