COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires )
Undécimo durante el año, Ciclo C
Evangelio según San Lucas 7,36-50
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la
mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que
Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de
perfume. Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a
bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los
ungía con perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: "Si este
hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una
pecadora!". Pero Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". "Di, Maestro!",
respondió él. "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos
denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la
deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó: "Pienso que aquel a
quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado bien". Y volviéndose hacia la
mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste
agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con
sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de
besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies.
Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido
perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le
perdona poco, demuestra poco amor". Después dijo a la mujer: "Tus pecados te
son perdonados". Los invitados pensaron: "¿Quién es este hombre, que llega
hasta perdonar los pecados?". Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado,
vete en paz".
EL SEÑOR SIEMPRE TIENE MISERICORDIA
¡Hay tantas realidades y tantas verdades en estas afirmaciones! En primer lugar
lo que hace Jesús y en segundo lugar lo que hacen los demás, cómo miran la
apariencia; por eso siempre digo que el juicio humano en sus miradas siempre
tienen una parcialidad; en cambio Dios mira el corazón del hombre, su interior,
tal cual somos ni siquiera tal cual lo que hacemos.
Primero, la actitud de Jesús; segundo, su misericordia; tercero, no niega el
pecado pero sí recibe y está cerca del pecador; no confunde los tantos, lo que
está mal, está mal, pero el Señor siempre tiene misericordia. No es una
confusión, es una distinción y una definición de realidades.
Jesús perdona los pecados porque es Dios. Eso le costó mucha adversidad de los
demás: "¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?". Porque
Jesús perdona los pecados así le fue, así lo quisieron y así lo crucificaron; pero Él
no claudicó de esa verdad. Por último, el médico está presente y el enfermo
también; pero si el enfermo no reconoce su enfermedad no va a ver al médico;
para poder curarse hay que reconocer la enfermedad.
Queridos hermanos, que reconozcamos nuestras miserias para estar dispuestos
a recibir la misericordia de Dios.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén