XIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
AHORA NO, QUE NO TENGO TIEMPO
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Es lo que más oigo. La jornada personal tiene 24 horas. Siempre digo que es
fundamental durante ellas beber agua, descansar durmiendo y rezar. Comer,
entre nosotros, no es estrictamente necesario hacerlo cada día. Se nos dice y
repite que nuestra civilización sufre pandemia de obesidad. En otros sitios
mucha gente muere de hambre. Es la paradoja, o la injusta realidad de la que se
nos pedirá cuentas. El tiempo que queda lo debemos emplear en cumplir con
nuestras responsabilidades, de acuerdo con criterios específicos. Es lo que
comúnmente se llama valores.
2.- Sería mejor empezar diciendo que se debe tener y aceptar y ser fiel a una
escala de valores. Es un deber de los padres y de los pedagogos inculcarlos,
respetando, a medida que se va madurando, la libertad individual.
Comprometerse es la consecuencia de todo ello. Me gusta decir que el hombre
es el único animal capaz de comprometerse. Descubrir cuál debe ser el porvenir,
es vuestra principal responsabilidad, mis queridos jóvenes lectores.
3.- Sin que os lo digan explícitamente, el ambiente, los medios, los núcleos
interesados, sean políticos o comerciales, incitan y atraen, pretendiendo que
progreséis de tal manera, que gastéis de tal forma, que resultéis provechosos a
sus intereses. En otros casos, ilusiones, impulsos o fanatismos, pretenden de
igual modo aprovecharse. Dios respeta la libertad del hombre., no lo olvidéis,
pero reclama el provecho que podáis y debéis obtener de los valores, cualidades
y oportunidades que os facilita.
4.- La actualidad invita a que seáis emprendedores. Dios a que le seáis fieles. El
Maestro llama. Es la vocación. Por tierras latinoamericanas, me parece que dicen
que es el llamado, en masculino. He comprobado que los dos términos son
correctos. Preguntarse preguntando a Dios es honesto proceder. Es preciso
retirarse en silencio, sin auriculares, sin el móvil, pidiendo, si es preciso, ayuda.
O estar dispuesto a aceptar lo que se nos ofrece, sin pensar en las mejores
salidas profesionales que os pueden ofrecer unos estudios o una ocupación
inicial.
5.- Las lecturas de hoy tratan de esto. Del llamado o la llamada, como mejor os
suene. El primer solicitante o vocero es Elías. Quien le oye es un labrador
llamado Eliseo. Elías no tiene prisa. Eliseo no pierde el tiempo. Se despide de sus
padres y, de inmediato, intuyendo que la llamada es de Dios, ya que le llega por
boca de un profeta, recoge lo que tiene y ofrece un sacrificio. La victima sagrada
serán sus bueyes, entrar en comunión con la Divinidad, será el banquete que
comparte con los suyos. De alguna manera se parece al santiguarse antes de
comenzar un acto importante, gesto de adoración y súplica que algunos
observamos hacen. O el bendecir la mesa antes de comenzar, dando gracias y
pidiendo por los que no disponen de alimento.
6.- (Antes de pasar al episodio evangélico, os recuerdo la antipatía que sentían
entre sí judíos y samaritanos. Hoy, os lo he dicho en otras ocasiones, toda la
comunidad samaritana habita en la cima del Garizín, un barrio de reciente
creación, incluido en la municipalidad de Naplusa. Paradójicamente, ellos que
consideramos secta judía, viven en tierra palestina y reciben apoyo del gobierno
israelí. Así me lo han contado. En total, los de la montaña, algunos, muy pocos,
cerca de Tel Aviv y creo también que alguna familia ha emigrado a EEUU,
sumando, pues, en total, no llegan a 700 fieles. Ignoro si sienten simpatía o no,
ni por quien. Aunque, lo digo por diversas experiencias, tratan con amabilidad al
forastero)
7.- La llamada de Jesús es exigente. También otorga más provecho. El joven
debe acceder de inmediato. Quien pone la mano en el arado y mira atrás no es
digno del Reino de los Cielos. Pero vosotros, mis queridos jóvenes lectores,
seguramente desconoceréis lo que es un arado, o lo que era un arado hasta
hace poco tiempo. Hoy los agricultores laborean sus campos con tractores. Tal
vez el Señor os diría: quien después de escuchar la voz que os invita a dirigirse
a un gran horizonte, se matricula para encaminarse a aquella llamada y poco
después empieza a dudar y deja de ir a clase… no sirve para participar en su
programa. O quien decide responsablemente ir a prestar un servicio a lugares
que precisen su ayuda, sea técnica o espiritual, debe de inmediato comprar y
pagar el billete de avión que le llevará al país al que quiere ayudar.
8.- Un día, al acabar uno de nuestros encuentros, un chico de 23 años, labrador
de profesión, de los que cavaban, sembraban y beldaban sin máquinas, de
estudios académicos elementales, me confió: quiero ser misionero y sacerdote.
Me sorprendió, evidentemente. También a su familia que quiso consultarme si su
hijo estaba en su sano juicio. ¡Y tanto que lo estaba! Ha pasado mucho tiempo y
hace algo así como un año, ha muerto. Pasó su vida de servicio en el Mato
Grosso, en Brasil. Fue sacerdote, salesiano, maestro y agricultor entusiasmado
ayudando a los aborígenes. Un buen servidor del Reino, que le supuso primero
abandonar su pueblo, ganarse la vida por su cuenta en la capital, mientras
estudiaba y completando su aprendizaje, marchar sin cálculos y casi sin
despedirse, sin tomar precauciones. (Si a alguien le interesa algo más respecto a
mi amigo, no tiene más que acudir a google y poner: miquel gaya timoneda,
sabrá bastante más cosas).
9.- Cualquiera que sea vuestra edad o situación, tratad siempre de estar
atentos. Hay vocaciones definitivas, matrimonio, sacerdocio, vida religiosa, y
hay vocaciones transitorias: peregrino, servicio temporal en una misión,
voluntariado durante vacaciones etc. Donde Dios nos plantó, es preciso saber
florecer, se decía San Francisco de Sales cuando le nombraron obispo católico de
Ginebra, núcleo insigne de la Reforma, en su apogeo.